El cerebro es uno de los órganos más complejos del cuerpo humano. Forma parte del Sistema Nervioso Central (SNC), pesa poco más de un kilo y medio (representando apenas un 2% del peso corporal total) y recibe aproximadamente un 25% de la sangre total que bombea el motor de nuestro organismo, el corazón.
El cerebro está protegido por el cráneo y un líquido transparente (líquido cefalorraquídeo) que evita tanto afecciones físicas como inmunológicas. En este miembro reside la capacidad de dictaminar las órdenes que regulan el cuerpo humano. Estamos hablando tanto de movimientos como de sensaciones y sentimientos.
En diferentes ocasiones, se ha catalogado erróneamente a este órgano considerándolo un músculo. Sin embargo, el cerebro no está formado por células musculares (miocitos), sino por millones de neuronas que, interconectadas mediante axones y dendritas, permiten regular todas y cada una de las funciones del cuerpo y la mente.
Su estudio se remonta a cientos de años atrás, pero siempre ha sido un órgano que suscita la curiosidad de los científicos por su enorme complejidad. El cerebro, tal y como lo conocemos hoy, es el resultado 2,5 millones de años de evolución humana, desde los primeros homínidos hasta el actual Homo Sapiens. De hecho, se considera que este empezó a aumentar notablemente de tamaño a partir del Australopitecus africanus.
Su estructura y anatomía general, es muy similar entre los diferentes mamíferos, pero el componente diferenciador entre humanos y animales es el volumen encefálico significativamente superior en las personas.
A pesar de toda la información que la neurología ha conseguido recabar en los últimos años (en especial, gracias a los avances de la tecnología), el cerebro humano sigue siendo todo un misterio. Para que esté fuerte, sano y funcione adecuadamente, es preciso que lo mimemos y cuidemos cada día. Nuestros hábitos, como por ejemplo la alimentación o el ejercicio, determinan significativamente su evolución, desarrollo y salud.
El cerebro es un órgano no solo vital para nosotros, sino también un elemento intrincado, complejo y fascinante del que aún nos queda mucho por descubrir. ¿Te interesa conocer más sobre su funcionamiento? Aquí te desvelamos algunas de sus curiosidades.
Procesa imágenes a toda velocidad
En muchísimo menos de un segundo nuestro cerebro es capaz de procesar las imágenes. Así lo evidencia un estudio reciente llevado a cabo por científicos del Massachusetts Institute of Technology (MIT), el cual ha comprobado que el cerebro humano es capaz de procesar imágenes completas en tan solo 13 milésimas de segundo.
Siempre aprendiendo
Un estudio del MIT reveló que nuestros “circuitos” están en constante actualización para mantener la expansión de nuestro conocimiento. Asimismo, las neuronas en la zona del cuerpo estriado del cerebro y las neuronas de la corteza prefrontal parecen sintonizarse continuamente para absorber y analizar rápidamente nueva información, esto es, para aprender.
Decisiones difíciles
¿Qué mecanismos cerebrales influyen en la toma de decisión sobre la severidad que imponemos a un castigo? Un equipo de científicos de la Universidad de Harvard (EE.UU.) realizó un experimento para dar respuesta a esta pregunta, descubriendo que la manipulación intencionada del lenguaje para exponer un suceso de una forma más truculenta o terrible, nos conduce a imponer un castigo más severo.
Envejecimiento prematuro
Un estudio de la Universidad de Duke (EE.UU.) y de la Universidad Nacional de Singapur concluyó que por cada hora que reducimos la duración del sueño, más disminuye gradualmente nuestro rendimiento cognitivo global. Dormir menos de siete horas al día provoca una reducción en el volumen cerebral y una disminución en el desempeño cognitivo, como consecuencia de un envejecimiento más rápido del sistema nervioso. El proceso se produce de una forma lenta, gradual, pero imparable.
El interruptor de la decepción
Una investigación liderada por la Universidad de California en San Diego (EE.UU.) identificó la parte exacta del cerebro que controla el procesamiento de la información tanto emotiva como sensorial que provoca que nuestro estado de ánimo cambie. Así, la idea de que algunas personas ven el mundo como un vaso medio vacío tiene una base química en el cerebro.
Procesando el miedo
¿Cómo procesa el miedo el cerebro? Un novedoso estudio llevado a cabo por científicos del Centro de Salud Mental de la Universidad de Texas en Dallas (EE.UU.) mostraba la reacción emocional que el miedo provoca en las personas, ya sea positiva o negativa, siendo la primera vez que un trabajo de investigación identificaba un marcador electrofisiológico del miedo en el cerebro. De esta forma descubrieron que el cerebro da prioridad a la información amenazante sobre otros procesos cognitivos, y que el miedo provoca un aumento precoz de actividad de ondas theta del lóbulo occipital (el área del cerebro donde se procesa la información visual), seguido de un aumento posterior de actividad theta en el lóbulo frontal (donde se producen las funciones mentales superiores tales como la toma de decisiones y la planificación), y de un aumento en las ondas beta relacionadas con el comportamiento motor.
La risa relaja el cerebro
Un reciente estudio de la escuela de medicina de la Universidad de Loma Linda en California (EE.UU.) afirma que la risa provoca unas ondas cerebrales similares a las que tenemos cuando hacemos meditación. Por tanto, el humor involucra una experiencia total en el cerebro similar a la meditación haciéndonos capaces de pensar con mayor claridad, tener pensamientos más positivos y conciliadores y ser capaces de tomar decisiones clave en nuestra vida de una forma más serena.
Sintonizado para el lenguaje
Investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), revelaron que el sonido que emana de nuestros labios deja un rastro acústico que el cerebro es capaz de interpretar. Así, el área de Wernicke del cerebro es la zona donde se interpretan los sonidos del lenguaje, pero hasta ahora, no se había revelado específicamente cómo interpretaba el cerebro el discurso. Los investigadores descubrieron que el cerebro tiene una organización sistemática para las unidades de función de sonido básico, como los elementos de la tabla periódica; de esta manera es capaz de extraer diferentes sonidos de las vibraciones acústicas y realizar una representación de todas y cada una de ellas.
Recuerdos traicioneros
Según un estudio publicado la Universidad Northwestern Bridge (EE.UU.) nuestro cerebro nos engaña y no es por otro motivo que por el complejo funcionamiento de nuestra memoria. Así, el hipocampo del cerebro trabaja como un sistema de edición de contenidos, en este caso con recuerdos tanto recientes como pasados, que opera constantemente, sin pausa, retocando o editando cada escena de nuestra vida.
Interruptor quemagrasa
Según un estudio de la universidad australiana de Monash (2018), el cerebro posee una especie de interruptor molecular capaz de regular la quema de las grasas. Los investigadores afirman que el hecho de poder controlar este interruptor, podría desembocar en terapias alternativas para la obesidad y otros problemas metabólicos como la diabetes de tipo 2.
Bostezar, todo un misterio
Aunque parezca un gesto muy simple y común, lo cierto es que aún no se ha encontrado una explicación empírica para explicar por qué bostezamos. Por el momento, la teoría más aceptada por la comunidad científica es la de que mediante el bostezo, refrescamos el cerebro y aumentamos la velocidad de respuesta. Un estudio de la Universidad Estatal de Nueva York descubrió en 2016 que la duración del bostezo está directamente relacionada con el tamaño y la complejidad de la estructura cerebral. Para ello, se analizó el bostezo de 29 especies de animales diferentes, así como el de los humanos.
La hormona del amor
La oxitocina es una hormona, producida en el hipotálamo y secretada por la glándula pituitaria posterior, que controla nuestros sentimientos y emociones. Este compuesto emanado del cerebro es el responsable de nuestras conductas prosociales como la empatía, la amistad, el amor e incluso el placer durante el orgasmo. Se ha descubierto que la oxitocina incrementa nuestra atención hacia la información social y emocional de nuestro ambiente. Con ello, nos guía hacia determinados estímulos para procesarlos como significativos y poder recordarlos, interpretarlos y procesarlos. De forma más reciente, otro estudio, llevado a cabo por un equipo de científicos de la Universidad de Birmingham (Inglaterra), ha descubierto que la oxitocina tiene un efecto en nosotros similar al que nos produce beber alcohol, ya que esta actúa como un desinhibidor.
Consume una gran cantidad de energía
El cerebro consume diez veces más energía de lo que debería teniendo en cuenta su tamaño. Según un estudio de la Universidad de Washington, entre el 60% y el 80% de energía que consume el cerebro se destina a mantener la conexión entre las distintas neuronas, mientras que el resto de energía se dedica a responder a las demandas del medio.
No siente dolor
A pesar de que es el órgano encargado de detectar este estímulo en el resto del cuerpo, el cerebro es inmune a sentir dolor. Esto se debe a la carencia de nociceptores, o también llamados, receptores del dolor. Ante esta idea, queda descartada la relación entre dolor de cabeza con el cerebro, pues lo que en realidad nos duele es el tejido que lo rodea, así como los vasos sanguíneos circundantes al sufrir una dilatación.
Hemisferios
El cerebro está constituido por dos mitades, denominadas hemisferio izquierdo y hemisferio derecho. Cada una de estas zonas está relacionada con la actividad y desarrollo de una serie de funciones diferentes. Así, la zona izquierda, la dominante, se vincula con el lenguaje, el razonamiento lógico, etcétera. El hemisferio derecho, por su parte, está relacionado con la imaginación y la creatividad. A pesar de sus diferencias, se encuentran constantemente conectados y coordinados a través del cuerpo calloso.
Diferencias entre sexos
La Universidad Erasmo de Róterdam (Países Bajos) ha determinado en su último estudio que existen diferencias claras en el cerebro humano dependiendo del sexo de la persona. Los resultados han destacado que el cerebro de los hombres es de mayor tamaño que el de las mujeres (aproximadamente un 14% más). Sin embargo, se ha demostrado que el cerebro femenino está mejor organizado y procesa la información de manera más eficiente que el de su opuesto.
Mapa de palabras
Los significados de las palabras toman forma en nuestro cerebro. Así lo demostraron unos científicos estadounidenses a través de un mapa que ubica dónde se representan las palabras conforme las vamos oyendo. Los investigadores han descubierto que los datos se agrupan en sectores muy concretos y diferentes del cerebro. Dicha distribución está bastante extendida, concretamente por más de 100 regiones distintas del cerebro, a través de los dos hemisferios de la corteza cerebral.
El falso mito del 10%
Esta falsedad, presuntamente científica, se resiste a morir. Según los neurólogos, utilizamos casi el 100% del cerebro en todo momento, pero muchas personas siguen pensando que no empleamos más de una décima parte, como si el resto estuviera permanentemente apagado, cuando las imágenes por resonancia magnética y las tomografías computarizadas llevan décadas demostrándonos justo lo contrario. El cerebro permanece ocupado incluso cuando no hacemos nada. De hecho, hasta controla funciones inconscientes como la respiración y el latir del corazón. Las tecnologías de imagen nos han enseñado que su actividad es intensa, hasta en lo más profundo del sueño, en el que se implican gran número de zonas cerebrales.
Con forma de almendra
La amígdala está situada en el centro del cerebro y es una zona procesadora de los sentidos. Está conectada al hipocampo y tiene una función en los recuerdos con carga emocional. Su estructura, se asemeja a la de una almendra. Como dato, cabe destacar que precisamente este alimento posee múltiples propiedades beneficiosas para el cerebro, pues le ayuda a tener una mejor actividad y reduce a su vez el riesgo de padecer enfermedades degenerativas como el Alzheimer.
Produce electricidad
El cerebro humano produce electricidad continuamente. De hecho, el cerebro produce suficiente electricidad como para encender una lámpara pequeña. Esto se debe a que las neuronas envían señales entre ellas produciendo una enorme cantidad de actividad eléctrica en el cerebro. Esta forma un patrón de ondas cerebrales que varían dependiendo del tipo de actividad que se realice.
Fuente: un artículo de investigación de María Moya y Sarah Romero publicado en el portal www.muyinteresante.es
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