Los científicos que investigan las misteriosas maquinaciones del cerebro durante el sueño han hecho un descubrimiento fascinante sobre cómo cambia su química a lo largo de la noche. La investigación se centra en los niveles de una hormona del estrés llamada noradrenalina, que fluctúa enormemente y despierta nuestro cerebro sin que nos demos cuenta y puede tener implicaciones en la forma en que retenemos los recuerdos.

“Puedes pensar que el sueño es un estado constante en el que estás, y luego te despiertas. Pero dormir es mucho más de lo que parece“, explica la profesora asistente Celia Kjærby de la Universidad de Copenhague. “Hemos aprendido que la noradrenalina hace que te despiertes más de 100 veces por noche. Y eso es durante un sueño perfectamente normal”.

Kjærby y sus colegas hicieron este descubrimiento a través de experimentos con ratones. Se insertaron fibras ópticas unidas a LED y receptores de luz genéticamente modificados en los cerebros de los roedores, lo que permitió rastrear los niveles de noradrenalina mientras dormían. Este neurotransmisor está asociado con el estrés, la adrenalina y nuestra capacidad de concentración. Investigaciones anteriores han implicado al sistema de noradrenalina en la relación entre la meditación basada en la respiración y la función cognitiva, y plantearon la posibilidad de aprovecharlo en los tratamientos de próxima generación para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

Estudios anteriores también han sugerido que la noradrenalina está inactiva durante el sueño. Pero al monitorear sus niveles en ratones dormidos, los científicos descubrieron que eso está lejos de ser el caso. Y debido a que el estudio se centró en los mismos mecanismos biológicos compartidos por todos los mamíferos, los científicos dicen que las observaciones se traducen en humanos “con toda probabilidad”.

Las concentraciones de noradrenalina se observaron aumentando y disminuyendo en oleadas durante el sueño. Los científicos observaron una clara relación entre los niveles de noradrenalina y el grado de vigilia, que cambia constantemente durante la noche. Los niveles bajos se correspondían con un estado de sueño, y cuando los niveles alcanzaban su punto máximo, el cerebro se despertaba brevemente.

“Neurológicamente, te despiertas, porque tu actividad cerebral durante estos breves momentos es la misma que cuando estás despierto”, dijo la segunda autora del estudio, Mie Andersen. “Pero el momento es tan breve que el durmiente no lo notará”.

En experimentos posteriores, los científicos utilizaron implantes para manipular la amplitud de las ondas de noradrenalina. Al hacerlo, pudieron demostrar que los ratones con el mayor número de valles profundos de noradrenalina se desempeñaron mejor en las pruebas de memoria. Esto implicaba que los ratones olieran objetos, se durmieran y luego volvieran a ellos para ver qué recordaban.

“Los ratones desarrollaron una ‘súpermemoria’”, dijo Kjærby. “Tuvieron menos problemas para recordar las cosas que habían aprendido el día anterior. Por supuesto, esto sugiere que la dinámica de la noradrenalina fortalece los procesos del sueño que afectan nuestra memoria”.

Algunos antidepresivos en realidad aumentarán los niveles de noradrenalina, lo que, según los científicos, podría afectar nuestra memoria a la luz de estos nuevos hallazgos. Esto sugiere que el desarrollo de medicamentos alternativos podría ser un camino más saludable en el tratamiento de la depresión. En términos más generales, el estudio arroja nueva luz importante sobre los beneficios del sueño en lo que respecta a la memoria.

“Hemos encontrado la esencia de la parte del sueño que nos hace despertar descansados y que nos permite recordar lo que aprendimos el día anterior”, dijo Maiken Nedergaard, quien dirigió el estudio. “Descubrimos que la parte refrescante del sueño es impulsado por ondas de noradrenalina. Los despertares muy cortos son creados por ondas de norepinefrina, que también son muy importantes para la memoria. Se podría decir que los despertares cortos restablecen el cerebro para que esté listo para almacenar memoria cuando vuelvas a sumergirte en el sueño”.

La reciente investigación fue publicada en la revista Nature Neuroscience. 

Fuente: un artículo de Nick Lavars para el portal newatlas.com sustentado en el estudio realizado por la Universidad de Copenhague.

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