La falta de sueño y la ansiedad comparten, según estudios recientes, un vínculo significativo. No nos referimos solo al insomnio como tal, sino también al hecho de dormir cada día menos horas. De sufrir constantes despertares, de levantarnos con la sensación de no haber descansado. En caso de experimentar este estado de manera permanente, nuestra salud se verá afectada.
La neurociencia avanza, cada vez más, dándonos informaciones tan interesantes como valiosas. Hace poco, por ejemplo, quedó demostrado cómo las siestas de menos de media hora ayudan al cerebro a mejorar la memoria a corto y largo plazo. Asimismo, también sabemos que el sueño es clave para eliminar toxinas y otro tipo de «basura» fuera del tejido neural.
El ser humano, así como la mayoría de animales, necesita dormir. No hacerlo de manera adecuada pone en riesgo la salud y el bienestar. Así, diversos experimentos sobre la privación del sueño han demostrado los grandes riesgos que esto supone. Se ha visto incluso que dormir menos de seis horas aumenta el riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas.
Decía Sófocles que el sueño es la única medicina efectiva para casi cualquier cosa, y sin duda no se equivocaba con tal razonamiento. A veces, en nuestros hábitos de vida descuidamos por completo su importancia y trascendencia. Poner cada día la cabeza para naciente y los pies para poniente durante al menos 7 u 8 horas nos hará ganar en salud física y sobre todo psicológica.
La falta de sueño y la ansiedad: una relación significativa
La relación entre la falta de sueño y la ansiedad ha sido durante los últimos años una fuente de numerosos estudios. Así, en la conferencia anual de la Society for Neuroscience celebrada en San Diego, California, se expuso este tema ante la comunidad de expertos. Uno de los mayores especialistas en la materia, el doctor Clifford Saper, miembro de la Sociedad de investigación del sueño, explicaba en esa oportunidad lo siguiente:
La falta de sueño y la amígdala cerebral
Imaginemos que llevamos entre dos y tres meses durmiendo una media de cinco horas. A menudo nos levantamos cansados, sin embargo, podemos llevar a cabo nuestras tareas y obligaciones con normalidad. Solemos afirmar incluso que llegada cierta edad, el cuerpo cambia y necesitamos dormir menos.
Podemos convencernos de ello, pero nuestro cerebro no está en absoluto de acuerdo con esos razonamientos; lo cierto es que no logramos un descanso reparador. No siempre completamos todos los ciclos del sueño REM y ello, supone no cumplir procesos vitales e importantes para nuestra salud cerebral.
La falta de sueño y la ansiedad están relacionadas porque hay una estructura que empieza a activarse en exceso: la amígdala.
La amígdala es esa región cerebral que se activa cuando interpreta que hay un riesgo, liberando una serie de hormonas que nos estimulan para poder escapar de una supuesta amenaza.
Para la amígdala la falta de sueño es una amenaza. Es un peligro que atenta contra la homeostasis cerebral, contra ese equilibrio orgánico tan necesario para nuestro bienestar.
La activación de la amígdala nos aboca de forma irremediable a un estado de ansiedad.
Los trastornos del sueño afectan a nuestra salud
Como vemos, la relación entre la falta de sueño y la ansiedad puede ser a veces un auténtico círculo vicioso. Dormimos menos y nos sentimos más ansiosos. A su vez, la propia ansiedad intensifica la aparición de los trastornos del sueño. Así, y por si esto no fuera poco, estudios como el llevado a cabo en la Universidad de Adelaida, en Australia, nos demuestran algo más.
Los problemas del sueño no solo aumentan el riesgo de sufrir ansiedad: son también un factor de riesgo para la depresión. Ahora bien, el doctor Eti Ben-Simon, Ph.D., del Centro de Ciencias del Sueño Humano de la Universidad de California, Berkeley, nos señala algo positivo sobre el tema.
Hay terapias del sueño muy efectivas. De hecho, en cuanto un paciente logra optimizar su descanso nocturno el bienestar psicológico mejora en pocas semanas. Aparecen mejorías en los procesos cognitivos y el estado de ánimo se optimiza de forma notable.
Estrategias para tratar la falta de sueño y la ansiedad
Los especialistas en higiene del sueño recomiendan poner en práctica dos estrategias. De una parte, deberemos mejorar nuestros hábitos del sueño. Por otra, resulta imprescindible que aprendamos adecuadas habilidades para manejar mejor el estrés y la ansiedad.
Para concluir, en vista de que hay una clara relación entre la falta de sueño y la ansiedad (incluso con la depresión) es interesante cuidar un poco más nuestros hábitos de vida. Al fin y al cabo, aunque nadie muera de un día para otro por no dormir, la falta de sueño nos quita la vida poco a poco, restándonos la salud sin que apenas nos demos cuenta.
Fuente: un artículo de Valeria Sabater publicado en el portal lamenteesmaravillosa.com
En Gamma Knife Center Ecuador estamos empeñados en brindarle una nueva esperanza de salud y bienestar a través de servicios neurológicos de calidad, dirigidos especialmente a quienes han sido diagnosticados con tumores o lesiones cerebrales.
Permítanos brindarle nuestra asistencia profesional y compartir la probada experiencia de nuestra reconocida plantilla médica. Operar con la más eficiente tecnología de radiocirugía disponible en el país, nos convierte en su mejor aliado al momento de buscar una necesaria segunda opinión.
Ocho años de continua actividad y más de 1.500 pacientes exitosamente atendidos son nuestra mejor carta de presentación. ¡Visítenos!