Debido a que diferentes áreas del cerebro controlan funciones específicas, la localización del daño cerebral determina el tipo de disfunción resultante.
Partes del cerebro
El lado del cerebro afectado también es importante, ya que las funciones de las dos mitades del cerebro (hemisferios cerebrales) no son idénticas. Algunas funciones del cerebro son ejecutadas exclusivamente por un hemisferio. Por ejemplo, el movimiento y las sensaciones de cada lado del cuerpo son controlados por el hemisferio del lado contrario. Otras funciones son realizadas principalmente por un único hemisferio, que se denomina hemisferio dominante para esa función, mientras que el otro hemisferio es el llamado no dominante. Por ejemplo, en la mayoría de las personas el hemisferio izquierdo controla principalmente el lenguaje, lo que se llama dominancia del hemisferio izquierdo para el lenguaje. Las lesiones en un solo hemisferio causan la pérdida completa de tales funciones.
Sin embargo, la mayoría de ellas (como la memoria) requiere la coordinación de diversas áreas de ambos hemisferios. Para que se pierdan completamente esas funciones, la lesión debe afectar a los dos hemisferios.
Hay patrones de disfunción específicos según el área del cerebro que resulte lesionada.
Por lo general, los médicos pueden diagnosticar el tipo de disfunción explorando a la persona afectada. Le formulan preguntas diseñadas para evaluar funciones cerebrales específicas. Las pruebas de diagnóstico por imagen, como la tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética nuclear (IRM), suelen ser necesarias para identificar la causa de la lesión.
Lesión en el lóbulo frontal
Los lóbulos frontales tienen las siguientes funciones:
Por lo general, una lesión en los lóbulos frontales causa la pérdida de la capacidad de resolver problemas y de planificar e iniciar acciones, como cruzar la calle o contestar a una pregunta compleja (algunas veces llamadas funciones ejecutivas). Algunas discapacidades específicas varían según cuál sea la zona del lóbulo frontal lesionada.
Si la parte posterior del lóbulo frontal (que controla los movimientos voluntarios) resulta dañada, se produce debilidad muscular o parálisis. Como cada lado del cerebro controla el movimiento de la parte opuesta del cuerpo, la lesión del hemisferio izquierdo causa debilidad en el lado derecho del cuerpo, y viceversa.
Si la parte central del lóbulo frontal está dañada, las personas pueden llegar a presentar apatía, falta de atención y desmotivación. El pensamiento se ralentiza y las respuestas a las preguntas son muy lentas.
Si se daña la parte posterior media del lóbulo frontal izquierdo (área de Broca), las personas pueden tener dificultades para expresarse con palabras; se trata de una alteración llamada afasia de Broca (o afasia expresiva).
Si la lesión afecta la parte anterior del lóbulo frontal, puede ocurrir lo siguiente:
Las personas que pierden sus inhibiciones pueden ser inapropiadamente eufóricas o deprimidas, con ganas de discutirlo todo exageradamente o bien pasivas, y vulgares. Se comportan con indiferencia ante las consecuencias de su manera de actuar. También se vuelven reiterativas, repitiendo lo que dicen. Algunas personas desarrollan síntomas similares cuando se hacen mayores o si se desarrolla una demencia. Estos síntomas pueden ser consecuencia del deterioro del lóbulo frontal.
Cuándo se dañan áreas cerebrales específicas
Las diferentes áreas del cerebro controlan funciones específicas. Por consiguiente, en función del área dañada se determina qué función se ha perdido.
Lesión en el lóbulo parietal
Los lóbulos parietales tienen las siguientes funciones:
Ciertas funciones tienden a ser controladas en mayor grado por uno de los lóbulos parietales (generalmente el izquierdo). Se considera el lóbulo dominante cuando controla el lenguaje. El otro lóbulo (no dominante) tiene otras funciones, como permitir que la persona se dé cuenta de cómo se relaciona el cuerpo con el espacio que lo rodea.
La lesión en la parte delantera de uno de los lóbulos parietales causa insensibilidad y altera las sensaciones en el lado opuesto del cuerpo. Las personas afectadas tienen dificultad para identificar la localización y el tipo de sensación (dolor, calor, frío o vibración). Las personas pueden tener dificultades para reconocer objetos mediante el tacto (es decir, por su textura y forma).
Si se daña la parte media, la persona no distingue el lado derecho del izquierdo (lo que se llama desorientación derecha-izquierda) y tiene problemas con el cálculo y la escritura. Es posible que tenga problemas para determinar dónde se encuentran partes de su propio cuerpo (un sentido llamado propiocepción).
Si el lóbulo parietal no dominante (normalmente el derecho) está dañado, se pierde la capacidad de hacer tareas sencillas como peinarse o vestirse (un trastorno denominado apraxia). También puede haber problemas para entender cómo los objetos se relacionan entre sí en el espacio. En consecuencia, las personas pueden tener problemas para dibujar y construir cosas, y perderse en su propio vecindario. Estas personas también pueden ignorar la gravedad de su trastorno o negar su existencia, e ignorar el lado del cuerpo opuesto al daño cerebral (normalmente el lado izquierdo).
Lesión en el lóbulo temporal
Los lóbulos temporales tienen las funciones siguientes:
En la mayoría de las personas, parte del lóbulo temporal izquierdo controla la comprensión del lenguaje. Si esta parte está dañada, la memoria verbal suele estar considerablemente alterada, así como la habilidad para entender el lenguaje, lo que se llama afasia de Wernicke (receptiva). Si ciertas áreas del lóbulo temporal derecho están dañadas, se ve afectada la memoria para los sonidos y la música. En consecuencia, las personas pueden tener problemas para cantar.
Lesión en el lóbulo occipital
Los lóbulos occipitales contienen el principal centro de procesamiento de la información visual.
Los lóbulos occipitales tienen las funciones siguientes:
Si se lesionan ambos lados del lóbulo occipital, la persona afectada no puede reconocer objetos con la vista, aunque sus ojos funcionen con normalidad. Este trastorno se llama ceguera cortical. Algunas personas con ceguera cortical no se dan cuenta de que no pueden ver. En lugar de reconocerlo, con frecuencia elaboran descripciones de lo que ven (lo que se denomina confabulación). Este trastorno se denomina síndrome de Anton.
Un trastorno convulsivo que afecte el lóbulo occipital puede provocar alucinaciones en la visión. Por ejemplo, pueden verse líneas de color cuando se mira en una dirección determinada.
Lóbulo límbico
El lóbulo límbico está compuesto por estructuras localizadas en el interior del cerebro profundo y en algunas partes de los lóbulos adyacentes, como el lóbulo temporal. Estas estructuras tienen las siguientes funciones:
El daño que afecta el lóbulo límbico generalmente da lugar a diversos problemas.
Las convulsiones que se originan por la lesión en el área del lóbulo temporal en el lóbulo límbico por lo general duran solo unos minutos. Al principio, es posible que la persona no sea capaz de controlar sus sentimientos o de pensar con claridad. Es posible que perciba olores desagradables que no existen (un tipo de alucinación). Puede parecer aturdida e inconsciente de su entorno y realizar movimientos automáticos, como tragar repetidamente o chasquear los labios. Durante la convulsión, algunas personas experimentan cambios de personalidad como falta de humor, religiosidad extrema y obsesión. Las personas también pueden presentar una imperiosa necesidad de escribir.
Otras ubicaciones
Muchas funciones cerebrales son realizadas por varias áreas que trabajan a la vez (redes), no por una sola. Una lesión en estas redes puede causar lo siguiente:
La disartria (pérdida de la capacidad de articular las palabras normalmente) puede tener su origen en lesiones en las áreas del cerebro o los nervios craneales que controlan los músculos involucrados en la producción del habla o en lesiones en las fibras nerviosas que conectan estas áreas.
Fuente: un artículo de Juebin Huang, MD, PhD, publicado en el portal www.msdmanuals.com
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