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¿Cómo proteger nuestro cerebro de la neurotoxicidad?

La neurotoxicidad es la intoxicación del cerebro y el sistema nervioso. En este sentido, minimizar y compensar la exposición a toxinas potencialmente dañinas para tu cerebro ayuda a prevenir la neurotoxicidad, que está relacionada con una amplia gama de síntomas y trastornos neurológicos. La buena noticia es que proteger el cerebro de la neurotoxicidad es posible, como lo analizaremos en este artículo.

Te sorprenderá saber que la lista de sustancias que causan neurotoxicidad, tanto naturales como artificiales, es increíblemente larga. Sin embargo, puedes hacer mucho para proteger tu cerebro al minimizar y compensar la exposición a las toxinas que pueden dañarlo.

Las toxinas que actúan específicamente sobre las células nerviosas se conocen como neurotoxinas. La neurotoxicidad se produce cuando el cerebro y el sistema nervioso están expuestos a toxinas que alteran su función neurológica.

A su vez, las neurotoxinas destruyen las neuronas responsables de transmitir información de tu cerebro al resto de tu cuerpo. También causan la muerte prematura de las células cerebrales. Si padeces síntomas inusuales que no puedes comprender, puede que las neurotoxinas sean las culpables.

Algunas personas son más susceptibles a las neurotoxinas que otras, dependiendo de su estado general de salud, el estado de su barrera hematoencefálica e incluso de sus genes. La neurotoxicidad puede ser crónica, causada por exposiciones repetidas de bajo nivel durante largos períodos. También puede ser aguda, severa y de inicio repentino, generalmente a partir de una exposición en un corto período de tiempo.

Síntomas de neurotoxicidad

Los síntomas de neurotoxicidad varían. Puede ser de tipo temporal, menor y reversible, pero también pueden ser crónicos, bastante graves, y pueden causar un daño permanente del cerebro o del sistema nervioso.

Los síntomas típicos de neurotoxicidad incluyen dolor de cabeza, pérdida de memoria, dificultad para concentrarse, problemas de visión, fatiga, sintomatologías parecidas a la gripe, disfunción sexual, alteración de las habilidades motoras y hormigueo; entumecimiento o debilidad de las extremidades, desórdenes psiquiátricos y trastornos del dolor crónico.

La neurotoxicidad también puede manifestarse en forma de problemas psicológicos que incluyen ansiedad, depresión, confusión mental, conductas compulsivas, alucinaciones y cambios en la personalidad y el comportamiento.

Cabe destacar que los investigadores creen que puede haber un vínculo entre la neurotoxicidad y los trastornos neurodegenerativos progresivos, como la demencia, la enfermedad de Parkinson, la esclerosis lateral amiotrófica y la esclerosis múltiple.

¿Qué causa neurotoxicidad?

En las últimas décadas se han introducido más de 80.000 productos químicos artificiales en nuestro medio ambiente, pero menos del 20% de ellos se han sometido a pruebas de seguridad. De los que se han probado, se sabe que más de 1.000 tienen efectos neurotóxicos. Las sustancias incluyen una amplia gama de compuestos, tanto químicos naturales como hechos por el hombre, desde veneno de serpiente y pesticidas hasta alcohol etílico, heroína y cocaína.

He aquí una lista básica de neurotoxinas que podemos encontrar:

  • De origen natural (mineral): aluminio, manganeso, mercurio, plomo, arsénico, fluoruro.
  • De origen natural (biológico): micotoxinas, toxinas de los mariscos, botox, veneno de serpiente.
  • Drogas recreativas: heroína, cocaína, éxtasis, metanfetamina, alcohol.
  • Medicamentos: quimioterapia, medicamentos antipsicóticos.
  • Aditivos alimentarios: glutamato monosódico, edulcorantes artificiales.
  • De origen ambiental: contaminación del agua y del aire.
  • Cosméticos: esmalte de uñas, lápiz de labios, tintes para el cabello, fragancias artificiales.
  • Productos químicos artificiales diversos: pesticidas, disolventes, plásticos, productos de limpieza, pinturas, adhesivos, materiales ignífugos, materiales de construcción.

Cabe destacar que algunos químicos cerebrales pueden ser neurotóxicos. Es el caso del neurotransmisor glutamato, que es el neurotransmisor más abundante en el cerebro y el sistema nervioso central. Además, se considera el más importante para la función y la salud del cerebro. En exceso, el glutamato se convierte en una potente excitotoxina que puede sobreestimular las células cerebrales hasta la muerte.

Claves para proteger el cerebro de la neurotoxicidad

No es posible evitar todas las neurotoxinas que nos amenazan, pero sí que podemos reducir la carga total de neurotóxicos. Pero, ¿cómo podemos minimizar la exposición a neurotoxinas sin alterar drásticamente nuestro estilo de vida? Seguidamente algunas claves para proteger el cerebro de la neurotoxicidad.

Evitar las neurotoxinas en los alimentos

El mejor consejo para evitar las neurotoxinas en los alimentos radica en comer “comida real” en lugar de alimentos procesados, especialmente los que contienen tanto glutamato monosódico (potenciador del sabor) como aspartamo (edulcorante artificial), que son excitotoxinas.

También hay que evitar el aluminio, una conocida neurotoxina que se encuentra en alimentos que contienen polvo de hornear y a veces se agrega a los alimentos como un aditivo antiapelmazamiento. El aluminio también se encuentra en los antiácidos e incluso en el agua potable.

Por otra parte, hay que evitar el mercurio. El pescado es un alimento bueno para el cerebro por su alto contenido de ácidos grasos esenciales omega-3, pero preocupa la contaminación por mercurio en algunos tipos. De ahí la importancia de conocer el origen del pescado y así como su potencial contenido en mercurio.

Entre los pescados, mariscos y moluscos con menos concentración de mercurio destacan la palometa, las anchoas, el bagre, la almeja, el cangrejo de río, las ostras, el salmón, las sardinas, los camarones, los calamares, la tilapia, la merluza, el abadejo, la vieira y la trucha.

Eliminar las neurotoxinas en aire y agua

Las neurotoxinas están en el agua y en el aire que respiramos. El agua del grifo, que bebemos y usamos para cocinar, que también usamos para bañarnos, puede contener neurotoxinas, tanto naturales como artificiales. Destaca el fluoruro, una neurotoxina que se agrega al agua del grifo en algunas partes del mundo.

Más de cincuenta estudios en humanos han relacionado el flúor con un cociente intelectual reducido tanto en niños como en adultos. La buena noticia es que es posible usar filtros para eliminar el fluoruro.

En cuanto a la contaminación del aire, también hay mucho que hablar. Mientras que la contaminación al aire libre puede causar problemas cognitivos, la contaminación del aire en interiores a menudo es diez veces mayor. Por ejemplo, las alfombras, los muebles y los colchones liberan neurotoxinas.

Los vapores tóxicos de fragancias artificiales y productos de limpieza para el hogar también quedan en el aire. De ahí la importancia de emplear productos naturales y de ventilar los espacios cerrados. Las plantas de interior ayudan en este proceso.

El uso de cosméticos también colabora con su particular aporte de neurotoxinas. Usar productos naturales y evitar aquellos que son neurotóxicos sin duda ayudará a reducir la neurotoxicidad total a la que nos vemos expuestos.

Evitar ciertos medicamentos, drogas y alcohol

Es mejor evitar ciertos medicamentos, drogas recreativas y el alcohol, entre otros motivos, por su alta neurotoxicidad. En el caso del alcohol, la neurotoxicidad se produce en regiones implicadas en la memoria y el aprendizaje, como son el hipocampo y la región prefrontal. También se ha hallado directa de la posible neurotoxicidad de la MDMA (éxtasis) sobre el sistema nervioso central.

En lo concerniente a los medicamentos, cabe destacar el síndrome de neurotoxicidad inducido por opioides, uno de los efectos adversos del uso de estos fármacos descrito en los últimos años. Su aparición se debe a la acumulación de metabolitos tóxicos, los cuales pueden provocar hiperexcitabilidad neuronal, con desarrollo de alteraciones cognitivas, delirium, alucinaciones, mioclonias, convulsiones e hiperalgesia.

Suplementos que protegen contra la neurotoxicidad

Existe la posibilidad de protegerse contra la neurotoxicidad con ciertos suplementos. Los más interesantes son los siguientes:

Curcumina: es el principal compuesto bioactivo en la especia cúrcuma. Un estudio llevado a cabo por el profesor Leonardo Meneghin Mendoça y sus colaboradores ha encontrado que la curcumina protege contra la neurotoxicidad causada por medicamentos de quimioterapia.

Gotu kola: es un remedio natural tradicional. Se ha encontrado que protege el cerebro del plomo, arsénico, aluminio y exceso de glutamato en un estudio llevado a cabo con ratas.

L-teanina: es un aminoácido relajante que ocurre naturalmente en el té. Se sabe que puede proteger al cerebro de las neurotoxinas ambientales, especialmente las que se cree que juegan un papel en la enfermedad de Parkinson.

Ashwagandha: es una hierba importante en la medicina ayurvédica que ofrece neuroprotección contra el exceso de glutamato.

Vinpocetina: es un químico que se encuentra en la planta vincapervinca y que ofrece neuroprotección contra toxinas y el exceso de estimulación, además de reducir la inflamación neuronal.

Pensamientos finales

Vivimos rodeados de químicos, tanto naturales como artificiales que son neurotóxicos: puro veneno para nuestro cerebro y nuestro sistema nervioso. Tal vez no podamos evitarlos todos, pero eso no significa que no podamos hacer nada.

No solo podemos reducir drásticamente los neurotóxicos a los que nos exponemos, sino que también podemos “limpiar” nuestro organismo desde dentro. Es una decisión personal, pero también una responsabilidad para aquellos que tienen a su cargo a otras personas.

 

Fuente: Eva María Rodríguez para lamenteesmaravillosa.com

 

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