En verdad no existe nada malo con ser afortunado; lo preocupante es ver pasar la vida sin reflexionar con objetividad cuán afortunado se es.
En la celebración de una fecha tan llena de significado como el Día de acción de gracias, encontramos propicio compartir los siguientes apuntes, que si bien surgieron a partir de investigaciones curiosas, revelan interesantes beneficios capaces de asegurarnos una salud integral.
El lúcido concepto de que “la gratitud no es solo la más grande de las virtudes, sino también la madre de todas las demás” se lo acredita al filósofo Romano Cicerón. No obstante, el despiadado déspota ruso Josef Stalin veía las cosas un tanto diferentes, al punto de sostener que “la gratitud es una enfermedad que padecen los perros”.
El filósofo chino Lao Tsé afirmaba que “el agradecimiento es la memoria del corazón”. No es por ello extraño que se la considere una de las virtudes más hermosas del ser humano. En nuestra búsqueda del bienestar, el éxito y la excelencia, la gratitud es una cualidad crucial para alcanzar la felicidad y aquella sana energía vital que nos permite alejarnos de las limitaciones y del miedo a crecer.
Muchos consideran que ser feliz da espacio al agradecimiento. Sin embargo, se trataría más bien de lo contrario. Según un estudio de la Universidad de Pennsylvania, las personas que en medio de su rutina escriben una carta de agradecimiento, se sienten más felices durante todo el mes. Según el doctor Martin E.P. Seligman, a la cabeza de esa investigación, detenerse a escribir tres acontecimientos positivos acaecidos a lo largo de la jornada antes de dormir y por espacio de una semana, mantiene altos los niveles de felicidad a lo largo de seis meses.
Como lúcidamente lo explicaba el escritor norteamericano William Arthur Ward: “Sentir gratitud y no expresarla, es como envolver un regalo y no entregarlo”.
Cultivar el hábito del agradecimiento no solo influye en la parte psicológica o emocional de nuestras vidas, sino que nos ayuda a alcanzar el tan buscado equilibrio cuerpo-mente. Cuando somos gratos, demostramos el agrado de recibir, el gozo de merecer y la gratitud hacia la vida o las personas. De inmediato experimentamos alegría, sosiego y paz, placeres simples que llenan el alma humana. Ahí descansa el valor real de vivir en constante actitud de agradecimiento.
Los psicólogos Robert Emmons y Michael McCullough realizaron el que es el estudio más relevante sobre la experiencia de la gratitud y sus beneficios; a partir de esta investigación, descubrieron un sentido incremento del bienestar emocional y físico. Tras diez semanas ambos pudieron comprobar que las personas agradecidas:
Otro estudio, emprendido por la Universidad de California, indica que cuando demuestras gratitud no solo tú te sientes bien, sino que contribuyes a mejorar la vida de los demás incrementando su estado de bienestar.
Practicar la gratitud sincera renueva y vitaliza su espíritu, proporciona placer a su corazón y a no dudar fortalece su salud cerebral. No rechace esta sencilla fórmula que celebra la vida y sus regalos cotidianos.