Si le han diagnosticado epilepsia, es importante que haga todo lo posible para reducir el riesgo de sufrir convulsiones.
Las consecuencias de una epilepsia no controlada son graves. Las convulsiones pueden empeorar con el tiempo y contribuir a la ansiedad y la pérdida de independencia, y aumentar el riesgo de trastornos de salud mental, lesiones o muerte accidental. La mejor manera de evitar las convulsiones es tomar medicamentos anticonvulsivos según las indicaciones de su neurólogo e informar sobre cualquier efecto secundario, especialmente aquellos que puedan disuadirlo de tomarlo tal y como se lo han prescrito.
Algunos efectos secundarios se pueden controlar; por ejemplo, si el medicamento le produce sueño, es posible que pueda tomarlo antes de acostarse. Si los efectos secundarios son intolerables, su médico puede recetarle un medicamento alternativo.
Para asegurarse de tomar su medicamento todos los días, considere usar un organizador de pastillas que tenga un compartimento para la dosis de cada día durante una semana (o mes). Si se va de vacaciones o de viaje de negocios sin sus pastillas, visite una farmacia local (sobre todo si el establecimiento es parte de una cadena a la cual acude con regularidad) para ver si puede adquirir las dosis necesarias, o llame al consultorio de su médico para obtener una receta de emergencia.
Algunas personas continúan teniendo convulsiones incluso mientras toman medicamentos anticonvulsivos. Los hábitos saludables, como dormir lo suficiente y reducir el estrés, pueden ayudar a aminorar el riesgo de sufrir estos episodios repentinos. Lleve un registro de sus convulsiones en un diario, anotando cuándo se produce cada una y qué estaba sucediendo justo antes de la convulsión. Esto podría revelar un patrón, como convulsiones que ocurren cuando no ha dormido lo suficiente o ha consumido mucho alcohol o cafeína.
Las mujeres suelen reportar más convulsiones en la época de sus períodos menstruales. Una mujer debe informar a su médico si está tomando píldoras anticonceptivas o terapia de reemplazo hormonal, porque estos fármacos pueden desencadenar convulsiones.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos crearon una lista de verificación para ayudar a las personas a controlar la epilepsia. Esta recomienda seguir una dieta bien equilibrada; mantener un peso saludable; evitar el alcohol, el tabaco y las drogas recreativas; reducir el estrés meditando o escuchando música; y procurar el contacto cercano con familiares y amigos.
Los CDC también señalan que es importante tratar la fiebre, que puede provocar convulsiones, especialmente en niños pequeños, y vacunarse contra la gripe y la COVID-19, ya que pueden provocar fiebre.
Otras medidas de seguridad incluyen usar un casco mientras anda en bicicleta o practica snowboard, para prevenir lesiones en la cabeza que pueden causar convulsiones; usar gafas de sol para minimizar la probabilidad de sufrir una convulsión debido a luces brillantes o parpadeantes; reducir el brillo del celular, el televisor y la computadora, evitar sentarse demasiado cerca de las pantallas y tomar descansos frecuentes al usar la computadora o mirar televisión.
Para un control óptimo de las convulsiones, asegúrese de comunicarse abiertamente con su neurólogo sobre cómo se encuentra y consultarle qué otras opciones, incluida la cirugía, podrían estar disponibles para usted, si fuera necesario.
Técnicas mínimamente invasivas para el tratamiento de la epilepsia refractaria
La cirugía de la epilepsia es un tratamiento útil y seguro para los pacientes con epilepsia focal fármacorresistente. Sin embargo, aunque esta ha demostrado suponer una mejora significativa en la calidad de vida de los pacientes, es una estrategia de tratamiento infrautilizada.
Uno de los motivos de esta “infrautilización” es el miedo a las consecuencias derivadas de realizar una craneotomía. En los últimos años, se han desarrollado diferentes técnicas neuroquirúrgicas que, mediante procedimientos mínimamente invasivos, pueden emplearse como alternativa a la cirugía abierta en pacientes seleccionados.
Radiocirugía estereotáctica cerebral con la técnica Gamma Knife
La radiocirugía estereotáctica consiste en la radiación de un área circunscrita del cerebro. Existen múltiples indicaciones para la aplicación del Gamma Knife, entre ellas, las más estudiadas son la epilepsia secundaria a hamartomas hipotalámicos o para pacientes con esclerosis de hipocampo que no deseen la cirugía abierta; sin embargo, también es útil en otro tipo de lesiones, como las displasias corticales focales especialmente si se encuentran en áreas “de riesgo” para la cirugía convencional.
Su principal desventaja es que el efecto sobre el control de crisis puede tardar entre 12 y 24 meses en aparecer, pero es una técnica segura e indolora que no requiere hospitalización para llevarse a cabo, razón por la cual el paciente puede irse a casa después de concluido el tratamiento.
Fuente: un artículo de George Richerson, MD, PhD, publicado en el portal www.brainandlife.org
Con presencia en nuestro país desde 2011, Gamma Knife Center Ecuador (GKCE) es el líder absoluto en el campo de la radiocirugía cerebral.
Sus insuperables servicios —especializados en la aplicación de esta innovadora técnica sueca— están encaminados a tratar patologías que tradicionalmente requerían cirugía convencional. Nuestro centro se especializa también en la eficaz detección de dolencias intracraneales, consideradas como las más difíciles de tratar en el campo de la neurocirugía.
La radiocirugía estereotáctica que ofrece GKCE está dirigida a combatir lesiones y trastornos funcionales del cerebro. El procedimiento de tipo ambulatorio, en lugar de acceder a este órgano mediante una incisión quirúrgica, utiliza el bisturí de rayos gamma para tratar anormalidades, tumores u otros desórdenes vasculares, para lo cual administra con precisión submilimétrica una dosis alta de radiación concentrada en un objetivo localizado, sin lesionar el tejido adyacente, y en una sola sesión.
Gamma Knife Icon® resulta de enorme utilidad para tratar aquellos tumores cerebrales que debido a su localización resultan inoperables a través de la cirugía abierta, o en aquellas circunstancias en las cuales el paciente no se encuentra en condiciones de tolerar anestesia general.
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