La enfermedad de Alzheimer es una de las primeras causas que las personas consideran cuando hay pérdida de la memoria, pero, dicho padecimiento no solo se reduce a esa señal, sino que también le acompañan otros cambios, como dificultad para manejar el dinero y modificaciones en la personalidad.
La pérdida de la memoria puede afectar tanto a la memoria a corto plazo, o los recuerdos más recientes, como a la memoria a largo plazo, que integra aquellos recuerdos más antiguos. Esta pérdida se puede manifestar de forma progresiva o repentina.
Si la pérdida de la memoria ocurre en un paciente anciano, muchos la asociarán a la enfermedad de Alzheimer, pero lo cierto es que hay otras condiciones que también producen problemas de memoria y deterioro cognitivo.
La pérdida de la memoria y la “Curva del Olvido de Ebbinghaus”
De acuerdo con Arnoldo Téllez López, en su estudio sobre la memoria humana, cuando termina la memorización de una información comienza a disminuir el porcentaje de lo evocado, citando a Ebbinghaus.
El olvido de la información se produce de forma acelerada los primeros días, lo cual se conoce como la Curva del Olvido de Ebbinghaus. Dicha curva muestra que, una hora después de que ha terminado el aprendizaje, cerca de un 50% de la información se ha olvidado y solo un 25% se puede mantener en el tiempo.
En este sentido, Téllez acota que olvidar es un proceso natural e incluso necesario, ya que gran parte de la información que se guarda en la memoria a corto plazo no tiene mucha pertinencia, así que debe ser desestimada porque ocupa un espacio que se podría usar para otra información más importante.
Las teorías del olvido
En cuanto a las teorías del olvido, hay dos que se consideran: las teorías activas o de la interferencia y la teoría pasiva o del desuso.
La teoría activa o de la indiferencia
Esta teoría plantea que se olvida debido a la interferencia de la continua información que se está registrando y aprendiendo, lo cual impide que se evoque. Sin embargo, mucha información no se ha perdido, sino que persiste en el almacén de la memoria, pero no puede ser evocada por la interferencia de la información más novedosa.
La teoría pasiva o del desuso
La teoría pasiva o del desuso supone que el olvido ocurre por la falta de uso o de práctica de la información, por lo que, para evitar olvidar, la mejor recomendación es continuar practicando lo que se ha aprendido.
No obstante, la teoría que goza de más aceptación es la de interferencia, si bien ambas se pueden complementar, pues, el poco uso podría hacer a la información más propensa a la interferencia, mientras que el uso constante de la misma fortalecería el trazo de memoria, haciendo resistencia ante la interferencia.
Lo más interesante es cómo sabría el cerebro qué información olvidar y cuál no. Lo que más se acepta como respuesta es que se debe a un reconocimiento de la información que es más significativa y esto lo hace con base en las emociones.
La información que va acompañada de una reacción emocional tiene más probabilidad de ser recordada que aquella que es neutra. Así, la información más significativa o emocional, resistiría más la interferencia.
El factor edad
Por otro lado, la edad también constituye un factor de riesgo, ya que con ella surgen enfermedades que son neurodegenerativas. Además, la capacidad de aprendizaje va disminuyendo, al igual que la calidad de los recuerdos. Esto aplica inclusive si no hay una enfermedad que subyace.
En las personas de avanzada edad, los trastornos emocionales pueden llevar a una pérdida de la memoria, sobre todo en aquellos que se sienten solos, viven una pérdida, bien sea de pareja, de actividad o de trabajo.
Todos estos son cambios que pueden llevar a padecer depresión, y esta, a su vez, puede ocasionar pérdida de la memoria. Es cuando se comienza a confundir con demencia o con la enfermedad de Alzheimer.
Síntomas principales de pérdida de memoria
Algunas manifestaciones de que se está produciendo una pérdida de la memoria son las siguientes:
Las causas
Ante el primer síntoma, lo recomendable es consultar con un médico, puesto que las causas pueden ser varias. De manera que el especialista podrá evaluar qué tipo de memoria presenta problemas, los factores ambientales implicados, tales como el uso de fármacos o lesiones, la temporización y otros detalles. Sin embargo, entre las posibles causas de la pérdida de la memoria se encuentran las que anotaremos seguidamente.
Ansiedad o estrés
El incremento de cortisol en el cerebro aumenta el estado de alerta. Si hay una elevada tensión o ansiedad, puede darse una dificultad para formar nuevas neuronas, lo cual interfiere con el pensamiento cognitivo.
Dormir poco o interrumpir el sueño
Esto también influye, ya que aumenta el nivel de estrés en el cerebro.
Depresión
La depresión se asocia con bajos niveles de serotonina, así que la concentración se ve afectada y, por lo tanto, la capacidad para almacenar nuevos recuerdos. Este padecimiento suele ir acompañado de otros síntomas, como la falta de apetito, tristeza profunda o trastornos del sueño.
Uso de drogas o de alcohol
El abuso de estas sustancias afecta en forma sensible la memoria y la concentración.
La medicación
Algunos medicamentos pueden generar efectos secundarios que interfieren con la memoria.
Alimentación deficiente
La deficiencia de vitaminas en la dieta también puede ocasionar una pérdida temporal de la memoria.
Tumor cerebral
Estos afectan al cerebro, en especial si se localizan en el área que realiza la función de memorizar. Asimismo, puede ocurrir con otras afecciones como el accidente cerebrovascular (ACV), las lesiones cerebrales o la apoplejía.
Si una persona tiene dificultad para realizar sus tareas cotidianas o muestra signos de confusión, entonces se debe acudir por ayuda médica para determinar si se trata de un problema leve o grave y así escoger el mejor tratamiento.
La demencia
La pérdida de la memoria podría ser un síntoma de demencia. Es frecuente en las personas mayores, pero el paciente no suele ser consciente de ello, sino que es la familia o bien los cuidadores quienes usualmente se dan cuenta.
Fuente: un artículo de Isbelia Farías López publicado en el portal www.psicoactiva.com
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