Un estudio científico internacional de reciente publicación sugiere que la radiocirugía esterotáctica con Gamma Knife® puede ser utilizada como protocolo prioritario en el tratamiento de la enfermedad de Cushings, en tanto es capaz de proporcionar un buen control del tumor cerebral. Esta forma de tratamiento que enfoca energía de alta potencia sobre un área pequeña con gran precisión, produce una baja tasa de efectos adversos asociados a la radiación y supera ampliamente los resultados de la radioterapia tradicional.
El documento intitulado Radiocirugía Gamma Knife para la enfermedad de Cushing y la acromegalia: un estudio internacional multicéntrico, fue publicado en el Journal of Neurosurgery. El trabajo fue liderado por el Sistema de Salud de la Universidad de Virginia.
Una herramienta de vanguardia al servicio de la medicina moderna
A pesar de su nombre, ni un cuchillo ni una cirugía están involucrados en la radiocirugía Gamma Knife® (GK). Por lo general, se realiza como un procedimiento ambulatorio; GK utiliza rayos gamma intensos con una precisión milimétrica para tratar las lesiones cerebrales.
En pacientes con enfermedad de Cushing o aquellos con altos niveles de cortisol causados por un adenoma pituitario, la extirpación quirúrgica del tumor, también conocida como resección, sigue siendo el enfoque terapéutico principal. Esto también es cierto para los pacientes con acromegalia, otro trastorno pituitario que causa la sobreproducción de hormonas de crecimiento.
Sin embargo, al igual que en todas las cirugías, existen riesgos, que incluyen daños en los nervios y el sistema visual.
GK se usa a menudo en pacientes con enfermedad de Cushing que no pasaron intervenciones quirúrgicas. Pero hasta la fecha, pocos estudios han examinado el procedimiento como un tratamiento inicial efectivo y seguro para los adenomas hipofisarios.
“En instancias cuidadosamente seleccionadas, la radiocirugía se puede utilizar para tratar pacientes con adenomas pituitarios en quienes la resección implicaría un alto nivel de riesgo, y para aquellos que rechazan la resección”, escribieron los investigadores.
Los científicos buscaron estudiar retrospectivamente los efectos de GK inicial para pacientes con enfermedad de Cushing y acromegalia.
Para hacerlo, siete centros internacionales de GK analizaron los registros médicos de las personas que se habían tratado por adelantado para la enfermedad de Cushing o la acromegalia. Un total de 46 pacientes se incluyeron en el estudio: 21 con Cushing y 25 con acromegalia. En todos los casos, GK se realizó solo después del fracaso del tratamiento médico.
“La razón para llevar a los pacientes directamente a GK inicial fue o bien 1) alto riesgo quirúrgico en vista de extensas condiciones médicas comórbidas (en 27 pacientes) o 2) la elección del tratamiento del paciente (en 19)”, dijeron los investigadores.
Los pacientes fueron sujetos de seguimiento y control cada seis meses durante los dos primeros años, y luego una vez al año los dos años subsiguientes.
Los resultados mostraron que la producción excesiva de hormonas característica de la enfermedad se detuvo en el 51% de todos los casos estudiados. Cinco años después del tratamiento con GK, el 28% de los pacientes con acromegalia y el 81% de los pacientes con Cushing permanecieron en remisión hormonal.
Además, “los pacientes con craniectomía descompresiva (CD) lograron la remisión más temprano en comparación con aquellos con acromegalia”, escribió el equipo.
Después de la intervención de radioterapia, el tumor permaneció estable (39%) o se redujo en tamaño (61%).
Nueve pacientes desarrollaron una deficiencia en la producción de hormonas hipofisarias, también conocida como hipopituitarismo. Un paciente tenía parálisis del nervio motor ocular común, lo que significa que no podía mover los ojos normalmente. Además, seis pacientes tuvieron que repetir GK a los 39.5 meses, y dos tuvieron una resección a los 27 y 48 meses de seguimiento.
“GK puede considerarse como un tratamiento inicial en pacientes cuidadosamente seleccionados [con enfermedad de Cushing] que no desean o no pueden someterse a la resección”, concluyó el equipo.
El síndrome de Cushing puede ser debilitante física, mental y emocionalmente. Incluso con un tratamiento exitoso, se han observado efectos residuales a largo plazo en estos pacientes, con estudios que informan una persistencia de la obesidad y un mayor riesgo de problemas cardiovasculares.
La salud mental también se ve afectada a largo plazo, y algunos pacientes reportan ansiedad y depresión, junto con pensamientos suicidas hasta cinco años después de alcanzar la remisión clínica y bioquímica.
Fuente: un artículo de Catarina Silva para Cushing´s Disease News
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