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Una sola tomografía computarizada pediátrica aumenta el riesgo de cáncer cerebral

Observamos una asociación positiva significativa entre la cantidad acumulada de tomografías computarizadas de cabeza o cuello y el riesgo de todos los cánceres cerebrales combinados

Los niños y adultos jóvenes que están expuestos a una sola tomografía computarizada (TC) de la cabeza o el cuello antes de los 22 años, tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar un tumor cerebral, particularmente glioma, después de al menos cinco años, según los resultados del gran estudio EPI-CT.

“La traducción de nuestras estimaciones de riesgo al entorno clínico indica que por cada 10.000 niños que recibieron un examen de TC de la cabeza, se espera aproximadamente un cáncer cerebral inducido por radiación durante los cinco a quince años posteriores al examen de TC”, señaló el autor principal, Michael Hauptmann, PhD., del Instituto de Bioestadística e Investigación de Registros de la Facultad de Medicina de Brandenburgo, Neuruppin, Alemania, y sus coautores.

“Además del beneficio clínico de la mayoría de las tomografías computarizadas, existe un pequeño riesgo de cáncer por la exposición a la radiación”, dijo Hauptmann a Medscape Medical News.

“Entonces, los exámenes de TC solo deben usarse cuando sea necesario, y si se usan, se debe aplicar la dosis más baja posible”, afirmó. La investigación fue publicada en The Lancet Oncology.

“Este es un estudio reflexivo y bien realizado por un destacado equipo multinacional de científicos que agrega más peso al creciente cuerpo de evidencia que ha encontrado que la exposición a la tomografía computarizada aumenta el riesgo de un niño de desarrollar cáncer cerebral“, comentó Rebecca Bindman-Smith, MD, de la Universidad de California, San Francisco (UCSF), quien no participó en la investigación.

“Los resultados son reales e importantes”, dijo a Medscape Noticias Médicas, y agregó que “los autores fueron conservadores en sus suposiciones y realizaron una gran cantidad de análisis de sensibilidad para verificar que los resultados fueran sólidos en un amplio rango de suposiciones, y que estos cambiaran relativamente poco”.

“No creo que haya suficiente conciencia sobre este riesgo”, dijo Hauptmann. “Existe evidencia de que un número no despreciable de TC no está justificado de acuerdo con las pautas, y hay evidencia de que las dosis varían sustancialmente para la misma TC entre instituciones en el mismo país o en diferentes países”.

De hecho, particularmente en los Estados Unidos, “realizamos muchas tomografías computarizadas en niños y aún más en adultos que son simplemente innecesarias”, coincidió Bindman-Smith, profesora de epidemiología y bioestadística en la UCSF. “Es importante que los pacientes y los proveedores entiendan que nada de lo que hacemos en medicina está libre de riesgos, incluida la tomografía computarizada. Si es necesaria una TC, el beneficio casi seguramente supera el riesgo. Pero si no, entonces no debe realizarse. Tanto los pacientes como los proveedores deben tomar decisiones cuidadosamente consideradas antes de solicitar o aceptar una TC”.

También señaló que, si bien este estudio evaluó el riesgo de cáncer de cerebro únicamente, los niños que se someten a tomografías computarizadas de la cabeza también tienen un mayor riesgo de leucemia.

Relación dosis-respuesta

El estudio incluyó a 658.752 personas de nueve países europeos y 276 hospitales. Cada paciente había recibido al menos una tomografía computarizada entre 1977 y 2014 antes de cumplir los 22 años. Los requisitos de elegibilidad incluían estar vivos al menos cinco años después de la primera exploración, y que no hubieran sido diagnosticados previamente con cáncer o tumor cerebral benigno.

La dosis de radiación absorbida por el cerebro y otros 33 órganos y tejidos se estimó para cada participante utilizando un modelo de reconstrucción de dosis que incluía información histórica sobre la configuración de la máquina de TC, datos de cuestionarios y metadatos de cabecera de imágenes digitales y comunicación en medicina (DICOM). “La dosis cerebral media por examen de TC de cabeza o cuello aumentó desde 1984 hasta alrededor de 1991, tras la introducción de los escáneres de TC multicorte, momento en el que la dosis media disminuyó y luego se estabilizó alrededor de 2010”, señalan los autores.

Durante una mediana de seguimiento de 5,6 años (que comenzó cinco años después de la primera exploración), se produjeron 165 cánceres de cerebro, incluidos 121 gliomas (73%), así como una variedad de otros cambios morfológicos.

La dosis cerebral acumulada media, que se retrasó cinco años, fue de 47,4 mGy en general, y de 76,0 mGy entre las personas con cáncer cerebral.

“Observamos una asociación positiva significativa entre la cantidad acumulada de tomografías computarizadas de cabeza o cuello y el riesgo de todos los cánceres cerebrales combinados (p< 0,0001) y de gliomas por separado (p= 0,0002)”, informa el equipo, y agrega que, para una dosis cerebral de 38 mGy —que fue la dosis promedio por TC de cabeza o cuello entre 2012-2014—, el riesgo relativo de desarrollar cáncer cerebral fue de 1,5 en comparación con no someterse a una TC, y el exceso de riesgo absoluto por cada 100.000 personas fue de 1,1.

Estos hallazgos “pueden usarse para brindarles a los pacientes y a sus padres información importante sobre los riesgos del examen de TC para equilibrarlos con los beneficios conocidos”, señaló Nobuyuki Hamada, PhD, del Instituto Central de Investigación de la Industria de Energía Eléctrica, Tokio, Japón, y Lydia B. Zablotska, MD, PhD, de UCSF, señala un comentario vinculado al estudio.

“En los últimos años, las tasas de uso de TC han sido constantes o han disminuido, y se han realizado varios esfuerzos (p. ej., en términos de niveles de referencia de diagnóstico) para justificar y optimizar los exámenes de TC. Tales esfuerzos continuos, junto con investigaciones epidemiológicas extendidas, serían necesarias para minimizar el riesgo de cáncer cerebral después de un examen de TC pediátrico”, agregan.

Mantener la dosis al mínimo

El hallazgo del estudio de una relación dosis-respuesta subraya la importancia de mantener las dosis al mínimo, comentó Bindman-Smith. “No creo que estemos haciendo lo suficiente”, agregó.

“En el Registro Internacional de Dosis de TC de la UCSF, donde recopilamos tomografías computarizadas de 165 hospitales en muchos millones de pacientes, encontramos que la dosis cerebral promedio para una tomografía computarizada de la cabeza en un niño de un año es de 42 mGy, pero que esta dosis varía tremendamente, al punto tal que algunos niños reciben una dosis de 100 mGy.

“Entonces, un segundo mensaje es que las tomografías computarizadas no solo deben justificarse y usarse juiciosamente, sino que también deben optimizarse, es decir, usar la dosis más baja posible. Personalmente, creo que debe haber una supervisión regulatoria para garantizar que los pacientes reciban las dosis más bajas”, agregó. “Mi equipo en UCSF ha escrito medidas de calidad respaldadas por el Foro Nacional de Calidad como un comienzo para establecer estándares explícitos sobre cómo se debe realizar la TC para garantizar que los riesgos de cáncer sean lo más bajos posible”.

Fuente: un artículo de Kate Johnson publicado en el portal www.medscape.com

 

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