La cabeza es una de las zonas de nuestro cuerpo en donde los humanos solemos experimentar dolor con mayor frecuencia.

El dolor de cabeza incluye cualquier tipo de dolor que se genere en la región de la cabeza o el cuello.

De hecho se trata de un dolor difícil de clasificar; no obstante, algunos de los síntomas más comunes que aparecen son: sensación de opresión, palpitaciones, daño constante o intermitente.

La ubicación también puede variar y focalizarse desde la cara a zonas concretas del cráneo o toda la cabeza.

El dolor de cabeza puede surgir de forma espontánea o puede estar asociado con la actividad o el ejercicio.

Puede tener un inicio agudo o puede ser de naturaleza crónica, con episodios de aumento en cuanto a la gravedad. Alrededor del 20% de las personas tienen dolor de cabeza recurrente.

Se han identificado hasta 150 diferentes tipos de dolores de cabeza. A continuación vamos a describir los cuatro tipos de dolor de cabeza más habituales, para que usted sepa identificarlos.

Cefalea tensional

Este es el tipo más común de dolor de cabeza en adultos y adolescentes.

Por lo general, se manifiesta como un dolor con sensación de presión constante en ambos lados de la cabeza o en la parte posterior de la cabeza y el cuello.

Los causantes pueden incluir el estrés, la ansiedad, una deficiencia postural, el hecho de apretar la mandíbula, la fatiga visual, la cafeína, fumar y otros. Estos dolores pueden llegar a ser crónicos, aunque por lo general no son graves.

Los expertos no están seguros de las causas exactas, aunque puede también ser debido a sustancias químicas cerebrales alteradas o a señales mixtas en los nervios que van al cerebro.

Estos por lo general responden bien a analgésicos como la Aspirina, el Ibuprofeno o el Acetaminofén. En muchos casos, el alivio del estrés puede colaborar.

Dolor de cabeza en racimo

Las cefaleas en racimo afectan a más hombres que a mujeres; son dolores de cabeza recurrentes que aparecen en grupos o ciclos.

Ocurren de repente y se caracterizan por dolor severo y debilitante en un lado de la cabeza, y con frecuencia se acompañan de dolor detrás del ojo y por congestión nasal (con la nariz que moquea en el mismo lado de la cara).

Se les conoce como “dolores de cabeza en racimo”, ya que tienden a ocurrir en grupos. Es posible que aparezca de una a tres veces por día, y puedan durar de dos semanas a tres meses.

Los dolores de cabeza pueden desaparecer por completo (entrar en “remisión”) durante meses o años, para volver de nuevo.

Durante un ataque, el sujeto a menudo se siente inquieto e incapaz de conseguir estar cómodo de ninguna forma, motivo por el cual es poco probable que se acueste, como suele hacer alguien con migraña.

La causa de dolores de cabeza en racimo es desconocida, pero parece haber un componente genético. No hay cura, pero ciertos medicamentos pueden reducir la frecuencia y la duración.

Dolor de cabeza sinusal

Este dolor aparece cuando un seno nasal se inflama, a menudo debido a una infección, pudiendo incluso provocar dolor.

Se traduce a través de un dolor profundo y constante en los pómulos, la frente y el puente de la nariz.

El dolor por lo general viene junto con otros síntomas como la secreción nasal, la sensación de plenitud en los oídos, fiebre e hinchazón en la cara.

Migrañas

En estos dolores de cabeza hay una intensa sensación de palpitación y dolor punzante. Es posible que duren de cuatro horas a tres días, y pueden ocurrir de una a cuatro veces al mes.

Junto con el dolor, el individuo refiere otros síntomas tales como sensibilidad a la luz, al ruido o a los olores; náuseas o vómitos, pérdida de apetito, y trastornos tales como el dolor de estómago.

Cuando un niño sufre una migraña, a menudo se ve pálido, se siente mareado, y tiene la visión borrosa; también puede aparecer fiebre y malestar estomacal.

Cefaleas secundarias

Son aquellas que están provocadas por una enfermedad conocida. Pueden deberse a enfermedades muy diversas y se dividen en varios grupos, según la ubicación de la patología.

En este grupo se incluyen problemas vasculares cerebrales, así como del oído (otitis), los ojos (glaucoma), e infecciones del sistema nervioso.

Si usted presenta algún malestar que se asemeje a los antes detallados, no deje de consultar a su médico.

Obtener un diagnóstico claro le permitirá contar con una visión objetiva de su caso y actuar en concordancia con sus necesidades.