Los investigadores dijeron que descubrieron la asociación entre la soledad y el riesgo de enfermedad de Parkinson, independientemente de la depresión, la genética y otros factores de riesgo destacados.

En el estudio, se preguntó a los participantes: “¿Te sientes solo a menudo?” y se les pidió que respondieran “sí” o “no”.

Aproximadamente el 18% (91.186 personas) indicaron que se sentían solos. Aquellos que sí reportaron soledad eran ligeramente más jóvenes, en su mayoría mujeres, tenían menos recursos, menos probabilidades de tener un título universitario, presentaban más riesgos para la salud (como fumar y estar físicamente inactivos) y mostraban peor salud física y mental en general.

Durante los 15 años de seguimiento, 2.822 personas del estudio desarrollaron la enfermedad de Parkinson. Los investigadores dijeron que utilizaron estos hallazgos para establecer la asociación entre la soledad y el Parkinson.

Sus hallazgos fueron presentados y publicados en la revista JAMA Neurology.

¿Cuál es el vínculo entre la soledad y el Parkinson?

Los investigadores señalaron que su estudio se suma a la creciente evidencia de que la soledad afecta sustancialmente la salud, incluidas las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y otras formas de demencia.

“Los sentimientos de soledad son comunes en el Parkinson y pueden ser el resultado de limitaciones físicas y psicológicas de la enfermedad”, dijo el doctor Andrew Feigin, director ejecutivo del Instituto Marlene y Paolo Fresco para el Parkinson y los Trastornos del Movimiento en NYU Langone Health, en Nueva York, quien no participó en el estudio.

“Además, la soledad puede provocar depresión, lo que resulta en retraimiento, falta de motivación, menos actividad y potencialmente menos ejercicio, todos ellos comportamientos que pueden afectar negativamente en el Parkinson”, declaró Feigin a Medical News Today.

¿Se puede reducir el riesgo de Parkinson?

Combatir la soledad no significa reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson.

“Este artículo informa una asociación entre la soledad y el desarrollo de la enfermedad de Parkinson”, dijo el doctor Pietro Mazzoni, neurólogo especializado en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson en el Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio, quien no fue parte del estudio.

“Las principales fortalezas del estudio son el gran número de participantes (casi medio millón) y que su diseño fue longitudinal: se siguió a un grupo de personas durante 15 años y se contó el número de participantes que desarrollaron Parkinson en ese período. Estas características permiten a los investigadores llegar a conclusiones mucho más sólidas que la mayoría de los estudios que abordan este tipo de preguntas”, dijo el doctor Mazzoni a MNT.

“El hallazgo principal fue que los participantes que se sentían más solos al comienzo del estudio tenían más probabilidades de desarrollar Parkinson. Este hallazgo es muy interesante. La conclusión fue que existe una mayor asociación entre la soledad y un diagnóstico posterior de Parkinson. Es tentador extender esta conclusión a la preocupación de que la soledad pueda aumentar el riesgo de desarrollar Parkinson. Este absolutamente no es el caso. Aunque el término “factor de riesgo” se utiliza comúnmente en el campo de la epidemiología, su significado es diferente del que tiene fuera del campo de la epidemiología”, aclaró Mazzoni. “La soledad es un marcador que predice el desarrollo futuro de Parkinson”, añadió.

¿Cómo progresa la enfermedad de Parkinson?

Según Mazzoni, hay tres cosas a tener en cuenta cuando se habla de soledad y enfermedad de Parkinson.

Es posible que la soledad no siempre conduzca al Parkinson

La investigación registró la aparición de la enfermedad de Parkinson después del inicio del estudio. Sin embargo, se cree que el Parkinson comienza en el cerebro entre 15 y 20 años antes de ser diagnosticado.

Por lo tanto, queda abierta la cuestión de si la soledad realmente precedió al Parkinson. Si la soledad comenzó después del inicio de los cambios cerebrales causados por el Parkinson, entonces la soledad no puede causar ni aumentar el riesgo de padecerlo.

Las causas del Parkinson son multifactoriales

El análisis estadístico que sirve de base a las conclusiones del estudio, por muy bien concebido y potente que sea, tiene una limitación importante.

Los autores tuvieron en cuenta una larga lista de “covariables”, como factores de riesgo genéticos y actividad física, que podrían haber confundido los resultados.

El método para “contabilizar” o “excluir” estas covariables requiere supuestos que son difíciles de probar. Dado el número de factores que potencialmente pueden aumentar el riesgo de Parkinson, cualquier conclusión que se base en excluir todos estos factores debe tomarse con al menos cierto escepticismo.

Reducir la soledad puede no afectar el riesgo de Parkinson

Como se explicó anteriormente, una asociación entre la soledad preexistente y el Parkinson no significa que reducir la soledad reducirá el riesgo de desarrollar Parkinson en el futuro.

Por supuesto, vale la pena combatir la soledad por muchas otras razones. En el caso del Parkinson, el hallazgo de una asociación es interesante, ya que sugiere que una mejor comprensión de la soledad y su relación con la función cerebral podría proporcionar información útil sobre cómo comienza el Parkinson.

Importancia de las conexiones sociales

El Parkinson es un trastorno del movimiento que puede impedir la relación con otras personas.

Es posible que alguien tenga que esperar a que otra persona lo transporte. Alguien puede sentirse cohibido debido a los temblores. Alguien podría tener problemas de seguridad.

“Las personas con Parkinson tienen un mayor riesgo de sufrir lo que en el campo médico se llama apatía, pero no creo que esa sea la palabra correcta”, dijo la doctora Melita Petrossian, neuróloga y directora del Centro de Trastornos del Movimiento del Pacífico en Pacific Neuroscience, instituto con base en California que no participó en el estudio.

“Más bien les falta motivación para levantarse y hablar con otras personas“, explicó a MNT.

“Si bien esto es común en personas con Parkinson, la pandemia de COVID-19 lo empeoró. Hubo meses en los que la gente no salía de sus casas y si bien pudimos conectarnos digitalmente, no es lo mismo. Pero es posible que algunas personas se hayan acostumbrado a estar solas en casa, lo que les quitó aún más motivación para levantarse y salir”.

“Veo individuos volviendo a donde estaban antes de la pandemia, pero es un proceso lento. Creo que es bueno para la gente tener algunas personas muy cercanas, ya sean familiares o amigos. Idealmente, debería haber presencia de cinco o seis amigos. Y luego deberían mantener una red de conocidos. Creo que eso ayudaría a las personas con Parkinson a no sentirse solas”, sugiere la doctora Petrossian.

Consejos para minimizar la soledad

“Sabemos que las relaciones sociales desempeñan un papel importante en la salud y el bienestar en muchas poblaciones y entornos clínicos”, afirmó Laura Boxley, PhD, neuropsicóloga clínica del Departamento de Psiquiatría y Salud Conductual de la Universidad Estatal de Ohio Wexner Medical.

“La práctica médica moderna ahora incorpora determinantes sociales de la salud como un marco integral para comprender mejor los riesgos y los planes de atención”, explicó a MNT.

“Dónde vives, con quién vives y cómo pasas tu tiempo son variables que reconocemos que tienen un impacto en los comportamientos y resultados de salud”.

La Fundación Endeavor sugiere algunas formas de hacer amigos cuando tienes una discapacidad:

Únase a un club o grupo comunitario

Busque en su área clubes que integren sus intereses con la socialización. Puede utilizar recursos en línea para localizar diferentes grupos y sus actividades.

Asista a un evento comunitario

Consulte su periódico o en línea para encontrar eventos en su área que le interesen, tales como conciertos, ferias de artesanía, demostraciones de cocina o recorridos de jardinería. Comience por hacer una lista de sus intereses y luego descubra qué eventos se ajustan a esos intereses.

Realice voluntariado

¡Existen, ventajosamente, tantas oportunidades para ser voluntario!

¿Le gustan los animales? Considere la posibilidad de ofrecerse como voluntario en un refugio local. ¿Le gusta pasar tiempo con los niños? Comuníquese con escuelas locales para averiguar si tienen un programa para abuelos al que pueda unirse. ¿Le gusta estar rodeado de bebés? Muchos hospitales tienen oportunidades de voluntariado donde usted puede venir, cargar y mecer a los bebés. También puede buscar organizaciones benéficas y sin fines de lucro cuya misión se ajuste a sus objetivos personales o profesionales.

Inscríbase en un taller o curso de educación para adultos

¿Hay algo que siempre ha querido aprender? ¿Una habilidad que desea mejorar? Pruebe una búsqueda en Google de “talleres y clases abiertos a la comunidad” para ver qué surge. ¡Anímese a registrarse!

Reconéctese con amigos del pasado

Las redes sociales permiten localizar compañeros de clase o colegas cuya compañía disfrutaste hace décadas. Una vez que los encuentres, solo tendrás que decir “hola” y ver hacia dónde va la conversación.

Esté abierto a decir que sí

Sabemos que es más fácil decir no y quedarse en casa. Pero esa elección le mantiene solo, aislado y desmotivado.

¡Comprométase a decir que sí! Quizá comience con un sí por mes. Es posible que descubra que lo disfruta grandemente una vez que comience a salir, y a partir de entonces buscará más y mejores oportunidades.

Fuente: un artículo de Eileen Bailey publicado en el portal www.medicalnewstoday.com

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