La demencia es una enfermedad incurable y debilitante que afecta a millones de personas en todo el mundo. Si bien la ciencia continúa buscando respuestas para tratar la enfermedad, ha habido un cambio hacia la prevención. Un estudio ha proporcionado nueva evidencia sobre el vínculo entre la ingesta de magnesio y la salud del cerebro.

Estudios anteriores han demostrado que la ingesta de magnesio en la dieta está involucrada en los procesos biológicos relacionados con el envejecimiento del cerebro, en tanto puede ayudar a prevenir la neurodegeneración que finalmente conduce a la demencia.

Los mecanismos exactos que subyacen a los efectos neuroprotectores del magnesio no se han identificado con claridad, particularmente en qué punto la ingesta de magnesio comienza a afectar la salud del cerebro. Dado que el estilo de vida y la dieta son factores de riesgo modificables para la demencia, es importante saber más sobre el papel del magnesio como agente preventivo.

Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad Nacional de Australia analizó los volúmenes cerebrales y las lesiones de la materia blanca (WML) y su asociación con el magnesio en la dieta. También examinaron la asociación entre la presión arterial y el magnesio, y si había diferencias en estas asociaciones entre hombres y mujeres.

El volumen cerebral es un factor importante a considerar porque el encogimiento (atrofia) del cerebro en personas diagnosticadas con la enfermedad de Alzheimer precede a la aparición de síntomas clínicos. La atrofia en el hipocampo —la estructura cerebral compleja que desempeña un papel en el aprendizaje y la memoria— es una característica temprana de la enfermedad de Alzheimer.

La materia blanca se encuentra en todo el sistema nervioso central, pero en gran parte en el interior del cerebro. Está formado por haces de millones de fibras nerviosas que se conectan a la materia gris del cerebro. Las WML son anomalías que aparecen como puntos brillantes en las imágenes de resonancia magnética del cerebro. Pueden reflejar un envejecimiento normal y no tener importancia clínica, o pueden indicar inflamación y daño a la mielina, la vaina aislante que rodea los nervios. Se cree que las WML son un signo temprano de enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer y los accidentes cerebrovasculares.

El estudio actual incluyó a 6.001 participantes tomados del Biobanco del Reino Unido. Los participantes, con edades entre 40 y 73 años, no tenían evidencia de trastornos neurológicos. Se pidió a los participantes que completaran un cuestionario en línea cinco veces durante 16 meses, y sus respuestas se utilizaron para calcular su ingesta diaria de magnesio en función de 200 alimentos de diferentes tamaños de porciones.

Los investigadores encontraron, por primera vez, que el magnesio dietético se asoció con volúmenes cerebrales más grandes y WML más bajos, particularmente en la materia gris y blanca. Descubrieron que el efecto neuroprotector del magnesio era sustancial, pero variaba en las diferentes regiones del cerebro, siendo particularmente fuerte para la materia gris y el hipocampo.

En comparación con alguien con una ingesta normal de magnesio de alrededor de 0,1 oz (350 mg) al día, se descubrió que aquellos que consumían más de 0,2 oz (550 mg) de magnesio al día tenían una edad cerebral aproximadamente un año menor que su “edad corporal” cuando llegan a los 55.

“Nuestro estudio muestra que un aumento del 41% en la ingesta de magnesio podría conducir a una menor contracción del cerebro relacionada con la edad, lo que se asocia con una mejor función cognitiva y un menor riesgo o retraso en la aparición de demencia en la vejez”, señaló Khawlah Alateeq, autor principal del estudio.

Si bien los datos mostraron fuertes asociaciones entre el magnesio dietético y los volúmenes cerebrales y las WML en hombres y mujeres, los posibles efectos neuroprotectores del magnesio solo alcanzaron importancia en las mujeres. El efecto fue más fuerte en mujeres posmenopáusicas que en mujeres premenopáusicas, pero los investigadores señalan que esto puede deberse a las propiedades antiinflamatorias del magnesio. Inesperadamente, el estudio no mostró ninguna asociación entre la ingesta de magnesio en la dieta y la presión arterial.

Según los resultados de su estudio, los investigadores recomiendan aumentar la ingesta de magnesio desde una edad más temprana para protegerse contra las enfermedades neurodegenerativas.

“El estudio muestra que una mayor ingesta de magnesio en la dieta puede contribuir a la neuroprotección antes en el proceso de envejecimiento y los efectos preventivos pueden comenzar a los 40 años o incluso antes”, dijo Alateeq. “Esto significa que las personas de todas las edades deberían prestar más atención a su consumo de magnesio”.

Entonces, parece que los plátanos, las verduras de hoja verde, los aguacates, los anacardos y las almendras, las legumbres, el tofu, los pescados grasos, las semillas y los cereales integrales están en el menú. Pero no te olvides del postre: el chocolate negro también es muy rico en magnesio.

Los investigadores esperan que sus hallazgos generen más trabajos científicos sobre los beneficios del magnesio en la salud del cerebro, y que estos se utilicen para guiar las estrategias de salud pública centradas en la prevención.

“Nuestra investigación podría informar el desarrollo de intervenciones de salud pública destinadas a promover un envejecimiento cerebral saludable a través de estrategias dietéticas”, anotó Erin Walsh, coautora del estudio publicado en el European Journal of Nutrition.

Fuente: un texto de Pablo McClure publicado en el portal newatlas.com

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