El cerebro está capacitado para muchas funciones. Permite interpretar lo que ves, enviar señales al resto del cuerpo para moverse y almacena información como si fuese una computadora, entre otras muchas habilidades.
Y el mundo de la ciencia está en constante estudio sobre este órgano clave del cuerpo humano para explicar lo que aún no conocemos sobre él.
Uno de esos tantos descubrimientos responde a preguntas que quizás nunca te habías formulado: ¿El cerebro está diseñado para leer? ¿Cómo evolucionó? ¿Y por qué los adultos olvidan lo difícil que fue aprender a leer?
Estas y otras inquietudes planteó BBC Mundo a Maryanne Wolf, neurocientífica cognitiva y directora del Centro de Investigaciones sobre lectura e idioma de la Universidad de Tufts, (Massachusetts, EE.UU)., y a Raymond Mar, doctor en Psicología de la Universidad de York, en Canadá. Revisemos sus importantes aportes científicos a este apasionante tema.
¿Es verdad que el cerebro humano no estaba diseñado para leer?
Nunca fuimos diseñados para leer. Es una increíble y simple premisa que la gente nunca considera.
Entonces, ¿cómo evolucionó el cerebro y aprendió a leer?
La lectura es un invento cultural que, tal como la conocemos, comenzó hace aproximadamente 6.000 años.
Esto significa que el cerebro humano, que no cambia, nunca fue creado genéticamente para leer. No hay genes específicos para la lectura y no hay un centro o estructura en el cerebro que se dedique solo a la lectura.
Al estudiar cómo lee el cerebro, en realidad lo que se está estudiando es cómo el cerebro aprende algo nuevo, cualquier cosa fuera de su repertorio de la función de intersección cognitiva y lingüística. Y ahí es cuando empiezas a entrar en el área de la neuroplasticidad.
La plasticidad que tiene el cerebro nos permite tres cosas muy importantes:
El primer principio del diseño del cerebro es la capacidad plástica para el reordenamiento. Al reordenar cómo se conectó la estructura original, el cerebro hace nuevas conexiones especialmente entre la percepción y el lenguaje.
El segundo principio de diseño, que es realmente maravilloso, es el de reciclaje. Las neuronas originalmente están dedicadas a la percepción visual de las caras o de los objetos. Esas mismas neuronas se reciclan para identificar letras, patrones de letras e incluso las pequeñas unidades llamados morfemas. Algunas de las neuronas todavía hacen reconocimiento de objetos, pero otras se mueven literalmente al otro hemisferio para reconocer rostros.
El tercer principio es el de la automaticidad. Hay grupos de neuronas que pueden aprender a trabajar juntas muy rápido y que se vuelven automáticas. Eso permitió a nuestros antepasados reconocer rápido el rastro de un animal peligroso por lo que mejoró la supervivencia. Utilizamos la misma capacidad de automatización para decodificar muy rápido. Podemos hacer la conexión al significado casi instantáneamente.
Estos tres principios de diseño permiten construir el circuito de lectura cerebral. Eso nos lleva ir un paso más allá de solo identificar una huella o una letra para elaborar mejores conexiones que generan pensamientos más complejos. Y como resultado el cerebro consigue la habilidad para leer.
¿Por qué los adultos tienden a olvidar lo difícil que fue aprender a leer?
Es una verdadera lástima que no se den cuenta del siguiente hecho histórico: nos tomó 2.000 años movernos desde el primer sistema de escritura en África a obtener pistas cognitivas. Y solo les damos a nuestros hijos 2.000 días para aprender a leer.
Quisiera que los adultos comprendan que esta epifanía cognitiva que el niño tiene que adquirir y luego debe construir en su circuito cerebral de lectura en un instante, no es natural.
Cada nuevo lector tiene que hacer este circuito cerebral de lectura, no lo tienen genéticamente. Así que no lo olviden.
Hay pocas personas que adquieren esto fácilmente. Pero para la mayoría de nosotros se necesita mucho trabajo, y la exposición de los maestros es enormemente importante. Cuanto más pobre es en el entorno lingüístico o las circunstancias económicas, menos probable es que tengan exposición al material, y más tiempo tomarán en aprender a leer.
Pero científicamente, ¿por qué lo olvidamos?
Porque nuestros recuerdos entre los 5 y los 7 años apenas empiezan a consolidarse. Las personas que demoran más tiempo en aprender a leer, sí lo recuerdan. Los niños que se convierten en adultos y que tienen una historia en la dislexia pueden recordar lo difícil que era, porque se tarda más tiempo en aprender.
¿Puede un adulto aprender a leer?
Definitivamente. Se puede aprender durante toda la vida. Se puede llegar a ser alfabetizado en cualquier momento, solo que se hace más difícil. El cerebro plástico de un niño hace que el aprendizaje del lenguaje oral y escrito sea más fácil que con el adulto.
¿Hay una edad mínima para aprender a leer?
Los niños en casi todo el mundo aprenden a leer entre los 5 y los 7 años. Claro que depende del idioma.
¿El mecanismo para aprender a leer es igual en todas las personas?
Existe un mismo cerebro para todas las razas, pero el cerebro para la lectura es diferente según los diversos sistemas de escritura. El alfabeto chino es diferente al inglés. Incluso dentro de los alfabetos hay diferencias. Por ejemplo, por los regulares que son el alemán, holandés e italiano se hace más fácil, y los circuitos cerebrales son ligeramente diferentes a los del francés o el inglés.
Y con el idioma chino habrá más corteza visual en ambos hemisferios porque tiene 5.000 caracteres para reconocer. El circuito del cerebro para la lectura refleja los requisitos del sistema de escritura.
Una visión científica de lo que pasa en nuestro cerebro cuando leemos
"Leer es una gran manera de expandir nuestro horizonte de experiencias”, afirma el doctor Raymond Mar, quien estudió el comportamiento del cerebro cuando una persona lee.
Y es que leer la historia de un personaje en una novela es casi igual a vivirla, según lo revelan numerosas investigaciones sobre la actividad cerebral.
Pero este es solo uno de los descubrimientos de los científicos sobre el enigmático funcionamiento del órgano más complejo del humano y su relación con la lectura.
Cerebro versus mente
Al leer las acciones de un personaje de ficción, se activan en el cerebro las zonas motoras como si uno realizara esa actividad. Si hay algo que los científicos destacan desde un principio es la diferencia entre cerebro y mente.
"Con el fin de entender lo que hace el cerebro, tenemos que entender lo que hace la mente. No podemos hablar del cerebro por sí solo", señala Keith Oatley, profesor emérito de Psicología Cognitiva de la Universidad de Toronto, Canadá.
"No es el hecho de saber simplemente si un área particular del cerebro se activa cuando leemos, sino de conocer cómo funciona la mente en ese proceso", coincide Raymond Mar.
Fotos en la mente
El cerebro toma fotos de lo que lee. Una de las primeras reacciones al leer es crear fotos en la mente.
"Hay evidencia de que cuando se lee, la mente crea o recuerda objetos que se asemejan a la descripción", afirmó Mar a BBC Mundo.
"Básicamente, si lees una rica descripción de una escena, podrás ver la activación cerebral en la corteza visual. Hay similitudes entre percibir y leer acerca de la percepción", añadió.
¿Vivimos lo que leemos?
Oatley y Mar concluyeron que el cerebro, al parecer, no distingue claramente entre leer sobre la experiencia de un personaje de ficción y vivir esa actividad en la vida real.
"Aparentemente hay similitudes en la forma en que el cerebro reacciona a leer sobre algo y experimentarlo", explicó Mar.
Según el especialista, cuando una persona lee que un personaje ficticio está realizando determinada actividad, las áreas del cerebro que se activan son las mismas que esa persona utiliza para llevar a cabo esa acción.
"Como sabemos, cuando leemos una historia cuyo protagonista enfrenta una situación peligrosa o temerosa, nosotros sentimos miedo", ejemplificó Mar.
Y esto está claramente relacionado con la empatía, el sentimiento de identificación con algo o alguien.
"Se descubrió que hay áreas del cerebro que se pueden supervisar para saber si la gente es empática en la vida ordinaria, y esas regiones son las mismas que se activan cuando se está leyendo acerca de los personajes, porque el proceso psicológico es similar", advirtió Oatley a BBC Mundo.
Movimientos
Si leemos un verbo que denota actividad, ¿el cerebro interpreta que la estamos haciendo?
"Las regiones motoras en el cerebro que se activan cuando leemos en silencio una palabra de acción, están muy cerca de las regiones que se activan cuando se lleva a cabo el movimiento", señaló Véronique Boulenger, investigadora en Neurociencia Cognitiva del Laboratorio de Dinámicas de Idioma en Lyon, Francia.
Si se lee una acción realizada con la pierna como patear, caminar o correr, el cerebro activará la región motora, según la investigadora.
"De alguna manera, el cerebro simula la acción que lee", añadió Boulenger a BBC Mundo.
Competición
Pero, ¿qué pasa si leo un verbo de acción e intento hacer un movimiento al mismo tiempo?
"En el estudio pedimos a los participantes que simultáneamente lean los verbos de acción en una pantalla y tomen un objeto. Descubrimos que la concreción de los movimientos eran más lentos que llevarlos a cabo sin estar leyendo", explicó Boulenger.
Esto sucede porque existe una "interferencia o competición" en el cerebro por la utilización de los mismos recursos del cerebro, agregó la investigadora.
Literal o idiomático
En otro estudio con imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf), que rastrea la actividad cerebral en tiempo real, la doctora Boulonger analizó la lectura de frases literales o idiomáticas, que incluían un verbo de acción relacionados con el brazo o la pierna.
En inglés, el verbo grasp significa literalmente tomar o agarrar, mientras grasp an idea refiere a entender una idea. Por otro lado, kick quiere decir patear y kick the habit es abandonar un mal hábito.
"Para ambos tipos de frases, además de la activación de regiones cerebrales del idioma (frontal inferior y la corteza temporal), se observó la activación de regiones cerebrales motoras y premotora", describió.
Según la especialista, las flechas muestran que las frases relacionadas al brazo activan la zona del cerebro motora que representa el brazo, mientras que las oraciones con piernas provocan la activación motora de una zona del cerebro distinta.
Esto responde a la somatotopía de la corteza motora del cerebro, que es la organización en la cual las diferentes partes del cuerpo están representadas en distintas subregiones de la corteza motora.
Paralelismo
¿Has tomado fotos mentales de las descripciones que lees? Cabe decir que también existe una superposición entre las regiones cerebrales que parecen estar involucradas en el proceso de comprensión de historias y las que utilizamos para entender a otras personas.
Entonces, al leer y sentir empatía con personajes de ficción, ¿se puede entender mejor a las personas en la vida real?
Así lo cree el doctor Mar. "Esto puede significar que podríamos aprender algo o mejorar nuestra capacidad para entender a otras personas si frecuentemente leemos y nos involucramos en historias y personajes dentro de ellas", analizó.
"Por ejemplo, puede que nunca sepamos cómo es vivir como una persona con discapacidad, pero podríamos acercarnos a entender esa experiencia si leemos un relato muy bien escrito que nos pone en el lugar de la persona que lo está viviendo", finalizó.
Fuente: una investigación de Analía Llorente publicada en el portal www.bbc.com
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