El 8 de marzo se celebra el “Día Internacional de la Mujer”. Su origen se remonta a 1909 en los Estados Unidos. Los aspectos que rodean a la mujer son muy amplios y variados, por eso requieren un tratamiento individualizado y no reduccionista.
Gracias al apoyo de las Naciones Unidas, el movimiento internacional de lucha por los derechos de la mujer se ha visto reforzado. La ONU ha contribuido a que la conmemoración del 8 de marzo sea la convergencia de actividades en favor de los derechos de la mujer y de su participación plena en la vida política y económica.
Las asociaciones de mujeres son las principales defensoras de este movimiento, pero también las más necesitadas de ayuda, especialmente en tiempos de crisis.
Qué se espera de la mujer
En la actualidad se exige mucho a la mujer: que tenga una carrera profesional de éxito y trabaje en igualdad de condiciones; que cumpla con los esquemas sociales, tenga pareja e hijos y se ocupe de ellos; que se encargue de llevar el peso de la organización del hogar –tarea en la cual el hombre “colabora”–; y que además goce de una imagen impecable a base de gimnasio y tratamientos de belleza. Todo ello para encajar en la idea estereotipada de la “mujer actual”, la denominada “supermujer”.
Se ha avanzado en la defensa de los derechos de la mujer, pero el precio que se ha pagado ha sido la adquisición de más deberes, a veces incluso de demasiadas obligaciones. Por ejemplo, parece que una mujer no tiene el derecho de trabajar sino la obligación de hacerlo para no estar “fuera de época”. Es deseable que poco a poco se vayan equilibrando los nuevos derechos adquiridos con las obligaciones y que sean las mujeres quienes puedan decidir por sí mismas lo que quieren hacer (que no ser), sin la presión social de cumplir o no el estereotipo de la “mujer actual”.
Visión reduccionista del “Día de la Mujer”
Otra denominación para el día de la mujer ¬–en muchas ocasiones la más extendida– es la del “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”. El origen de la conmemoración de este día estuvo muy ligado a conseguir los grandes hitos de la incorporación de la mujer al mundo económico y político a través de los derechos a trabajar y votar.
Sin embargo, en la actualidad, esta denominación da una visión reduccionista y obsoleta de esta celebración. ¿Acaso este día está solo dedicado a las mujeres que trabajan? ¿Dónde quedan el resto de capacidades y aptitudes de una mujer?, ¿no merecen acaso ser elogiados? Nos empeñamos en medir, cuantificar y cosificarlo casi todo, y una mujer y cualquier persona es mucho más que una profesión o un rol.
De otra parte, resulta paradójico que su análogo, el “Día Internacional del Hombre”, no tenga ninguna connotación añadida. Es un día sin complejos, que no tiene que demostrar nada; simplemente se marca como objetivo central el abordaje de temas de salud de varones jóvenes y adultos, resaltándose además las contribuciones que los varones hacen a diario tanto a su comunidad como a la sociedad, al promover la igualdad de género y celebrar la masculinidad.
Hacer lo mismo con la femineidad en el “Día Internacional de la Mujer” sería una buena forma de no perdemos en “añadidos” que roban la esencia amplia y global de la celebración de un día transcendente como este.
Las Naciones Unidas tematizan el “Día de la Mujer”
Los ámbitos de trabajo en la defensa de la mujer son tan amplios que resultan inabarcables a la vez, y desde el año 2000, la Organización de las Naciones Unidas comienzan a poner consignas dedicadas a las jornadas del día internacional de la mujer. En 2013, por ejemplo, la celebración se enmarcó en la lucha contra la violencia de género, bajo el contundente lema de “Una promesa es una promesa: momento de pasar a la acción para acabar con la violencia contra las mujeres”.
Además, en el año 2011 se celebró el Centenario del Día Internacional de la Mujer, el cual marcó un antes y un después en la lucha por los derechos de la mujer con el nacimiento de ONU Mujeres, la entidad de la Organización de las Naciones Unidas para la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.
Como tan acertadamente lo afirmara Michelle Bachelet –la expresidenta de Chile que ocupara años atrás la Dirección Ejecutiva de ONU Mujeres–, “no hay lugar en el siglo XXI para la discriminación y la violencia contra mujeres y niñas”.
Fuente: fundacionmelior.org