Los investigadores saben desde hace bastante tiempo que el aprendizaje hace que el cerebro cambie y se realinee, incluso se agrande. Pero si ese es el caso, ¿por qué nuestros cerebros finalmente no superan nuestros cráneos?
Como informa Dana Dovey en Newsweek, los científicos piensan que pueden tener una respuesta a ese enigma: aunque nuestros cerebros crecen cuando aprendemos, nuestros cuerpos editan en gran medida estas células. El artículo de opinión, publicado en la revista Trends in Cognitive Science, sugiere que la mayoría de la nueva materia producida durante el proceso de aprendizaje se descarta, solo queda la más necesaria.
Las nuevas células producidas durante el aprendizaje son como actores que “audicionan” para un lugar en el cerebro, con el cerebro funcionando como director, dice Elisabeth Wenger, autora principal del artículo y neurocientífica del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano en Berlín, en un comunicado de prensa. Después de que se crean las nuevas células, el cerebro las pone a prueba, determinando cuáles funcionan de manera más eficiente. Aquellas que no realizan el corte se marchitan o se les asignan diferentes funciones.
“El volumen de materia cerebral aumenta en las etapas iniciales del aprendizaje y luego se vuelve a normalizar parcial o completamente”, dice Wenger. “Esta parece ser una forma efectiva para que el cerebro explore primero las posibilidades, llame a diferentes estructuras y tipos de células, seleccione las mejores y elimine las que ya no son necesarias”.
Como Wenger le dice a Rafi Letzter en LiveScience, aunque la idea aún necesita ser confirmada, sus primeras pruebas son prometedoras. Wenger y sus colegas estudiaron cambios cerebrales en 15 pacientes diestros a lo largo de siete semanas. Durante el período de prueba, el equipo enseñó a los participantes a escribir con su mano izquierda, y ocasionalmente escanearon sus cerebros utilizando imágenes de resonancia magnética (IRM). Lo que descubrieron es que el área de los cerebros involucrados en el control muscular aumentó de 2 a 3 por ciento durante la enseñanza, pero finalmente se redujo a un tamaño normal o casi normal.
Sin embargo, sus sujetos no perdieron sus habilidades recién adquiridas. Como informa Dovey, los investigadores han observado previamente un fenómeno similar en ratas y primates.
Aunque el equipo espera confirmar el último resultado en trabajos futuros, es muy difícil observar y medir estos pequeños cambios en el volumen cerebral. Muchos factores pueden hacer que el cerebro de una persona se hinche y se contraiga, incluso beber un par de vasos de agua. Y las máquinas de resonancia magnética sufren mucho ruido.
“Es muy difícil observar y detectar estos cambios volumétricos, porque, como pueden imaginar, también hay muchos factores de ruido que entran en juego cuando medimos a los participantes normales en el escáner de IRM”, le dice Wenger a Letzter.
La investigación podría ayudar a los científicos a comprender mejor la neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para reorganizar y mover “datos” después de sufrir daños. De hecho, hay casos en que las personas podían funcionar casi normalmente con solo medio cerebro, con un hemisferio asumiendo funciones de partes faltantes del cerebro.
La próxima vez que estés estudiando algo difícil, solo piensa en cuánto podrías estar haciendo que tu cerebro (aunque temporalmente) se hinche.
Fuente: un artículo de Jason Daley para www.smithsonianmag.com
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