El arte no es un lujo para nuestro tiempo de inactividad, sino un importante contribuyente al bienestar físico y mental, dice Susan Magsamen, coautora de un interesante libro sobre el nuevo campo de la neuroestética, que estudia las respuestas del cerebro al arte.

Para Magsamen, fundadora y directora ejecutiva del International Arts + Mind Lab de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, sus actividades artísticas son mucho más que pasatiempos. “Lo necesito para mi alma, mi salud y mi supervivencia”, dice. “No es bueno tenerlo, es un deber tenerlo”.

Magsamen hace jardinería, tejidos de punto y ganchillo. Escribe prosa y poesía, y canta y tararea todos los días “para disgusto de mi esposo”, comenta. Todos los viernes por la noche, ella y su esposo se reúnen en la sala de su casa y bailan.

Your Brain on Art: How the Arts Transform Us de Susan Magsamen e Ivy Ross, es una obra que explora los efectos de las artes en nuestros cerebros y cuerpos.

Hablé recientemente con Magsamen sobre el campo emergente de las neuroartes y su nuevo libro, Tu cerebro en el arte: cómo las artes nos transforman, coescrito con Ivy Ross, vicepresidenta de diseño de productos de hardware en Google. La entrevista ha sido ligeramente editada para mayor claridad.

P: ¿Por qué pensó que se necesitaba un libro sobre el arte y el cerebro?

R: La mayoría de la gente piensa en las artes o en la salud, pero en realidad no piensan en las artes y la salud juntas.

P: Usted escribe en el libro sobre muchos estudios que muestran que cuando las personas están creando o viendo arte, terminan en un estado muy concentrado y tranquilo. ¿Qué tiene la creación de arte que conduce a esos estados conscientes?

R: Existen algunas similitudes con la atención plena y la meditación, y con un estado de flujo. Parte de lo que sucede en ese tipo de espacios muy enfocados donde no estás pensando en otras 100 cosas es que estás dejando ir tu mente y eso te lleva a un estado libre de estrés.

P: ¿Cómo afectan la danza y la música al cuerpo y al cerebro? ¿Cuánto del efecto es expresión creativa y cuánto se trata de ejercicio?

R: Obtenemos muchos beneficios realmente positivos del ejercicio. Pero cuando piensas en la danza, la danza es una actividad muy social. Las danzas culturales tienen usos y significados específicos, que incluyen ceremonias y rituales (bodas, nacimientos, derechos de paso), así como placer. Los bailes culturales a menudo tienen una historia que contar y un mensaje que expresar, y se transmiten de generación en generación.

Estas historias a través de las danzas nos las cuentan cuando somos jóvenes y tienen un gran significado para nosotros individualmente y como cultura. Y ese significado es importante para la memoria y para poder hacer algo que se sienta bien. Además, hay un aspecto de la creación de comunidad que es diferente del ejercicio.

P: Uno de los efectos más conocidos del arte en nuestra salud y estado mental es el efecto de la música en las personas con demencia o Alzheimer. ¿Por qué crees que respondemos con tanta fuerza a las melodías familiares, incluso cuando no podemos recordar las caras de nuestros seres queridos?

R: Cada semana, mi esposo y yo pasamos una hora más o menos con nuestra prima que tiene demencia frontotemporal. Y es extraordinario cómo cuando cantamos You Are My Sunshine o Amazing Grace, ella regresa de inmediato. Es lo más parecido a la magia que he visto.

Los científicos saben que la música se procesa en muchas áreas diferentes del cerebro. Hay repetición en la forma en que se codifica la música; el hipocampo es la región del cerebro que almacena la memoria a corto plazo, que suele ser la primera región que falla en las personas con demencia. Con el tiempo, los recuerdos se consolidan y se almacenan de forma distribuida en la corteza cerebral. Es fascinante que de alguna manera nuestros cerebros hayan descubierto cómo duplicar el conocimiento, especialmente la información que es realmente importante.

P: ¿Qué quieres que la gente se lleve de este libro?

R: Entendemos mal las artes y la estética y su papel en nuestras vidas. Espero que este libro nos haga retroceder y nos permita conversar más sobre el hecho de que estamos programados para el arte. Estamos fisiológicamente preparados para el arte, nuestros cerebros responden a él sin necesidad de que nos enseñen.

Realmente tiene sentido comprender la neurobiología, la fisiología y la psicología de nuestras respuestas al arte y cómo eso puede informar la práctica que hacemos todos los días. En verdad espero que el libro inicie una conversación sobre cómo este trabajo, estas artes y la estética, pueden cambiar nuestras vidas en pequeñas y grandes formas.

Cómo llevar el arte a tu vida

En Your Brain on Art, Magsamen y Ross ofrecen una visión de cómo podría ser una vida vivida con una mentalidad estética. Aquí hay algunas formas que Magsamen sugiere para traer más arte a tu vida.

• Desarrollar una práctica artística. “Esperamos que la gente empiece a pensar en 20 minutos en una práctica artística, sea lo que sea, a lo largo del día”, dice Magsamen. Esto podría ser música, baile, colorear, esculpir o tejer.
• Aprecie el arte en su vida diaria. No tiene que ser un ejercicio de arte, puede ser un esfuerzo para apreciar el arte en sus actividades diarias. La preparación de alimentos o la jardinería pueden ser actividades artísticas.
• Sea creativo acerca de vivir con el arte. Otras formas de vivir con las artes incluyen despertarse con olores que lo hacen feliz. Abraza la pura alegría de cantar en la ducha. Mira las nubes y encuentra nuevas imágenes. Lleva flores al interior de tu casa.

El punto, sostiene Magsamen, es permitir que una apreciación del arte y lo que puede hacer por nosotros regrese a nuestras vidas. “Estas son herramientas que están disponibles para usted en este momento”, concluye.

Fuente: un artículo de Bethany Brookshire publicado en el portal www.washingtonpost.com

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