Los estereotipos sobre el envejecimiento llevan a considerar que inteligencia y vejez son términos contrapuestos, aunque es una suposición equivocada. El error obedece a que este período suele relacionarse únicamente con procesos de decadencia y deterioro. Sin embargo, en determinados aspectos, el envejecimiento comporta cambios positivos. Por ejemplo, a nivel de la inteligencia, que es una capacidad cognitiva que se incrementa con la edad.
En lo que atañe a la inteligencia, la Psicología distingue entre dos modalidades distintas: inteligencia fluida e inteligencia cristalizada. La primera hace referencia al razonamiento lógico, la velocidad de procesamiento de la información o la capacidad de adaptación a nuevas situaciones. Su punto máximo se alcanza alrededor de la adolescencia y está vinculada a factores como el adecuado desarrollo de conexiones neuronales en edades tempranas. Para algunos autores representa la inteligencia natural de la persona, pues no guarda relación con el aprendizaje cultural.
La inteligencia cristalizada, por el contrario, se nutre de las capacidades, destrezas y conocimientos adquiridos. Su desarrollo estriba esencialmente en cómo la persona es capaz de potenciar su inteligencia fluida o natural. La formación, el aprendizaje y las vivencias individuales dan lugar a diferentes niveles de inteligencia cristalizada. Su graduación, más o menos elevada, dependerá del modo en que la persona sepa aprovechar las oportunidades vitales a su alcance.
Inteligencia y vejez: el valor de lo vivido
Está comprobado que la experiencia, y por tanto la edad, contribuyen a mejorar la inteligencia cristalizada. La capacidad plástica del cerebro hace posible este logro. En la medida en que el contexto y la motivación personal lo permiten, cumplir años puede hacernos más inteligentes. En líneas generales, una persona de 45 años tiene el triple de vocabulario que a los 20; asimismo, a los 60, el volumen de información almacenado en su cerebro es cuatro veces mayor. Los investigadores afirman que, gracias a este capital de conocimientos, las personas mayores pueden hacer juicios sabios; es decir, tomar decisiones basadas en experiencias complejas acumuladas a lo largo de la vida. Sin embargo, conviene recordar que, para que inteligencia y vejez no se distancien, es preciso ejercitar el cerebro de forma habitual.
De otra parte si bien los ejercicios de memoria para las personas mayores cumplen una función importante, alejarse racionalmente de ciertos miedos y fortalecer algunas disposiciones aníminas lograrán volver más plenas sus vivencias durante la fase de la adultez madura, etapa que precede a la tercera edad.
Las caídas y el temor en sí
Las caídas son aterradoras. La estadística describe que más de una cuarta parte de todos los estadounidenses mayores de 65 años caen cada año, y cada caída representa una posibilidad aproximada de uno por cada cinco casos de ocasionar daños graves. Estos incluyen por cierto lesiones en la cabeza y huesos rotos.
Es fácil volverse temeroso de caerse, ya sea porque hayas experimentado una mala caída o no. Pero el miedo a caer en realidad hace que las personas sean más vulnerables a las caídas. ¿Por qué? Esta afirmación toma sentido cuando te detienes a pensarlo: una persona que tiene miedo a caerse es probablemente más tímida y cautelosa con respecto a la actividad física. Debido a que el miedo a caerse puede limitar tu actividad física, también te puede debilitar en el tiempo. Por ello, las personas más débiles son más propensas a experimentar caídas.
En otras palabras, es sensato tener cuidado con las caídas, pero dejar que el miedo a las caídas te frene también tiene consecuencias. Estas son algunas formas de vencer el miedo y de reducir cualquier riesgo:
Autoconfianza
A lo largo de nuestras vidas, nuestra autoconfianza continúa aumentando hasta que alcanzamos la edad de jubilación. En este punto, muchos ven una rápida y aguda caída en la confianza. Los expertos debaten las razones de esto. Algunos dicen que es porque el retiro amenaza la estabilidad de nuestra vida laboral. Otros sugieren que al dejar la fuerza de trabajo, las personas mayores jubiladas pueden sentir que no están contribuyendo a la familia y a la sociedad como lo hicieron antes.
No todos se ven afectados por la jubilación de la misma manera. El estudio en el que se basan estos hallazgos encontró que la riqueza y la buena salud parecen proteger contra la caída de la confianza en sí mismos en la jubilación. Cuando las personas disfrutan de relaciones que son de apoyo y satisfactorias, esto conduce a una mejor autoestima a lo largo del tiempo. Pero incluso las personas con buenas relaciones humanas experimentan una caída similar después de la jubilación.
Vivir con menos estrés
El estrés plantea serias consecuencias, ya sea por el trabajo (o la falta de él), las presiones familiares, los malos hábitos o casi cualquier otra cosa. Los niveles más altos de estrés hacen que su cuerpo sea menos capaz de luchar contra la enfermedad, y se ha relacionado con dolencias del corazón y otros problemas de salud que podrían llevar a una vida más corta y menos saludable. Siendo ese el caso, las personas mayores tienen motivos para celebrar sobre este tema. Un gran encuesta sobre el estrés en los Estados Unidos sigue mostrando que las generaciones más viejas viven con menos estrés que las personas más jóvenes.
Si bien algunos cumpleaños más nos pueden brindar una mayor comodidad en la vida, aquellos de nosotros que sí tenemos estrés intenso o crónico podríamos tener menos cumpleaños que esperar. Los estudios han demostrado que los altos niveles de estrés pueden envejecer prematuramente las células de su cuerpo y conducirlo a una muerte prematura.
Hacer uso de información inútil
Los adultos mayores tienen una superpotencia sorprendente en lo que respecta a la memoria, y esta parece estar relacionada con su capacidad para enfocar su atención o, mejor dicho, su incapacidad para hacerlo. Los estudios han encontrado que las personas mayores se distraen más fácilmente con información irrelevante. Si bien esto puede causar algunos problemas con las tareas mentales, existe una ventaja.
Debido a que es menos probable que los adultos mayores filtren la información que parece inútil a primera vista, ellos retienen esa información más fácilmente que los adultos más jóvenes. Esto significa que los adultos mayores recuerdan más asociaciones entre las cosas que los jóvenes. Y eso tiene consecuencias que pueden mejorar la toma de tomar decisiones.
Edad y altura
¿Sabes cuán alto eres? ¿Estás seguro? Los investigadores preguntaron a más de 8.500 mujeres de más de 60 años sobre su altura, y luego las midieron. En promedio, las mujeres sobreestimaron su altura por una pulgada, en tanto todas ellas se habían vuelto dos pulgadas más bajas versus su altura más alta registrada.
Casi todos se encogen a medida que envejecen. La razón tiene que ver con tu columna vertebral. El cojín que rodea su columna vertebral se deshidrata a medida que envejece. La columna vertebral también puede curvarse o colapsarse, lo que puede llevar a encorvarse, e incluso los arcos de los pies pueden aplanarse, lo que provoca una estatura más baja. Cada década –después de los 40 años– conlleva a que una persona promedio pierda ½ pulgada de altura. Esto se acelera después de cumplidos los 70 años.
Sin embargo, hay formas de desacelerar este proceso. Comer una dieta más saludable ayuda. Específicamente, consumir una dieta rica en frutas, verduras, granos integrales y no demasiada grasa saludable se ha asociado con un menor encogimiento corporal a medida que se envejece. Evitar el tabaco y limitar el consumo de alcohol también colabora, al igual que el ejercicio regular.
Políticamente activos
¿Estás involucrado en política? Una vez que llegues a los 60 años muy probablemente lo estarás. Una gran mayoría de individuos de la tercera edad suelen estár más predispuestos que los jóvenes a aparecer en las urnas y a ejercer al 100% los deberes cívicos que conlleva el ejercicio de la democracia. Esto tiene que ver con las opciones que como ciudadanos toman, pues todas ellas tienen un sentido impacto en las decisiones políticas asumidas por los líderes elegidos, que afectan directamente a sus derechos como adultos mayores; puesto que aseguran su jubilación patronal e inciden en variados temas vinculados a los recursos destinados a su cesantía, seguridad social y fondos de salud.
Felicidad y envejecimiento
¿Crees que envejecer implica fatalidad y tristeza? ¡Disparates! Las personas mayores que son más felices que los jóvenes. Y eso es cierto a pesar de cualquier discapacidad relacionada con la edad u otras preocupaciones de salud. Lo que es más, eso puede ser cada vez más y más cierto cada año, ya que las tasas de depresión entre los ancianos han disminuido durante aproximadamente una década.
Esta afirmación se basa en una encuesta realizada a aproximadamente 1.500 personas con edades que fluctuaban entre los 21 y 99 años. Esto de hecho sugiere que a medida que envejecemos podemos volvernos más sabios. La salud mental parece mejorar a medida que continúas satisfaciendo las muchas demandas y sorpresas que la vida te presenta. Entonces, si usted es una de las muchas personas que teme el avance del tiempo, ¡anímense! La vida mejora con la edad.
Menos resfriados
Si odias resoplar, estornudar y toser, presta atención. Las personas mayores están mejor protegidas contra los resfriados que los jóvenes. Su cuerpo recuerda todos los virus fríos que tuvo que combatir –y eso que existen más de 200 formas virales ahí afuera–.
Cuando vuelva a encontrarse con el mismo virus, los combatientes de infección de su cuerpo, conocidos como células T, están debidamente preparados y listos para detener una infección familiar antes de que esta comience.
Los estudios demuestran que esta superpotencia inmunitaria es más fuerte desde los 40 hasta los 70 años. Sin embargo, después de cierto punto, el sistema inmunitario de su cuerpo tiene más dificultades para mantenerse al día, y usted puede volverse más susceptible a los resfriados una vez más. Eso puede resultar duro, porque estos resfriados tienden a aguantar más tiempo y a causar más estragos a medida que envejece.
Dientes menos sensibles
Si eres una persona que se estremece ante la sola idea de agua con hielo, es posible que te guste saber que a medida que envejeces, tus dientes se vuelven menos sensibles. La razón de esto involucra la dentina, el tejido interno duro de los dientes. Cuando eres joven, tienes menos dentina acumulada en tus dientes con grietas más microscópicas. Hemos sabido de esto desde la década de 1930, pero solo estamos empezando a entender el porqué los dientes envejecen de la forma en que lo hacen. Parece ser que la acumulación de dentina, que llena las pequeñas grietas y ayuda a prevenir el dolor de dientes, sí tiene un efecto secundario. Provoca que las piezas dentales más viejas sean más vulnerables al agrietamiento.
Menos sudoración
Las personas mayores sudan menos. Eso se debe a que las glándulas sudoríparas se encogen a medida que envejeces y con ello también se vuelven menos sensibles. Esto es particularmente cierto para las mujeres, quienes para empezar sudan menos que los hombres. A pesar de que es bueno mantenerse seco, hay un par de implicaciones de salud a considerar junto con esto. Por un lado, los conductos del sudor juegan un papel importante en la entrega de células frescas a la piel para reparar heridas, y este efecto se ve obstaculizado a medida que envejecemos. Por otro lado, la sudoración nos mantiene frescos, por lo que las personas mayores deben estar especialmente atentas contra el agotamiento por calor.
Fuente: onhealth.com / webmd.com /envejeceractivos.com
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