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Día internacional de la sordera

El Día Internacional de la Sordera se insitituyó el 28 de septiembre de 1958, para rememorar el primer Congreso Mundial de la Federación Mundial de Sordos que se celebró en septiembre de 1951. Cada año, durante esta jornada, se intentan visibilizar los problemas relacionados con la cultura sorda, así como las leyes vigentes y la necesaria concienciación de esta condición a nivel global.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que más del 5% de la población mundial, es decir 360 millones de personas, padecen pérdida de audición discapacitante. Entre ellos, 328 millones son adultos y 32 millones niños.

Por pérdida de audición discapacitante se entiende una pérdida de audición superior a los 40 decibelios (dB) –unidad para medir la intensidad del sonido en el oído con mejor audición en los adultos–; y superior a 30 dB en el oído con mejor audición en los niños. La mayoría de las personas con pérdida de audición discapacitante viven en países de ingresos bajos y medianos.

Aproximadamente una tercera parte de las personas mayores de 65 años padece pérdida de audición discapacitante. La máxima prevalencia en ese grupo de edad se registra en Asia meridional, Asia-Pacífico y el África subsahariana.

 

Estadística en nuestro país

En Ecuador existen a nivel nacional 55.020 personas con discapacidad auditiva. De ellos, 54,34% son hombres, 45,65%, mujeres y 0,01% son GLBTI.

El pasado año y por iniciativa del Consejo Nacional de Discapacidades (CONADIS), se realizó en Guayaquil una mesa intersectorial para abordar los avances y desafíos con respecto a la discapacidad auditiva en el país. En este espacio se dieron cita representantes del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), Ministerio de Educación (MinEduc), Ministerio de Salud Pública (MSP), CONADIS y Fe y Alegría.

En el tema jurídico toda la normativa a nivel de inclusión política muestra sentidos avances; hoy en día, tanto los ministerios como las entidades públicas y privadas han fortalecido el lenguaje de señas. También en las instituciones educativas están viendo la necesidad de poder contar con esto.

Adicionalmente, se está viendo la importancia que tiene la tecnología (uso de audífonos) y los materiales didácticos en la inclusión de las personas sordas. Otro punto fuerte es que las personas sordas ya estén generando un proceso de sensibilización con ellos mismos al involucrarse y participar en las mesas de discusión que tratan a profundidad sus necesidades.

 

Pérdida de la audición

Se dice que alguien sufre pérdida de audición cuando no es capaz de oír tan bien como una persona cuyo sentido del oído es normal, es decir, cuyo umbral de audición en ambos oídos es igual o superior a 25 dB. La pérdida de audición puede ser leve, moderada, grave o profunda. Afecta a uno o ambos oídos y entraña dificultades para oír una conversación o sonidos fuertes.

Las causas de pérdida de audición y sordera se pueden dividir en congénitas y adquiridas.

 

Causas congénitas

Las causas congénitas pueden determinar la pérdida de audición en el momento del nacimiento o poco tiempo después. La pérdida de audición puede obedecer a factores hereditarios y no hereditarios, o a complicaciones durante el embarazo y el parto, entre ellas: rubeola materna, sífilis u otras infecciones durante el embarazo; bajo peso al nacer; asfixia en el parto (falta de oxígeno en el momento del alumbramiento); uso inadecuado de ciertos medicamentos como aminoglucósidos, medicamentos citotóxicos, antipalúdicos y diuréticos; e ictericia grave durante el período neonatal, que puede lesionar el nervio auditivo del recién nacido.

 

 

Causas adquiridas

Las causas adquiridas pueden provocar la pérdida de audición a cualquier edad.

Algunas enfermedades infecciosas, como la meningitis, el sarampión y la parotiditis; la infección crónica del oído; la presencia de líquido en el oído (otitis media); el uso de algunos medicamentos, como los empleados para tratar las infecciones neonatales, el paludismo, la tuberculosis farmacorresistente y distintos tipos de cáncer; los traumatismos craneoencefálicos o de los oídos; la exposición al ruido excesivo, por ejemplo en entornos laborales en los que se trabaja con maquinaria ruidosa o se producen explosiones; la exposición a sonidos muy elevados durante actividades recreativas, como el uso de aparatos de audio personales a un volumen elevado durante períodos prolongados de tiempo, o en bares, discotecas, conciertos y acontecimientos deportivos; el envejecimiento, en concreto la degeneración de las células sensoriales; y la obstrucción del conducto auditivo producida por cerumen o cuerpos extraños.

En los niños, la otitis media crónica es una causa común de pérdida de audición.

 

Consecuencias de la pérdida de audición

Los problemas de comunicación pueden tener efectos importantes en la vida cotidiana y generar sensación de soledad, aislamiento y frustración, sobre todo en las personas mayores que padecen pérdida de audición.

La OMS calcula que los casos desatendidos de pérdida de audición representan un costo mundial anual de USD 750.000  millones. Dicha cifra incluye los costos del sector sanitario (excluyendo el valor de los dispositivos de ayuda a la audición), los costos del apoyo educativo, la pérdida de productividad y los costos sociales.

 

Detección y tratamiento

La detección e intervención tempranas son fundamentales para minimizar las consecuencias de la pérdida de audición, en el desarrollo y el rendimiento escolar del niño. En los lactantes y niños pequeños con pérdida de audición, la detección y el tratamiento tempranos en el marco de programas de detección auditiva neonatal pueden mejorar los resultados lingüísticos y escolares del niño.

La detección de las enfermedades del oído y la pérdida de audición en los ámbitos preescolar, escolar y profesional también son una herramienta eficaz para identificar y tratar la pérdida de audición en una etapa temprana.

Las personas que padecen pérdida de audición pueden aprender a comunicarse mediante la lectura de los labios, los textos escritos o impresos y el lenguaje de signos. La enseñanza del lenguaje de signos beneficiará a los niños con pérdida de audición, y los subtítulos y la interpretación al lenguaje de signos en la televisión facilitarán el acceso a la información.

El reconocimiento oficial de los lenguajes de signos nacionales y el aumento del número de intérpretes de esos lenguajes resultan vitales para mejorar el acceso a los servicios de lenguaje de signos.

 

Sordera y pérdida de audición en Ecuador

La Federación Nacional de Personas Sordas del Ecuador (FENASEC), fundada en la ciudad de Quito el 26 de abril de 1986, es una organización nacional que aglutina a las asociaciones en las diferentes provincias del país.

En 1992 quedó legalmente constituida mediante acuerdo ministerial N°1333 en el Ministerio de Bienestar Social, obteniendo su personería jurídica. Además, la FENASEC está inscrita en el registro nacional de ONG’s del Consejo Nacional de Igualdad de Discapacidades (CONADIS) y desde 1995 es filial a la World Federation of the Deaf (WFD), lo que le ha permitido relacionarse e interactuar con la Comunidad Mundial de Sordos.

La FENASEC replica la necesidad que las personas sordas tienen de asociarse y ser tomadas en cuenta en el Ecuador como una comunidad con intereses y requerimientos propios; sus esfuerzos se dirigen a promover y robustecer el progreso de sus asociaciones, a afianzar el reconocimiento de los derechos de las personas con esta discapacidad, buscando el cumplimiento de las leyes y de los convenios nacionales e internacionales que salvaguardan a las personas sordas; y, sobre todo, esforzándose por conseguir que se considere a la comunidad de las personas sordas como una comunidad de identidad cultural y lingüística, usuaria de la Lengua de Señas Ecuatoriana (LSEC).

 

Fuente: eltelegrafo.com.ec /  fejasec.ec

 

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