La Navidad puede ser intensa y algo emotiva. Ya sea por esa sensación de hundimiento cuando escuchas a Mariah Carey cantar All I Want for Christmas Is You (Todo lo que quiero para Navidad eres tú) por centésima vez o la agonía por saber dónde pasarás el día de Navidad. Pero, por supuesto, la celebración también puede aportar mucha alegría y emoción.

En los últimos años, los científicos han explorado cómo la Navidad afecta a nuestros cuerpos y mentes. Los estudios han demostrado que cantar villancicos puede aliviar el estrés e incluso han descubierto que la víspera de Navidad puede ser el momento de mayor incidencia de ataques cardíacos.

Bryan Haddock, físico médico del hospital de Copenhague, recientemente fue en busca del espíritu navideño utilizando técnicas de imágenes cerebrales en un alegre estudio navideño.

Buscaba ver cómo la gente respondía de diferentes maneras a las imágenes navideñas.

Su equipo realizó exploraciones por resonancia magnética funcional (IRMf) en un grupo de 26 personas y descubrió que la red Christmas Spirit tenía una activación significativamente mayor en personas que celebran la Navidad con asociaciones positivas, en comparación con personas que no tienen tradiciones navideñas y son neutrales.

Al grupo se le hicieron preguntas sobre su experiencia navideña después de realizar las exploraciones. Se les pidió que completaran un cuestionario sobre sus tradiciones navideñas, sentimientos asociados con la Navidad, cuánto tiempo habían vivido en Dinamarca y origen étnico.

Haddock concluyó que “existe una red de espíritus navideños en el cerebro humano que comprende varias áreas corticales”.

Los escáneres mostraron que el cerebro estaba reaccionando a las imágenes navideñas. Sin embargo, el estudio no concluyó si esto era causa o efecto, es decir, si esta área se ilumina porque a usted le gusta la Navidad o si le gusta la Navidad porque esta área se ilumina.

Haddock dice: “La respuesta es que podría ser cualquiera de las dos opciones o ambas. Estamos pillando al cerebro respondiendo al estímulo navideño y el cerebro es rápido. Se detectan varios pasos y subprocesos a la vez, por lo que es posible que una de las áreas activadas esté reconociendo mientras otra crea una respuesta”.

También sugiere que “aunque estos hallazgos son alegres e intrigantes, deben interpretarse con cautela”.

¿Cómo encontraron la red Christmas Spirit?

“En la resonancia magnética funcional, se ejecuta una secuencia de imágenes y se ve si hay algún estímulo en diferentes partes del cerebro”.

“La persona se acuesta en el escáner y tomamos una medición cada tres segundos para monitorear los cambios en la oxigenación de la sangre en el cerebro.

“Ejecutamos una secuencia en la que presentábamos imágenes cotidianas, pero luego la alternamos con una serie de imágenes con temas navideños; después volvimos a imágenes normales y repetimos este ciclo seis veces”.

“Todo el tiempo estábamos tomando la misma medición para ver qué partes cambiaban en el tiempo, y las imágenes cambiaban dentro de ese ciclo”.

“Observamos las fluctuaciones y vimos reacciones (al cambio de imágenes) en su corteza visual”.

Haddock descubrió que la parte del cerebro que se ilumina es también la parte que está activa cuando compartimos emociones con otros: la corteza motora primaria y la corteza premotora. Esta parte del cerebro también es importante para controlar el movimiento del cuerpo. Es probable que los recuerdos felices y los comportamientos agradables activen el área.

Sin embargo, Haddock reconoce que el estudio tiene límites y que sus colegas en neurociencia podrían sugerir que el hecho de que podamos localizar las emociones en el cerebro no contribuye mucho a cómo las entendemos.

Lamentablemente, este experimento no puede proporcionar conclusiones definitivas sobre el impacto emocional de la Navidad en el cerebro. Sin embargo, dice, “no es tan descabellado sugerir una conexión entre estas áreas y por qué nos sentimos cálidos o felices cuando se iluminan”.

Entonces, ¿la Navidad hace que el cerebro del señor Haddock se ilumine?

“Todavía tengo respuestas instintivas a los estímulos navideños. La primera vez que escucho ciertas canciones o cuando voy a buscar el árbol, definitivamente obtengo reacciones positivas”.

“Me parece interesante reflexionar sobre cómo reaccionamos en las diferentes etapas de la vida. Cuando era adolescente comencé a extrañar la emoción que sentía cuando era más joven. Entre ellas, algunas vivencias que realmente me activaron cuando era niño, como la primera vez que vi una galleta de jengibre o el hecho de practicar la obra navideña en la escuela; debo admitir que todas esas cosas no me emocionaron tanto cuando era adolescente. Pero ahora tengo mis propios hijos y siento un tipo diferente de emoción de volver a experimentarlo con ellos”.

Fuente: un artículo publicado en el portal www.bbc.co.uk

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