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La ira y sus efectos en el cuerpo y la mente

La ira y sus efectos

Lourdes trabaja de noche y duerme poco; además, cuida a su madre enferma, no cuenta con el apoyo del padre de sus hijos y todo el tiempo está enojada.

Carmen está enfrentando un proceso debido a una enfermedad terminal y la mayor parte de su vida la pasó envidiando a los demás, enojada y poniéndoles obstáculos, sobre todo si mostraban una conducta de ser felices.

Patricia constantemente se la pasa resolviendo los problemas de todo mundo dejando de lado los suyos, sintiéndose poco valorada y frustrada en la mayoría de las ocasiones, sacando su ira con las personas más cercanas afectivamente hablando.

Eunice es una chica que está sometida a altas dosis de estrés por el trabajo que desempeña, y no ha encontrado ningún método para sacar toda la frustración que acumula día a día.

¿Qué tienen en común todos estás personas? Experimentan enojo o ira en su vida cotidiana y tarde o temprano su cuerpo o su mente, les va a cobrar factura por ello.

La importancia de las emociones

Desde hace muchos años, hemos pensado que somos seres racionales. Descartes mencionaba su máxima: cogito ero sum. En su traducción: pienso, luego soy o pienso luego existo. No somos seres racionales.

Nada más lejos de la realidad, pues todas nuestras actividades cotidianas están básicamente mediadas por emociones.

Así, entender cómo reaccionamos a cada una de nuestras emociones es de vital importancia para tener una vida más sana y equilibrada.

Nuestras emociones están ahí para ser sentidas, pero no para dominar nuestra vida ni cegar nuestra visión, ni robar nuestro futuro, ni apagar nuestra energía, porque, al momento de hacerlo, se volverán tóxicas (Stamateas, 2013).

Historia de las emociones

En un breve recorrido histórico, diremos que en la actualidad nos hemos tomado muy en serio el papel de entender las emociones para comprender nuestro comportamiento. Me permitiré utilizar en este artículo el concepto de “mente”, como sinónimo de todos los procesos mentales que suceden en nuestro cerebro, para cuestiones prácticas.

Recorrido histórico: de Darwin al aquí y al ahora

Darwin Charles (1872) publicó el libro La expresión de las emociones en el hombre y los animales. Los simios y los humanos expresan sus emociones a través de las expresiones faciales (Boyes, 2007).

Paul Ekman y sus colaboradores realizaron un atlas de emociones faciales y consideraron seis emociones universales: sorpresa, ira, tristeza, asco, miedo y felicidad (Pinel, 2007).

Daniel Goleman, en su libro Inteligencia Emocional, toma como base las emociones descritas por Ekman, las agrupa en familias y añade dos más: amor y vergüenza (Goleman, 1995).

Eduard Punset y sus colaboradores en su libro Universo de Emociones retoma las emociones de Ekman y añade otras más: ansiedad, emociones sociales y emociones estéticas, agrupándolas en galaxias y reúne más de 300 variaciones de estas (Punset, Bisquerra & Gea, 2017).

Qué son las emociones

Mi punto de vista sobre las emociones es que presentan una unicidad en la interpretación de ellas dependiendo del contexto social y cultural, producto de la plasticidad cerebral y la neurociencia social. Hablemos de ellas.

Plasticidad cerebral. El cerebro es el órgano del conocimiento, realiza diferentes tipos de funciones tales como: el pensamiento, la atención, la sensación, la percepción, la emoción, el lenguaje, el aprendizaje y la memoria, los cuales hacen posible la adaptación de los individuos a su ambiente, el cual cambia de forma continua y muchas veces es impredecible (Redolar, 2015).

Neurociencia social. Es el estudio de la relación entre los procesos neurológicos del cerebro y los procesos sociales. Analiza cómo el cerebro influye en la interacción social y cómo la interacción social influye en el cerebro (Franzoi, 2007).

Una de las características esenciales de los seres vivos es su capacidad de ajustarse a las condiciones que les presenta el medio; a esta característica se llama plasticidad (García, 2011).

Analizando la ira

La ira tiene contextos sociales y culturales. Aprendemos del contexto y el cerebro se moldea en base a ello; incluso, las expresiones coloquiales o localismos de cada país varían para expresarla. Anotamos solo algunas de ellas: bravo, encabritado, encorajinado, encrispado, energúmeno o enfurecido. Y junto a estos apelativos, solemos escuchar también: “estoy que me lleva el tren”, “andas Chucky” (haciendo referencia a la película del muñeco diabólico), “se puso verde” (emulando al actor Lou Ferriño en la serie de Hulk); anda fastidiado, furibundo, intenso o rabioso.

¿Por qué sentimos ira?

Voy adivinar amigo lector: ¿por qué sientes ira?

  • Cuando las cosas no suceden como quieres
  • Cuando alguien no te trata como crees que mereces

¿Por qué se desencadena la ira?

  • Se genera cuando tenemos la sensación de haber sido perjudicados
  • Se desencadena ante situaciones que son valoradas como injustas o que atentan contra los valores morales y la libertad personal
  • Se hace presente por las personas que nos afectan con abusos verbales o físicos
  • La generan situaciones en las cuales consideramos que se producen tratamientos injustos
  • Cuando alguien bloquea nuestras metas

¿Qué es la ira?

Existen muchas definiciones; un de ellas la define como: “Una reacción de irritación, furia o cólera desencadenada por la indignación y el enojo de sentir vulnerados nuestros derechos” (Punset, Bisquerra & Gea, 2017).

¿Cuántos matices tiene la ira?

La ira es una de las emociones más comunes y frecuentes. Tice, descubrió que de todos los estados de ánimo la ira es el que peor domina (Goleman, 1995).

El divulgador científico Eduardo Punset, en su libro Universo de Emociones, menciona más de 60 formas en cómo experimentamos la ira.

  • Tiene muchos matices: aborrecimiento, acritud, agitación, agresividad, animadversión, antipatía, aversión, cabreo, celos, cólera, crueldad, desafecto, desamor, desapego, desconfianza, desdén, despecho, despiedad, desprecio, detestación, displicencia, encono, enemistad, enfado, enojo, envidia, escama, exasperación, execración, excitación, fastidio, frialdad, furia, furor, hostilidad, impaciencia, impotencia, indiferencia, indignación, insensibilidad, irritación, malhumor, manía, misoginia, odio, ojeriza, pelusa, rabia, racismo, recelo, rechazo, rencor, resentimiento, resquemor, sadismo, saña, sexismo, sospecha, tensión, vesania y violencia.

Daniel Goleman (1995), describe la ira en su libro Inteligencia Emocional con 14 formas de experimentarla.

  • En la emoción existen más sutilezas de las que podemos hablar. Dentro de la familia de la ira se encuentran: acritud, aflicción, animosidad, cólera, exasperación, fastidio, furia, hostilidad, indignación, irritabilidad, odio patológico, resentimiento, ultraje y violencia.

¿Cómo mostramos la ira?

¿Sabías que los bebés pueden demostrar su enojo desde los tres meses de edad?

Las personas iracundas o enojadas:

  • Contraen y bajan las cejas para producir un ceño fruncido
  • Se forman arrugas sobre el puente de la nariz
  • Los ojos se achican y miran fijo
  • Los labios se aprietan mucho uno contra otro, y la mandíbula está tensa y en posición de morder
  • En algunas personas también se dilatan las aletas de la nariz
  • La expresión facial se acompaña con otros movimientos corporales como: cerrar las manos en forma de puños, manos en posición de querer ahorcar a alguien o de arañarle, sacudir la cabeza y adoptar posturas agresivas como colocar las manos en las caderas (Boyes, 2007)

¿Qué escondemos detrás del enojo?

  • Dolor, por las heridas del pasado: el miedo al abandono, al rechazo, la humillación, la traición o el temor a confiar y la injusticia.
  • Tristeza, por no sentirnos amados o sentirnos rechazados.
  • Impaciencia, por estar cansados de esperar y que no se nos haga justicia.
  • Miedo, por temor a perder lo que tenemos o por no lograr lo que queremos.
  • Inseguridad, por no ser capaces de creer en nosotros mismos.
  • Decepción, por verse derrumbadas nuestras expectativas o ponerlas en las personas que inconscientemente sabemos que, no nos las van a cumplir.
  • Incomunicación, por no saber expresar nuestras emociones o expresarlas de manera no asertiva.
  • Autodestrucción, por hacernos daño y no ser capaces de hacernos responsables de nosotros mismos.

Nuestras emociones no se presentan de forma aislada, una emoción puede arrastrar a otras más.

¿Cuáles son las consecuencias de sentir ira?

  • Si queremos saber cuáles han sido nuestras experiencias en el pasado, examinemos nuestro cuerpo ahora.
  • Si queremos saber qué aspecto tendrá nuestro cuerpo en el futuro, examinemos nuestras experiencias actuales.
  • Metabolizamos todas y cada una de nuestras experiencias en nuestro cuerpo. Cuando hay una alteración en los mecanismos de reparación celular es cuando enfermamos (Deepack, 2017).

El cuerpo es el resultado metabólico de todas nuestras experiencias cotidianas.

Las emociones fuera de control o secuestro emocional:

  • Desequilibran tu sistema inmunológico (Psiconeuroendocrinoinmunología).
  • Sistema inmunológico está compuesto por: las amígdalas, el timo (produce los linfocitos “T” que combaten el cáncer y los leucocitos o glóbulos blancos), los ganglios linfáticos, el bazo, la médula ósea (es la fábrica de los glóbulos rojos) y los vasos linfáticos.

Enfermedades relacionadas con la ira

De acuerdo a Jaques Martel, en su Gran diccionario de las dolencias y enfermedades, todas las enfermedades terminadas en “itis” suelen estar relacionadas con la ira o la frustración ya que se vinculan con conflictos emocionales no resueltos y ello produce inflamaciones somatizadas en:

  • Amigdalitis, apendicitis, artritis, bursitis, colitis, cistitis, diverticulitis, gastroenteritis, gingivitis, laringitis, otitis, tendinitis, uretritis y vaginitis (Martel, s/f).

Por ejemplo, la artritis es la inflamación de una articulación que puede afectar cada una de las partes del sistema locomotor humano: trátese de los huesos, ligamentos, los tendones o los músculos. Se caracteriza por la inflamación, la rigidez muscular y dolor, todo lo cual corresponde en el plano metafísico a encierro, crítica, pena, tristeza o ira (Martel, s/f).

Consecuencias de la ira en el cuerpo y la mente

Si, implosionas o la ira estalla hacia adentro del cuerpo, se convierte en enfermedad.

  • Altera la visión: efecto de túnel.
  • Cálculos biliares o piedras en la vesícula: pueden ser del tamaño de grano de arena hasta llegar al tamaño de una pelota de golf.
  • Cáncer: relacionada con acidosis en el cuerpo producida por grandes cantidades de cortisol.
  • Depresión del sistema inmune: al inhibir las emociones como la ira o el resentimiento.
  • Enfermedades cardiacas: envenena la sangre cuando se vierte cortisol al torrente sanguíneo y esta se vuelve ácida.
  • Derrame cerebral: daño en arterias carótidas o ataque isquémico transitorio.

Si explotas o la ira estalla hacia afuera del cuerpo, se convierte en violencia.

  • Genera violencia: se transforma en agresiones físicas y psicológicas.
  • Conflictos no resueltos: desarrolla emociones como el rencor, odio, injusticia o rechazo que generan relaciones tóxicas en la interacción social.

Las emociones fuera de control o secuestro emocional

¿Qué órganos se afectan con la ira?

  • El hígado realiza una gran variedad de funciones, entre las cuales están: la desintoxicación de la sangre y la producción de bilis, la digestión de los alimentos y el almacena de energía.
  • La vesícula biliar almacena bilis, un líquido producido por el hígado para digerir las grasas (Mejorconsalud, 2018).

La rabia y la ira, así como todas las emociones derivadas de ellas, están asociadas al mal funcionamiento de estos órganos.

Enfermedades y fármacos que causan ira

  • Tiroides hiperactiva: la producción de hormona tiroidea afecta el carácter.
  • Diabetes: el bajo nivel de azúcar produce estallidos de ira.
  • Depresión: te pone enojado, agitado e irritable.
  • Alzheimer: se presentan irritabilidad y arrebatos de ira.
  • Inflamación hepática, cirrosis y hepatitis: el hígado no cumple su función e intoxica el cerebro creando episodios de hosquedad y agresividad.
  • Epilepsia: si los episodios son graves se presentan arrebatos después de este.
  • Enfermedad de Wilson: trastorno genético que acumula el cobre en el hígado y produce explosiones de ira.
  • Accidente cerebrovascular: si ocurre en la parte inferior del lóbulo frontal la persona no puede sentir empatía y se vuelve agresiva.

Medicamentos

  • Estatinas: prescritas para bajar el colesterol y prevenir enfermedades cardiacas, tienen como efecto secundario en los pacientes el presentar episodios de ira.
  • Somníferos: los benzodiacepinas recetadas para el insomnio o la ansiedad alteran la función cerebral y causan enojo. Ambas ayudan a que se produzcan episodios de ira (Holadoctor, 2012).

Recomendaciones

El conocimiento es poder. He aquí algunos postulados para la sanación de emociones:

  • Nuestros pensamientos nos enferman, pero también nos curan.
  • Si queremos saber cuáles han sido nuestras experiencias en el pasado, examinemos nuestro cuerpo ahora. Si queremos saber qué aspecto tendrá nuestro cuerpo en el futuro examinemos nuestras experiencias actuales.
  • Tenemos nuestra propia farmacia interna para sanarnos.

Nuestra farmacia interna

  • Si estamos tranquilos, nuestros glóbulos blancos y los leucocitos producen diazepam (Diazepam, 2018) o la marca comercial Valium.
  • El diazepam es una benzodiazepina que sirve para tratar problemas de ansiedad, los síntomas de abstinencia del alcohol, o los espasmos musculares (Chopra, 2017).
  • Un estado de euforia inducido naturalmente tiene más consecuencias biológicas que el simple hecho de sentirnos bien (por ejemplo: un enojo desproporcionado).

Examinar el efecto placebo y nocebo

  • Placebo: cuando creemos en algo o en alguien aunque sea pseudociencia, nos va a hacer bien (placebo). Al sentir placer, se activan en nuestro cerebro los centros de dopamina (núcleo acumbens y el área ventral tegmental) y también funciona como un analgésico.
  • Nocebo: por el contrario, cuando creemos que algo malo va a pasar o será perjudicial y sucederá el peor de los escenarios (nocebo), esto debilita el sistema inmunológico, siendo las personas más vulnerables a virus y bacterias. Cualquier estímulo banal, lo procesa como si fuera muy doloroso (Efe, 2017). En una situación estresante los glóbulos blancos y las plaquetas bajan.
  • El estado del sanador o profesional de la salud y su condición física, espiritual y emocional, influye y regula la respuesta biológica de la persona a la que está curando. Personas sanas curan personas sanas.

En conclusión, si tenemos expectativas negativas, los efectos serán negativos y viceversa.

Sugerencias para el cambio para regular la ira

  • Aprende a meditar
  • Realiza actividades al aire libre
  • No acumules porque a corto, mediano o largo plazo te va a hacer daño
  • Sé consciente de sus causas y sus consecuencias
  • Descansa y no te tomes todas las cosas personales
  • Realiza actividades que te relajen
  • Si te es posible, aléjate de las personas que te irritan
  • Toma sesiones de campo electromagnético pulsante de baja frecuencia, que bajan la intensidad de tus emociones negativas
  • Si fallan todas las opciones anteriores: busca ayuda profesional

Solo cuando estás consciente del daño que te generan tus emociones, puedes enfrentarlas y equilibrarlas.

Fuente: un artículo de Juan Antonio Barrera Méndez publicado en el portal www.psicoactiva.com

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