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Cuando a alguien de su familia o a un amigo cercano se le diagnostica un cáncer cerebral, abróchese el cinturón: se enfrentará a una montaña rusa. A medida que sus emociones suban y luego bajen, también lo harán las suyas.
“No es algo estático. La experiencia del cáncer siempre está cambiando; no solo para el paciente, sino también para sus seres queridos”, explica el oncólogo psicosocial Joel Marcus, PsyD.
Les anotamos seguidamente nueve aspectos que el Dr. Marcus recomienda tener muy presente cuando su ser querido esté lidiando con una enfermedad catastrófica:
La tristeza es natural. Suele ser una respuesta típica. Cuando su ser querido dice: "Estoy bien", pero usted sospecha lo contrario, comuníquese con él. Dígale: “Sabes, te ves un poco triste. No te he visto sonreír en un tiempo. ¿Qué está pasando?".
La ira es normal. Es totalmente apropiado que su ser querido (o usted) esté enojado por una enfermedad que cambiará la vida tal y como la conoce. No está bien desquitarse con los demás. Busque ayuda para desahogarse y verifique sus sentimientos de cara a la realidad.
Espere irritabilidad. Sepa que los pacientes pueden volverse irritables después del tratamiento del cáncer, cuando los esteroides han desaparecido. Si su familiar se muestra irritable, consulte el calendario y sepa que esto también pasará.
Di tu verdad. Está bien tener sentimientos, pero no quieres quedarte en ellos. Comparta sus emociones, pensamientos y sentimientos de manera honesta y clara con su ser querido. No los conduzca a que se pregunten: "¿Qué más no me están diciendo?".
La meditación de atención plena, ayuda. Esta práctica tiene un impacto positivo sobre el sistema inmunológico, la ansiedad y el sueño. Pruebe la meditación con su ser querido. Observe cómo llegan los pensamientos. Reconózcalos sin enfadarse. Luego, déjelos desvanecerse.
Respirar profundamente funciona. Intente respirar desde el diafragma con su familiar o amigo siempre que el cáncer o cualquier diagnóstico desalentador le provoque miedo al futuro. Observe la respiración mientras inhala y exhala. Deje que este ejercicio le acomode en un espacio tranquilo y le lleve de regreso al presente.
Fomentar la espiritualidad. No importa si su ser querido asiste a la iglesia, la sinagoga, una mezquita o ninguna de las anteriores. Una conexión espiritual más profunda puede brindarle un gran consuelo a lo largo del viaje del cáncer y, asimismo, ante el diagnóstico y tratamiento de cualquier enfermedad catastrófica.
Conéctese con otros. Busque centros de apoyo que ofrezcan a los pacientes con cáncer, a sus familiares y amigos —durante su proceso de tratamiento—, un espacio tranquilo y seguro para conectarse con otras personas que viven circunstancias similares. Los grupos de apoyo, la terapia de arte, el yoga, la clase de ejercicios dirigidos y otros servicios suelen ser gratuitos.
Sepa cuándo buscar ayuda. La tristeza puede transformarse en depresión. Si su ser querido comienza a retraerse, callarse o dormir demasiado, busque la ayuda de un psicólogo o de un trabajador social autorizado.
El cáncer no ocurre en el vacío. Todo el mundo siente sus efectos dominó. Las familias y amigos también están a bordo para el viaje de recuperación. "Pero cuando las emociones interrumpen su vida, cuando están enojados con tanta frecuencia que no pueden mantener una conversación serenamente, o cuando la ansiedad o el miedo siguen girando fuera de control, acérquese y bríndeles la atención que ellos (o usted) necesitan", dice Dr. Marcus.
Fuente: un artículo publicado en el portal health.clevelandclinic.org
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