Los feriados y los momentos que propician ciertas festividades son un tiempo en común idóneo para que los familiares noten cambios en un ser querido.

Cuando nos reunimos como familia, tenemos la oportunidad de ver interactuar a cada miembro, y podemos comparar cualquier cambio de comportamiento de este año versus a los registrados en encuentros de años anteriores.

Ahora que han pasado las vacaciones y que prácticamente ha terminado la temporada, quizás te preguntes si deberías hablar con aquel familiar cercano sobre los problemas que notaste y, de ser así, cómo hacerlo. Es importante mantener estas conversaciones de una manera amorosa y constructiva, por lo que en este artículo analizaremos cómo abordar con compasión aquellas inquietudes con tu ser querido. Profundicemos.

Ver algo, decir algo

Es normal tener interés y prestar atención a tus seres queridos a medida que envejecen, ya sean tus padres o abuelos. Con el paso de los años es posible incluso que empieces a notar cambios en su salud física y mental. Si hace tiempo que no los frecuentas, estos pueden mostrarse pronunciados desde la última vez que estuviste en contacto con ellos.

Por otro lado, si los ves o hablas con ellos todo el tiempo, es posible que hayas notado un aumento en el número de quejas que tienen sobre cómo se sienten. No importa cuál haya sido la causa de tu preocupación, no ignores la sensación de que debes decir algo.

Qué no hacer: acercarse con cuidado

Primero hablemos de cómo no afrontar la situación. Si abordas la situación de una manera intrusiva o torpe, es probable que alejes a tu ser querido del resultado que deseas.

Existen muchos motivos por los cuales las personas evitan hablar sobre su salud o recibir atención médica. Por ejemplo, el 38% de los estadounidenses retrasan o evitan el tratamiento a sus padecimientos debido al costo. Otras razones comunes incluyen:

• Limitaciones de tiempo
• Logística para llegar al médico
• Vivir demasiado lejos para que sea conveniente acudir a un chequeo, especialmente para quienes viven en zonas rurales
• Incapacidad de reconocer los cambios que estás viendo. Si creen que están sanos, es posible que eviten la atención, incluso si es preventiva.
• No tener acceso a transporte
• Contar con una mala experiencia pasada con un profesional médico que los hizo sentir no escuchados, no creídos, a la defensiva u ofendidos

Es importante reconocer estas razones para poder ayudar a tu ser querido a superar sus dudas y obtener la atención que necesita. A partir de estos motivos concretos debes tomarte un tiempo para planificar lo que te gustaría decir antes de lanzarte a ellos.

Prepárate para la conversación

Al planificar la discusión, es importante intentar tener una base para las inquietudes que planteas. Por ejemplo, toma nota de las quejas que presentan con frecuencia. Asimismo, toma nota de los cambios que estás viendo. Y revisa espacios como su casa y su vehículo para detectar signos de que “algo anda mal”, incluidos daños, averías, etcétera.

Si es posible (es decir, fuera de una emergencia), intenta avisar antes a tu ser querido que te gustaría tener una conversación con él. Si los atacas de la nada, es natural que inicialmente se pongan a la defensiva. Al avisarles, pueden prepararse mentalmente para una conversación seria. También cabe mantener tal charla en privado, vis a vis, si fuera factible.

Reorienta tu pensamiento: utiliza “yo”, no “tú”

Si bien te acabamos de decir que tomes nota mental de los temas que te gustaría discutir y la evidencia detrás de ello, es importante no lanzarse a abordarlos en la discusión. Considera utilizar declaraciones en “yo”, no en “tú”. Analicemos eso detenidamente.

Si les presentas afirmaciones como “siempre te olvidas de las cosas” o “siempre te quejas de X”, es mucho más probable que recibas una respuesta defensiva. En su lugar, podrías decir algo como “Me preocupa el nivel de dolor que sientes. ¿Puedes decirme cómo te sientes?”, o “Me encantaría idear un plan que te ayude a sentirte mejor. ¿Podemos discutir esto? O bien “Me preocupa que esta situación se convierta en algo más serio”.

Bríndales espacio para abordar las inquietudes que puedan tener como respuesta. Pueden coincidir con los enumerados anteriormente o tal vez con algo completamente diferente. Independientemente de sus preocupaciones, es importante validarlas. Si las tensiones aumentan, tómate un descanso y aléjate unos minutos antes de volver a involucrarte.

Ofrecer soporte

Una de las emociones más comunes que pueden experimentar tras una conversación como esta es el miedo. Por eso puede resultarte muy útil ofrecer apoyo adecuado.

Ya sea apoyo emocional (asistir a citas con ellos o mantener una comunicación sólida con tu familiar) o apoyo físico (como llevarlos a sus citas, hacerles recados o programar citas futuras). Lo importante es demostrarles que no están solos y que la detección y el tratamiento tempranos pueden marcar una diferencia en la gran mayoría de los casos.

Pensamientos finales

También es importante saber que la persona que plantea estas inquietudes, no está sola. Hay millones de familias y amigos que pasan por lo mismo cada año.

Ser cuidador implica una tarea de amor y una enorme responsabilidad, pero sin duda no es un camino fácil. Resulta vital precautelar la salud mental de los cuidadores, y es una tarea crucial arrojar luz sobre este tema que implica cada día a más y más individuos.

Fuente: un artículo publicado en el portal www.caregivercalifornia.org

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