Se habla mucho sobre el rol de la mujer como madre y del famoso instinto maternal, pero la mayoría de las veces el tema se queda solo en lo femenino. ¿Qué pasa con los hombres?
Un estudio determinó que, al convertirse en padres, el cerebro de los hombres atraviesa por una serie de cambios. Esto se evidencia a través de la relación que mantienen con sus hijos.
El cerebro de los individuos presenta cambios al convertirse en padre, ya sea mediante nacimiento u opción, y los cambios van aumentando a medida de que estos pasen más tiempo con el niño.
Para determinar cómo se modifican o arman nuevos circuitos cerebrales en los padres, se realizó un estudio muy interesante en Israel, el cual contó con la participación de dos grupos de padres primerizos. A saber:
Los investigadores de la Universidad de Bar-Ilan en Israel, grabaron sesiones de cada padre jugando con su hijo. Además, antes y después de la grabación, se tomaron muestras de saliva para medir los niveles de oxitocina, conocida como la hormona del amor.
Una semana después, los hombres fueron sometidos a una resonancia cerebral y los resultados fueron asombrosos.
Cada padre fue sometido a una resonancia magnética cerebral, durante la cual se le mostró el vídeo en que se le veía jugando con su hijo. Los cerebros de todos los padres mostraron cambios, pero estos no fueron iguales entre el grupo de padres heterosexuales y los homosexuales.
En todos los casos, se mostraba una activación en la llamada red de paternidad, presente en madres y padres, la misma que se compone de dos circuitos separados pero que se conectan.
El primero recorre estructuras que vienen desde tiempos evolutivos y que incluyen zonas como la amígdala, ínsula y el núcleo accumbens (estructura cerebral encargada de manejar emociones fuertes que forman parte de nuestro sistema de placer y recompensa, encargado de activar nuestra motivación y de permitir que la voluntad se traduzca en acción). El otro circuito, formado por el surco temporal superior y una zona de la corteza prefrontal, que funciona respondiendo al aprendizaje y la experiencia, como una forma de crear reacciones.
En el caso de las madres, estas muestran siempre más actividad en el primer circuito y, en los padres heterosexuales, la activación de este circuito “prehistórico” dependía del tiempo que pasaban con el bebé.
En cambio, en el caso de los padres homosexuales que compartían el trabajo, los dos mostraban una mayor activación del primer circuito, aunque no al nivel de las madres. La activación del segundo circuito fue bastante similar en todos.
Si bien las mujeres siempre presentan una mayor actividad en el circuito que podríamos considerar instintivo, ya que no se guían por el aprendizaje, el hecho de que los hombres que pasan mayor cantidad de tiempo con sus hijos también tuviesen una alta actividad, da muestras de algo muy importante.
Todos nacemos listos para querer y cuidar a nuestros hijos, lo cual va aumentando a medida de que compartimos más tiempo con ellos. El hecho de que el “instinto” se vea más fuerte en los padres homosexuales, respondería solo a que ambos comparten el rol primario.
Los cambios en el cerebro masculino, no tendrían nada que ver con su orientación sexual, ya que no se notaron diferencias previas al estudio, sino al ejercer su rol. El cerebro de los hombres cambia una vez que es padre o cuando este se vuelve partícipe del cuidado y la vida de un niño, demostrando que el instinto maternal no es solo cosa de mujeres.
Fuente: vix.com
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