Las células gliales son aquellas que rodean y sostienen las neuronas del cerebro y la médula espinal. El crecimiento anormal de las células gliales puede provocar tumores conocidos como gliomas. Los gliomas son el tipo más común de tumor cerebral. Representan alrededor del 30% de los tumores del sistema nervioso central (SNC) y alrededor del 80% de los tumores cerebrales malignos.
Aunque los gliomas generalmente afectan a personas mayores, algunos subtipos de glioma, como el astrocitoma pilocítico, son más comunes en los niños. Los astrocitomas pilocíticos son relativamente benignos, mientras que otros tienden a ser malignos.
Los síntomas del glioma varían según la ubicación del tumor. Por ejemplo, dependiendo de la proximidad de las estructuras vitales, los gliomas del cerebro pueden causar dolores de cabeza, convulsiones, vómitos, cambios de personalidad, deterioro cognitivo y otros síntomas. Los gliomas del nervio óptico (tumores en el nervio que transporta señales visuales desde los ojos al cerebro) pueden causar problemas de visión u otras alteraciones sensoriales, como alucinaciones. Los gliomas de la médula espinal pueden causar entumecimiento, dolor y/o debilidad en las extremidades.
¿Quién es propenso a tener un glioma?
Los gliomas ocurren cuando ciertos tipos de células (células gliales) acumulan mutaciones genéticas (cambios en el ADN) que las hacen resistentes al sistema de control natural de nuestro cuerpo. Las mutaciones que conducen a gliomas pueden ocurrir esporádicamente o acumularse mediante la exposición a diversos factores de riesgo individuales, ambientales y de estilo de vida. No se ha descubierto que los gliomas sean hereditarios, aunque los antecedentes familiares de gliomas pueden aumentar el riesgo de que ocurran. En la literatura médica se han implicado varios factores de riesgo con distintos niveles de evidencia, a saber:
Edad. Ciertos tipos de gliomas (astrocitomas pilocíticos y ependimomas) generalmente ocurren en la infancia, mientras que otros tipos de gliomas (glioblastomas y oligodendrogliomas) ocurren con mayor frecuencia en adultos. Los tumores cerebrales tienen más probabilidades de ocurrir con la edad avanzada.
Sexo. Los gliomas suelen presentarse con mayor frecuencia en hombres, aunque la diferencia es leve si se compara con otro tipo de tumores.
Genética. Los antecedentes familiares de glioma pueden aumentar el riesgo de aparición de glioma. Los pacientes con síndromes de cáncer hereditarios poco comunes tales como: neurofibromatosis, esclerosis tuberosa, síndrome de Lynch, síndrome de Li-Fraumeni, síndrome de melanoma-tumor del sistema neural, enfermedad de Ollier y síndrome de Maffucci, pueden tener más probabilidades de desarrollar gliomas.
Radiación. La radiación ionizante (como la radiación nuclear, algunas ondas electromagnéticas e incluso los rayos X) puede contribuir a la formación de tumores cerebrales; sin embargo, el vínculo entre la radiación y el glioma no es único.
Dieta. Los oxidantes presentes en nuestra dieta pueden aumentar el riesgo de desarrollar gliomas. Es recomendable mantener una dieta con suficientes frutas, verduras y antioxidantes naturales, evitando grandes cantidades de alimentos procesados y cargados de nitratos.
Infecciones virales. Algunos virus pueden alterar el ADN de nuestro cuerpo. Si bien se están realizando estudios, no hay evidencia concluyente que sugiera que las infecciones virales conduzcan a la aparición de gliomas.
Estrés. Se ha demostrado en varios estudios de laboratorio, que el estrés agudo y crónico promueve el crecimiento tumoral; sin embargo, no existe evidencia concreta que relacione el estrés con la aparición, el crecimiento o la recurrencia de los gliomas.
¿Cómo se clasifican los gliomas?
Existen varios tipos de gliomas que se clasifican según el tipo de células gliales de las que se originan.
Astrocitos. Estas células en forma de estrella, que causan astrocitomas y glioblastomas, nutren las neuronas y regulan el equilibrio bioquímico del cerebro. Los astrocitomas, la forma más común de glioma, generalmente ocurren en el cerebro y ocasionalmente en la médula espinal. Los glioblastomas, anteriormente denominados glioblastoma multiforme, son tumores de grado IV agresivos y malignos.
Células ependimarias. Estas células recubren las cavidades del cerebro y la médula espinal que producen líquido cefalorraquídeo (LCR) para amortiguar el SNC y transportar nutrientes y desechos. Estas células pueden causar ependimomas, una forma rara de glioma que se encuentra principalmente en niños.
Oligodendrocitos. Estas células producen mielina, una sustancia que recubre las neuronas (los cables que conectan las células cerebrales) para aumentar la velocidad de transmisión. Los oligodendrogliomas pueden surgir de oligodendrocitos.
Los gliomas se clasifican además por grado, lo que determina cómo aparecen las células tumorales anormales bajo un microscopio. Para determinar el grado de un glioma, se debe recolectar una muestra de biopsia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica los tumores cerebrales en una escala de cuatro puntos, según su agresividad (de rápido crecimiento, cancerosos), de la siguiente manera:
Grado I. Estos gliomas están formados por células de crecimiento lento. Por lo tanto, suelen responder muy bien a los tratamientos y tienen la tasa de supervivencia más alta.
Grado II. Aunque estos tumores están compuestos de células de crecimiento relativamente lento, todavía son capaces de invadir tejidos normales. Por tanto, pueden volverse malignos con el tiempo.
Grado III. Si un glioma contiene células que se reproducen activamente, estas células pueden infiltrarse en el tejido cerebral normal y transformarse a un grado superior, incluso después de su extirpación.
Grado IV. En esta etapa, las células se reproducen rápidamente como células con estructura anormal. Por lo tanto, el grado IV es el grado más maligno de tumores. Estos tumores a menudo forman nuevos vasos sanguíneos para mantener el crecimiento e invadir los tejidos nerviosos circundantes.
¿Son tratables los gliomas?
Las opciones de tratamiento disponibles para los pacientes diagnosticados con gliomas han seguido mejorando y evolucionando con el tiempo. Dependiendo del tipo y grado del tumor, los gliomas pueden observarse o tratarse con una combinación de radiación focalizada, quimioterapia y cirugía.
Los gliomas de bajo grado (grado I y II) tienen mejores resultados que los gliomas de alto grado (grado III-IV). Si bien el diagnóstico de un glioma no siempre es terminal o fatal, las estrategias de tratamiento son complejas y deben discutirse en profundidad con el equipo de atención multidisciplinario que lo asista.
La importancia de buscar una segunda opinión
Hasta ahora, la comunidad médica ha identificado y reconocido más de 120 tumores cerebrales. Si bien no todos los tumores son cancerosos, su presencia en el cerebro aún puede provocar efectos secundarios que alteran la vida, como problemas de movilidad, habla y memoria. Los tumores benignos aún pueden crecer y ejercer presión sobre partes del cerebro donde no debería haberlas. Por lo tanto, diagnosticar y localizar correctamente el tumor cerebral es crucial.
Esto también explica la importancia de buscar una segunda opinión: otros especialistas pueden negar o confirmar el primer diagnóstico. Si ocurre lo primero, la segunda ronda de pruebas proporcionará a sus médicos más información útil para finalmente determinar el tipo y la naturaleza del tumor.
Seguidamente anotamos algunos otros beneficios de buscar una segunda opinión:
Tenga tranquilidad con un diagnóstico correcto y un tratamiento prometedor
Aunque obtener un diagnóstico preciso es solo el primer paso de lo que podría ser un largo viaje hacia la recuperación, la tranquilidad que se obtiene es una recompensa en sí misma. Usted conoce su afección, por lo que puede planificar sus próximos pasos con su equipo de atención médica. También se sentirá más seguro para continuar con el tratamiento sabiendo que ha cubierto todas las bases y que está tomando la mejor decisión posible.
Si a usted o a alguien que conoce le han diagnosticado recientemente un tumor cerebral, considere obtener una segunda opinión y acudir a un centro especializado para su tratamiento.
Fuente: un artículo publicado en el portal www.aaroncohen-gadol.com
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