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Detección, diagnóstico y tratamiento de tumores hipofisarios

La hipófisis, también denominada pituitaria, es una glándula situada en la silla turca que está considerada la principal glándula del sistema endocrino. Tiene la función de recoger la información que envía el cerebro y utilizarla para producir aquellas hormonas que estimulan y regulan otras glándulas endocrinas (tiroides, suprarrenales, gónadas –testículos y ovarios–); así como segregar hormonas que actúan directamente en funciones biológicas fundamentales como el crecimiento, el equilibrio del agua corporal o el parto y la lactancia.

Está situada en la base del cráneo, detrás del puente de la nariz, en una depresión ósea que se denomina silla turca. Pesa, aproximadamente, medio gramo y mide unos 10 mm de ancho x 6 mm de eje anteroposterior x 5 mm de altura. A través del tallo de la hipófisis se une con el hipotálamo, que es parte del cerebro. Por encima de la hipófisis pasan los nervios ópticos (implicados en la vista) y se cruzan sus fibras nerviosas (quiasma óptico). En el límite inferior se encuentra el seno esfenoidal, que es la vía de entrada habitual del cirujano en la cirugía hipofisaria. En los laterales se encuentran los senos cavernosos, donde se encuentran estructuras vasculares y nerviosas. Está formada por dos lóbulos: el lóbulo anterior o adenohipófisis y el lóbulo posterior o neurohipófisis.

Un tumor hipofisario es una lesión localizada en la hipófisis. La mayoría de estos son adenomas hipofisarios (suponen el 95%) que se originan a partir de las células de la propia hipófisis. Prácticamente, siempre son benignos y de crecimiento lento; solo un pequeño porcentaje se expande hacia estructuras vecinas.

También son tumores hipofisarios los craneofaringeomas o los meningiomas. Otras lesiones hipofisarias no tumorales son las lesiones vasculares (hemorragias, aneurismas), inflamatorias (hipofisitis), infecciosas (absceso hipofisario, tuberculosis) o los quistes. Las metástasis hipofisarias (metástasis en la hipófisis de tumores de otros orígenes) son muy infrecuentes.

La mayoría de los adenomas de hipófisis suelen ser benignos y presentan un bajo grado de crecimiento. Generalmente, los pequeños adenomas se encuentran situados en la silla turca, justo detrás de la nariz, si bien no es infrecuente encontrar estos tumores de pequeño y mediano tamaño infiltrando el seno cavernoso. Por otra parte, existen los adenomas invasivos que tienen un curso más agresivo con una tendencia a crecer rápidamente y a invadir estructuras como las arterias carótidas o los nervios ópticos.

Protocolos para la detección

Para detectar y diagnosticar un tumor de hipófisis, se utilizan estudios con imágenes y pruebas que examinan la sangre y la orina. Se puede utilizar también los siguientes procedimientos:

Examen físico y antecedentes: examen del cuerpo para revisar el estado general de salud e identificar cualquier signo de enfermedad, como masas o cualquier otra cosa que parezca anormal. También se toman datos sobre los hábitos de salud, los antecedentes de enfermedades y los tratamientos recibidos previamente.

Examen de la vista: examen para revisar la visión y el estado general de salud de los ojos.

Examen del campo visual: examen para revisar el campo visual de una persona (área total en la que se pueden ver objetos). Con esta prueba se mide la visión central (cuánto puede ver una persona cuando mira directamente al frente) y la visión periférica (cuánto puede ver una persona en otras direcciones cuando mantiene la mirada fija hacia adelante). Se mide la visión de un ojo a la vez. El ojo que no se examina permanece cubierto.

Examen neurológico: serie de preguntas y pruebas para examinar el encéfalo, la médula espinal y el funcionamiento de los nervios. Con el examen se verifica el estado mental de la persona, la coordinación y la capacidad de caminar normalmente, y el funcionamiento adecuado de los músculos, los sentidos y los reflejos. Esto también se llama neuroexamen.

Imágenes por resonancia magnética (IRM) con gadolinio: procedimiento para el que se usa un imán, ondas de radio y una computadora a fin de crear una serie de imágenes detalladas de áreas del interior del encéfalo y la médula espinal. Se inyecta en una vena una sustancia que se llama gadolinio. El gadolinio se acumula alrededor de las células cancerosas y las hace aparecer más brillantes en la imagen. Este procedimiento también se llama imágenes por resonancia magnética nuclear (IRMN).

Estudios bioquímicos de la sangre: pruebas por las que se examina una muestra de sangre para medir las cantidades de ciertas sustancias, como la glucosa (azúcar), que los órganos y los tejidos del cuerpo liberan en la sangre. Una cantidad anormal (mayor o menor que la normal) de una sustancia suele ser signo de enfermedad.

Pruebas de sangre: pruebas mediante las que se miden las concentraciones de testosterona o estrógeno en la sangre. Una cantidad más alta o más baja que la normal de estas hormonas puede ser un signo de un tumor de hipófisis.

Análisis de orina de 24 horas: prueba para la que se recoge orina durante 24 horas a fin de medir las cantidades de ciertas sustancias. Una cantidad fuera de lo común (más alta o baja que la normal) de una sustancia quizás sea un signo de enfermedad en el órgano o el tejido que la elabora. Una cantidad más alta que la normal de la hormona cortisol quizás sea un signo de un tumor de hipófisis y de síndrome de Cushing.

Prueba de inhibición con dosis alta de dexametasona: prueba mediante la que se administran una o más dosis altas de dexametasona. Se examina la concentración de cortisol en una muestra de sangre o de la orina que se recolecta durante tres días. Esta prueba se realiza para revisar si las glándulas suprarrenales están produciendo demasiado cortisol o si la hipófisis le está indicando a las glándulas suprarrenales que produzcan demasiado cortisol.

Prueba de inhibición con dosis baja de dexametasona: prueba mediante la que se administran una o más dosis pequeñas de dexametasona. Se examina la concentración de cortisol de una muestra de sangre o de orina que se recolecta durante tres días. La prueba se realiza para determinar si la glándula suprarrenal está produciendo demasiado cortisol.

Muestreo venoso para tumores de hipófisis: procedimiento para extraer una muestra de sangre de las venas que salen de la hipófisis. La muestra se analiza para medir la cantidad de hormona adrenocorticotrópica (HACT) que la glándula libera en la sangre. El muestreo venoso a veces se realiza si los exámenes de sangre muestran que hay un tumor que elabora HACT, aun cuando el aspecto de la hipófisis es normal en las pruebas con imágenes.

Biopsia: extracción de células o tejidos para que un patólogo las observe al microscopio y determine si hay signos de cáncer.

No obstante, en ocasiones se realizan las siguientes pruebas en la muestra de tejido que se extrae:

Prueba inmunohistoquímica: prueba para identificar ciertos antígenos en una muestra de tejido mediante el uso de anticuerpos. Por lo general, el anticuerpo se une a una sustancia radiactiva o a un tinte para que las células se iluminen al microscopio. Este tipo de prueba se usa para determinar la diferencia entre distintos tipos de cáncer.

Prueba inmunocitoquímica: prueba para la que se usan anticuerpos para identificar ciertos antígenos en una muestra de células. Durante el procedimiento, el anticuerpo se une a una sustancia radiactiva o a un tinte para que las células se iluminen al microscopio. Este tipo de prueba se emplea para determinar la diferencia entre distintos tipos de cáncer.

Microscopía óptica y electrónica: prueba de laboratorio en la que se observan las células de una muestra de tejido con microscopios comunes y de alta potencia para detectar ciertos cambios en las células.

Ciertos factores afectan el pronóstico (probabilidad de recuperación) y las opciones de tratamiento

El pronóstico (probabilidad de recuperación) depende del tipo de tumor y si el tumor se diseminó hasta otras áreas del sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal) o hasta otras partes del cuerpo situadas fuera del sistema nervioso central.

Las opciones de tratamiento dependen de los siguientes aspectos:

  • El tipo y el tamaño del tumor
  • Si el tumor elabora hormonas
  • Si el tumor está causando problemas de visión u otros signos y síntomas
  • Si el tumor se diseminó en el encéfalo alrededor de la hipófisis o hasta otras partes del cuerpo
  • Si el tumor recién se diagnosticó o recidivó (volvió)
  • Estadios de los tumores de hipófisis

Estadios de los tumores de hipófisis: puntos importantes

Después que se diagnostica un tumor de hipófisis, se hacen pruebas para determinar si se diseminó dentro del sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal) u otras partes del cuerpo.

El grado o la diseminación del cáncer se describen, por lo general, en términos de estadios. No hay un sistema de estadificación estándar para los tumores de hipófisis. Una vez que se encuentra un tumor de hipófisis, se realizan pruebas para determinar si el tumor se diseminó por el encéfalo u hasta otras partes del cuerpo. En ocasiones se usa la prueba de imágenes por resonancia magnética (IRM).

Los tumores de hipófisis se describen de diferentes maneras

Los tumores de hipófisis se describen por su tamaño y su grado, si elaboran hormonas adicionales y si el tumor se diseminó hasta otras partes del cuerpo. A saber:

  • Microadenoma: el tumor mide menos de 1 cm
  • Macroadenoma: el tumor mide 1 cm o más

La mayoría de los adenomas son microadenomas.

El grado de un tumor de hipófisis se basa en qué tanto ha crecido el tumor dentro del área de encéfalo que lo rodea, como la silla turca (el hueso de la base del cráneo donde se aloja la hipófisis).

Tumores de hipófisis recidivantes

Un tumor de hipófisis recidivante es un cáncer que recidivó (volvió) después de haber sido tratado. El cáncer a veces reaparece en la hipófisis o en otras partes del cuerpo.

Aspectos generales de las opciones de tratamiento

Cuatro son los tipos de tratamiento estándar utilizados en la actualidad en aquellos pacientes diagnosticados con tumores de hipófisis:

  • Cirugía
  • Radioterapia
  • Terapia farmacológica
  • Quimioterapia

Se están probando nuevos tipos de tratamiento en ensayos clínicos. A veces estos procedimientos para combatir a los tumores de hipófisis causan efectos secundarios.

Los pacientes pueden ingresar en los ensayos clínicos antes, durante o después de comenzar su tratamiento para el cáncer. Estos, como es lógico suelen necesitar pruebas de seguimiento.

Cirugía

Muchos tumores de hipófisis se extirpan mediante cirugía al usar una de las siguientes operaciones:

Cirugía transesfenoidal: tipo de cirugía para la que se insertan instrumentos en una parte del encéfalo a través de una incisión (corte) en el labio superior o en la base de la nariz entre los orificios de la nariz, y luego a través del hueso esfenoides (un hueso con forma de mariposa en la base del cráneo) para llegar hasta la hipófisis. La hipófisis descansa justo arriba del hueso esfenoides.

Cirugía transesfenoidal endoscópica: tipo de cirugía para la que se introduce un endoscopio a través de una incisión (corte) en la parte posterior del interior de la nariz, y luego a través del hueso esfenoides para llegar hasta la hipófisis. Un endoscopio es un instrumento delgado con forma de tubo, con una luz y una lente para observar, y una herramienta para extraer tejido del tumor.

Craneotomía: cirugía para extirpar el tumor a través de una abertura realizada en el cráneo. Una vez que el médico extirpa todo el cáncer visible en el momento de la cirugía, es posible que algunos pacientes reciban quimioterapia o radioterapia después de la cirugía para eliminar cualquier célula cancerosa que quede. El tratamiento administrado después de la cirugía para disminuir el riesgo de que el cáncer vuelva se llama terapia adyuvante.

Radioterapia

La radioterapia es un tratamiento del cáncer para el que se utilizan rayos X de alta energía u otros tipos de radiación para eliminar las células cancerosas o para impedir que crezcan. Hay dos tipos de radioterapia:

Radioterapia externa: se utiliza una máquina fuera del cuerpo para enviar radiación hacia el cáncer. Algunas formas de administrar radioterapia pueden evitar que la radiación cause daño al tejido sano cercano.

En este tipo de radioterapia se  Incluye a la denominada radiocirugía estereotáctica, en cuyo protocolo se coloca un marco rígido al cráneo para mantener la cabeza inmóvil durante el tratamiento con radiación. Una máquina dirige una sola dosis grande de radiación directamente hasta el tumor. Este procedimiento no incluye cirugía y es ambulatorio. También se llama radiocirugía estereotáxica, radiocirugía y cirugía de radiación.

Radioterapia interna: se usa una sustancia radiactiva sellada en agujas, semillas, alambres o catéteres que se colocan directamente dentro del cáncer o cerca de él.

La manera en que se administra la radioterapia depende del tipo de cáncer que se esté tratando. La radioterapia externa se usa para tratar los tumores de hipófisis.

Terapia farmacológica

En ocasiones se administran medicamentos para impedir que un tumor de hipófisis funcionante elabore demasiadas hormonas.

Quimioterapia

La quimioterapia se puede usar como terapia paliativa de los carcinomas de hipófisis, para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. La quimioterapia utiliza medicamentos que interrumpen la formación de células cancerosas, ya sea mediante su destrucción o al impedir su multiplicación.

Cuando la quimioterapia se toma por boca o se inyecta en una vena o músculo, los medicamentos ingresan en el torrente sanguíneo y pueden llegar a las células cancerosas de todo el cuerpo (quimioterapia sistémica). Cuando la quimioterapia se coloca directamente en el líquido cefalorraquídeo, un órgano o una cavidad corporal como el abdomen, los medicamentos afectan sobre todo las células cancerosas de esas áreas (quimioterapia regional). La manera en que se administra la quimioterapia depende del tipo de cáncer que se esté tratando.

 

Fuente: www.cancer.gov / portal.hospitalclinic.org

 

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