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Tumores cerebrales: actuar con prontitud puede salvar vidas

Un tumor cerebral fue lo más alejado de la mente de Kathy English ese día de 2003 cuando entró en la oficina de un neurólogo. Ella había tenido algunos problemas sinusales no controlados, por lo que sus médicos ordenaron una variedad de pruebas, incluida una resonancia magnética (IRM). Cuando ella llegó para obtener los resultados de la resonancia magnética, el neurólogo dijo que aún no había tenido la oportunidad de verlos él mismo.

“Dijo que los miraríamos juntos”, recordó Kathy. “Mientras observaba el escáner, señaló una pequeña anormalidad, un tumor que describió como un meningioma. Luego vio otro. Y otro. En este momento, comencé a preocuparme mucho. Finalmente, encontró doce… ahora estaba realmente preocupada”.

Un meningioma es un tumor generalmente benigno y de crecimiento lento. Si bien se lo conoce como tumor cerebral, en realidad no crece del tejido cerebral sino de las meninges, capas de tejido que cubren el cerebro. Aun así, 12 meningiomas no deben tomarse a la ligera.

El neurólogo inmediatamente refirió a Kathy al neurocirujano James Markert, MD, un experto en tumores cerebrales de la Universidad de Alabama en Birmingham (UAB).

Markert, quien es profesor y presidente del Departamento de Neurocirugía en la Facultad de Medicina de la UAB, dice que los meningiomas son relativamente raros, pero ciertamente no son desconocidos. Él dio estricto seguimiento al caso de Kathy durante varios años, y cuando uno de los tumores comenzó a crecer, lo extirpó quirúrgicamente, junto con otros ocho que eran fácilmente accesibles. Dos más fueron eliminados luego mediante un seguro procedimiento de radiación conocido como bisturí de rayos gamma (Gamma Knife®). Markert continúa monitoreando a los demás. A pesar de todo, Kathy nunca tuvo ningún síntoma, aparte de una intensa sensación de ansiedad.

“Fue como saber que tienes insectos en la cabeza… ‘¡Quítatelos! ¡Quítatelos!'”, dijo. “Es muy tranquilizador saber que algunos de los principales especialistas en tumores cerebrales de la nación me están tratando y supervisando”.

Sus experiencias hicieron de Kathy algo así como una experta en tumores cerebrales, lo suficiente como para darse cuenta de que algo no estaba bien cuando su esposo, John, se mareó y perdió el equilibrio después de inclinarse para desconectar el cable de la computadora. Había tenido un par de dolores de cabeza en las semanas anteriores, y esa noche en el otoño de 2016, obviamente algo andaba mal.

“Descartamos un derrame cerebral bastante rápido, y nuestro médico ordenó una resonancia magnética”, nos cuenta Kathy English. “Los resultados diagnosticaron astrocitoma. Un tumor cerebral. Nos quedamos atónitos”.

Dos días después, John English estaba en la consulta de Markert y, en menos de dos semanas, se sometió a una cirugía para extirpar un tumor de grado 2. Su recuperación ha sido sólida y sabe que tiene suerte.

“Si bien nunca anticipamos tener una segunda persona en la familia con un tumor cerebral, las experiencias de Kathy nos hicieron proactivos”, comenta John. “Mi pronóstico es mucho mejor debido al rápido reconocimiento del tumor y la rápida respuesta de la UAB”.

Los English no se consideraban candidatos principales para los tumores cerebrales. Ambos son pescetarianos (individuos que agregan pescado a una dieta vegetariana) que se mantienen en forma y vigilan de cerca su salud.

“La comunidad científica todavía tiene mucho que aprender para predecir la aparición de un tumor cerebral o quién está en riesgo”, dijo Markert, quien ocupa la Cátedra de Neurocirugía James Garber Galbraith en la UAB y es científico sénior en el Centro Integral del Cáncer. “Algunos, llamados tumores primarios, surgen en el cerebro. Otros se denominan tumores metastásicos, que surgen en otras partes del cuerpo y migran al cerebro“.

Imágenes mejoradas, tratamientos de vanguardia e innovación terapéutica: crecen los factores de optimismo para miles de pacientes

La buena noticia, dice Markert, es que el panorama para la terapia de tumores cerebrales es mucho mejor ahora. “El diagnóstico de un tumor cerebral maligno sigue siendo devastador, pero hemos recorrido un largo camino”, dijo. “El horizonte es luminoso y esperanzador para el desarrollo de tratamientos aún más impactantes en un futuro muy cercano“.

Las mejoras en la neuroimagen ahora pueden revelar mucha más información sobre la composición de los tumores. “Solíamos clasificar los tumores basándonos simplemente en su apariencia microscópica”, dijo Markert. “Ahora podemos ver las mutaciones dentro de las células tumorales, y hemos descubierto que ciertos conjuntos de mutaciones están asociados con diferentes tipos y subtipos de tumores. Esto realmente es medicina de precisión, ya que ahora podemos adaptar la terapia basada en nuestra mejor comprensión de la firma genética de un tumor individual”.

Un nuevo agente de quimioterapia oral llamado temozolomida es un buen ejemplo. Es eficaz en algunos tumores, pero otros son resistentes a la droga. Los avances en las pruebas genéticas pueden predecir qué pacientes responderán mejor al medicamento y cuáles no.

Otro agente nuevo, el ácido aminolevulínico, o 5-ALA, se usa en una técnica de imagen de fluorescencia. El medicamento se absorbe en los tumores y hace que brillen cuando se observan en una resonancia magnética. Los cirujanos pueden visualizar mejor el tumor, especialmente en sus límites con células sanas. Esos límites generalmente son indistintos, y la línea entre el tumor y el tejido sano puede ser borrosa. 5-ALA ayuda a guiar a los cirujanos mientras intentan extirpar la mayor cantidad de masa tumoral posible mientras dejan intacto el tejido sano. Se espera que 5-ALA esté aprobado para su uso por la FDA en un futuro próximo.

Pronto se implementará una nueva tecnología en la UAB, como la resonancia magnética intraoperatoria, donde los cirujanos tendrán la capacidad de realizar resonancias magnéticas en tiempo real en la sala de operaciones durante la cirugía. Otro avance, también basado en el uso mejorado de IRM, empleará láseres insertados quirúrgicamente en el tumor para destruir con precisión las células tumorales con energía térmica.

Markert dice que la terapia de protones, una opción sobre la tecnología de radiación tradicional, puede ser una herramienta valiosa para tumores pediátricos o tumores ubicados cerca de estructuras delicadas como el tronco encefálico o el nervio óptico.

Otra terapia prometedora que ha estado bajo investigación en el laboratorio de Markert durante ya varios años, y cuyos resultados iniciales vieron la luz en 2001, consiste en la investigación de un virus del herpes de primera generación genéticamente modificado como terapia para destruir tumores cerebrales. Un virus de segunda generación, conocido como M032, se encuentra actualmente también en ensayos clínicos. El virus infecta las células tumorales y se replica, mientras deja solo las células sanas.

El acto de replicación viral en el tumor mata las células tumorales infectadas y hace que la célula tumoral actúe como una fábrica para producir nuevos virus. A medida que la célula tumoral muere, los virus de la progenie se liberan de la célula. Estos virus infectan otras células tumorales cercanas y continúan el proceso de destrucción del tumor. El virus también hace que el propio sistema inmune del paciente ataque el tumor.

“Este proceso, especialmente combinado con los avances en inmunoterapia, presenta un enfoque muy prometedor para el tratamiento de tumores”, dijo Markert.

Tratamientos inmunológicos: un largo y positivo camino en el combate de tumores cerebrales

Markert explica que el sistema inmunológico del cuerpo está diseñado para patrullar células extrañas en el cuerpo, incluidas las células cancerosas mutadas. Las células T asesinas del sistema inmune tienen un interruptor de apagado, conocido como punto de control. El punto de control generalmente está apagado, evitando que las células T ataquen a las células sanas. Se enciende de nuevo, generalmente, en presencia de una célula extraña, lo que provoca que las células T ataquen. Pero las células tumorales son muy buenas para engañar al punto de control, por lo que permanece en la posición de apagado. Se están desarrollando medicamentos conocidos como inhibidores del punto de control que activarían el punto de control y estimularían a las células T a atacar el tumor.

“Un enfoque que estamos considerando ahora es una combinación de terapia viral e inmunoterapia”, dijo Markert. “La terapia viral que usa nuestro virus herpes modificado debería producir una respuesta inmune vibrante, seguida de la introducción de los inhibidores del punto de control, que activarían los puntos de control y activarían las células T individuales”.

Markert está entusiasmado con el futuro de la investigación y el tratamiento de los tumores cerebrales. Como centro médico académico, hogar de uno de los centros integrales de cáncer de los EE.UU., y líder absoluto del estado en medicina personalizada, la UAB está preparada para estar a la vanguardia de nuevos descubrimientos.

“Tenemos una notable variedad de talento aquí, en oncología de radiación, hematología, oncología, neurología, neurocirugía y otros campos”, dijo. “Tenemos una empresa de investigación sobresaliente en tumores cerebrales pediátricos y adultos. Es un momento emocionante para estar en este campo”.

El cáncer de cerebro no es el tipo de cáncer más frecuente: el cáncer de mama y de pulmón encabeza la lista; pero los tumores cerebrales malignos pueden ser particularmente devastadores.

“Estamos doblando una esquina, pero todavía hay demasiadas personas que mueren de tumores cerebrales cada año”, dijo Markert. “Estos pacientes y sus familias son personas muy valientes. Les debemos encontrar mejores tratamientos”.

Los esposos English tuvieron dos experiencias de primera mano que los convencieron a continuar proactivos e involucrados en su atención médica.

“Presta atención a tu cuerpo, y si sucede algo inusual, no lo dejes pasar”, sostiene John English. “Sé agresivo en el seguimiento. Somos dos personas que prestamos oportuna atención a nuestros problemas médicos y, como resultado, obtuvimos los tratamientos adecuados para brindarnos los mejores resultados posibles”.  La ciencia sigue a nuestro lado: busca a los especialistas.

Fuente: una investigación de la Universidad de Alabama en Birmingham publicada en el portal sciencedaily.com

 

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