Cada vez más conectados, cada vez más solos. Las estadísticas apuntan a un incremento significativo de hogares formados por una sola persona y distintos estudios advierten del aumento de la sensación de soledad en las sociedades occidentales.
El aislamiento social crónico tiene consecuencias sobre la salud humana, ya que se relaciona con la depresión y el trastorno de estrés postraumático. Ahora, un equipo de investigadores del Instituto de Tecnología de California (Caltech), ha descubierto en un experimento que los ratones que pasan mucho tiempo sin compañía sufren la acumulación de una sustancia química en el cerebro que los hace más agresivos, irascibles y temerosos. El trabajo, que aparece publicado en la revista Cell, tiene aplicaciones potenciales para tratar trastornos de salud mental en las personas.
Los investigadores demostraron que los ratones privados de compañía de sus congéneres durante un tiempo prolongado sufrían una amplia gama de cambios de comportamiento. Estos incluyen mayor agresividad hacia otros ratones desconocidos, miedo persistente e hipersensibilidad ante estímulos amenazantes. Por ejemplo, cuando se encontraban con una posible amenaza, los ratones solitarios permanecían quietos mucho después de que la amenaza hubiera pasado, mientras que los ratones normales dejaban esa actitud poco después.
Estos efectos aparecieron cuando los ratones pasaron dos semanas de soledad, pero no así tras 24 horas, lo que sugiere que los cambios observados en las respuestas de agresión y miedo requieren un aislamiento crónico.
Fuente: www.abc.es
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