Los estrógenos son un grupo de hormonas sexuales que se producen principalmente en los ovarios, y en menor medida en las glándulas suprarrenales y el tejido adiposo.

Estas hormonas son esenciales para el desarrollo de las características sexuales secundarias en las mujeres; son también las encargadas de regular el ciclo menstrual, y aumentan notablemente durante la gestación.

Se clasifican principalmente en tres tipos: estradiol, estrona y estriol. El estradiol es el más potente y el predominante durante los años reproductivos de una mujer, mientras que la estrona es más común después de la menopausia, y el estriol es significativo durante el embarazo.

Cómo y dónde se producen los estrógenos

En las mujeres, como decíamos, los estrógenos son producidos principalmente en los ovarios. Los folículos ováricos liberan estrógenos durante el ciclo menstrual, influenciando no solo la ovulación sino también preparando el endometrio para una posible implantación del óvulo fertilizado. Además, pequeñas cantidades son producidas en las glándulas suprarrenales y, durante el embarazo, la placenta se convierte en una fuente importante de estrógenos.

En los hombres, los estrógenos también se producen en pequeñas cantidades, principalmente por conversión de andrógenos a través del proceso de aromatización en los tejidos adiposos, la piel, el cerebro y los huesos. Aunque en menores cantidades, estos son esenciales para la regulación de ciertas funciones, incluyendo la libido y la maduración del esperma.

Función de los estrógenos

• Salud sexual y reproductiva. Los estrógenos regulan el ciclo menstrual de la mujer y preparan el cuerpo para el embarazo.
• Salud ósea. Ayudan en el mantenimiento de la estructura de los huesos, regulando su metabolismo y previniendo la pérdida ósea.
• Sistema cardiovascular. Contribuyen a mantener la elasticidad de las arterias y juegan un papel en la regulación del colesterol, protegiendo contra enfermedades cardiovasculares.
• Piel y cabello. Influencian la calidad de la piel, ayudando a mantener su elasticidad y densidad, y promoviendo la salud del cabello.
• Función cerebral. Los estrógenos afectan la actividad de diversos neurotransmisores y están involucrados en funciones cognitivas y de memoria. Su presencia en el cerebro ayuda a regular el estado de ánimo, y puede proteger contra el deterioro cognitivo.

Efectos de los estrógenos en el cerebro

El cerebro es un órgano rico en receptores de estrógenos, encontrándose en áreas clave como el hipotálamo, el hipocampo y la amígdala, las cuales son esenciales para la regulación de las emociones y la memoria. Los estrógenos contribuyen a la neuroprotección, la neuroplasticidad y la modulación de neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y la noradrenalina, que son fundamentales para mantener un equilibrio emocional.

Regulación de neurotransmisores

Los estrógenos influyen en la actividad de varios neurotransmisores que son básicos para el funcionamiento cerebral. Por ejemplo:

• Serotonina. A menudo denominada la «hormona del bienestar», la serotonina es afectada significativamente por los estrógenos. La regulación de este neurotransmisor por los estrógenos puede explicar por qué algunos trastornos del estado de ánimo, como la depresión, son más prevalentes en mujeres, especialmente durante períodos de fluctuaciones hormonales como el posparto o la menopausia.
• Dopamina. Los estrógenos también modulan la dopamina, que juega un papel importante en el sistema de recompensa y motivación del cerebro, así como en la regulación del movimiento y la coordinación emocional.
• Noradrenalina. Esta hormona y neurotransmisor, que está implicada en la respuesta al estrés y la excitación, también es regulada por los estrógenos, afectando así la respuesta emocional y física al estrés.

Neuroprotección y plasticidad cerebral

Los estrógenos son conocidos por sus propiedades neuroprotectoras. Actúan en el cerebro ayudando a mantener la integridad de las estructuras neuronales y promoviendo la supervivencia de las células nerviosas. Estudios han demostrado que los estrógenos pueden reducir la inflamación cerebral y ofrecer protección contra el daño oxidativo que puede llevar a enfermedades como el Alzheimer.

Además, los estrógenos facilitan la plasticidad cerebral, que es la capacidad del cerebro de adaptarse y cambiar en respuesta a nuevas experiencias, aprendizaje y memoria. También aumentan la densidad de las conexiones sinápticas en el hipocampo, una región del cerebro esencial para la formación de memorias y el aprendizaje.

Efectos en el estado de ánimo

La fluctuación en los niveles de estrógenos es la causa de cambios en el estado de ánimo, y los tratamientos que estabilizan estos niveles a menudo pueden aliviar los síntomas de trastornos del estado de ánimo. Además, la presencia de estrógenos ha demostrado mejorar ciertas funciones cognitivas, como la memoria verbal y la fluidez, y su deficiencia durante la menopausia está asociada con una disminución en la memoria y la capacidad de aprendizaje.

Los estudios han mostrado también que los bajos niveles de estrógenos están asociados con un aumento en los síntomas de depresión y ansiedad. Durante el ciclo menstrual, las fluctuaciones en los niveles de estrógenos pueden provocar cambios en el estado de ánimo, conocidos comúnmente como síndrome premenstrual (SPM). Asimismo, durante la menopausia, la disminución significativa en la producción de estrógenos puede llevar a episodios de depresión, irritabilidad y cambios de humor.

El papel de los estrógenos en la regulación de la ansiedad es complejo. Algunos estudios sugieren que niveles adecuados de esta hormona ayudan a controlar y moderar la respuesta al estrés. Sin embargo, la excesiva fluctuación de estrógenos puede exacerbar la sensibilidad al estrés, lo que puede contribuir al desarrollo de trastornos de ansiedad, especialmente en las fases de mayor cambio hormonal como el posparto y la menopausia.

Comprender la relación entre los estrógenos y las emociones abre puertas a tratamientos hormonales que podrían ayudar a estabilizar los cambios emocionales asociados con las fluctuaciones hormonales. Sin embargo, estos tratamientos deben considerarse cuidadosamente y siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud, ya que el uso de terapia de reemplazo hormonal (TRH) conlleva también riesgos y contraindicaciones.

Efectos en la libido femenina

Los estrógenos influyen directamente en la libido femenina a través de varios mecanismos:

1. Regulación de la sensibilidad y lubricación vaginal. Los estrógenos ayudan a mantener la salud del tejido vaginal, incluyendo su elasticidad y correcta lubricación. La falta de estrógenos, como la que ocurre durante la menopausia, es la causa de la sequedad y atrofia vaginal, causando incomodidad durante el coito y, por ende, una disminución en el deseo sexual.
2. Estado de ánimo y bienestar emocional. Como se ha mencionado anteriormente, los estrógenos tienen un impacto significativo en el cerebro y la modulación de los neurotransmisores. Los desequilibrios hormonales pueden llevar a cambios de humor y depresión, lo que puede afectar negativamente la libido.

Interacción con otras hormonas

Además de los efectos directos de los estrógenos, es importante conocer su interacción con otras hormonas que también juegan roles críticos en la regulación de la libido, como la testosterona y la progesterona:

• Testosterona. Aunque es conocida como una hormona masculina, la testosterona también está presente en las mujeres y es crucial para la libido. Los estrógenos pueden influir en cómo el cuerpo de una mujer utiliza y procesa la testosterona, afectando así directamente el deseo sexual.
• Progesterona. A menudo tiene un efecto calmante y puede contrarrestar algunos de los efectos de los estrógenos en la libido. Durante ciertos períodos del ciclo menstrual cuando la progesterona es alta, algunas mujeres pueden experimentar una disminución en su interés sexual.

Cambios a lo largo de la vida

La influencia de los estrógenos en la libido varía a lo largo de la vida de una mujer, marcada por eventos significativos como la pubertad, el embarazo, el posparto y la menopausia.

Pubertad. El aumento en la producción de estrógenos durante la pubertad inicia el desarrollo sexual y el despertar del interés sexual.

Embarazo y posparto. Durante el embarazo, los cambios en los niveles de estrógenos y otras hormonas pueden aumentar o disminuir la libido. Después del parto, la rápida caída de estrógenos puede afectar el deseo sexual, además de los factores físicos y emocionales asociados con el cuidado de un recién nacido.

Menopausia. La disminución de los estrógenos durante la menopausia es una de las causas principales de la reducción de la libido en mujeres mayores, junto con otros síntomas como sequedad vaginal y cambios en el estado de ánimo.

Fuente: un artículo de Marta Guerri publicado en el portal www.psicoactiva.com

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