Una malformación arteriovenosa (MAV) es un trastorno congénito (presente desde el nacimiento) que se caracteriza por una red compleja y enmarañada de arterias y venas en las que hay un cortocircuito y una presión alta debido a que la sangre arterial fluye rápidamente por las venas. Una MAV puede ocurrir en el cerebro, el tronco encefálico o la médula espinal.
Los síntomas más comunes de una MAV incluyen hemorragia (sangrado), convulsiones, dolores de cabeza y problemas neurológicos como parálisis o pérdida del habla, la memoria o la visión. Las MAV que sangran pueden provocar problemas neurológicos graves y, a veces, la muerte. Aun así, algunas personas tienen una MAV que nunca les causa problemas.
¿Qué es la MAV espinal?
La malformación arteriovenosa de la médula espinal (SCAVM) es una enfermedad relativamente rara. Normalmente, la sangre rica en oxígeno entra en la médula espinal a través de arterias que se ramifican en capilares sanguíneos más pequeños. Las venas transportan la sangre sin oxígeno desde la médula espinal a otras partes del cuerpo. Cuando la sangre pasa directamente de las arterias a las venas, sin pasar por los capilares, la afección se conoce como MAV espinal.
Esta alteración del flujo sanguíneo priva a las células circundantes de oxígeno vital y hace que las células del tejido espinal se rapten, se deterioren, sangren en la médula espinal o mueran. El diagnóstico y el tratamiento oportuno puede evitar que la médula espinal sufra daños permanentes.
MAV espinal: aunque es poco frecuente, es más común en los niños
Las MAV espinales pueden ocurrir a cualquier edad, pero más del 80% se presentan entre los 20 y los 60 años. Raramente, en personas más jóvenes.
¿Cuáles son los síntomas?
Si no se nota, la afección solo empeora con el tiempo presentando dolor de espalda elevado, pérdida sensorial y debilitamiento de los músculos de las piernas. El paciente puede sentir entumecimiento, debilidad y pérdida del control intestinal.
Dependiendo de la gravedad y la ubicación, los síntomas pueden variar. El dolor aleatorio en todo el cuerpo y las sensaciones de ardor suelen ser los síntomas marcados. Por tanto, se aconseja consultar inmediatamente a un neurocirujano en caso de que los síntomas persistan, ya que la demora en el diagnóstico puede llevar a empeorar las complicaciones.
¿Cómo se trata?
La resonancia magnética de alta resolución (IRMf) es muy útil ante el diagnóstico de presencia de una MAV espinal. Posteriormente, la lesión se estudia en detalle mediante angiografía espinal. En este procedimiento, se envía un pequeño tubo (catéter) a través de un vaso sanguíneo de la pierna, y se coloca una inyección de material de contraste en las arterias espinales para detectar la ubicación de la conexión anormal entre la arteria y la vena.
La embolización es una técnica preferida y mínimamente invasiva para tratar la MAV con cirugía. Pero a veces, debido a su ubicación compleja y tamaño, la cirugía puede requerir una gran experiencia y habilidades, donde un procedimiento nuevo y avanzado resulta útil.
La radiocirugía reduce los riesgos a largo plazo de hemorragia por MAV al administrar altas dosis de radiación para reducirla por completo. Con el uso de la guía de imágenes más reciente y el sistema asistido por computadora, el procedimiento envía múltiples haces de radiación de alta frecuencia al sitio real desde todas las direcciones. Otra ventaja es que la tecnología guiada puede rastrear y detectar automáticamente cualquier movimiento en el paciente para corregir la entrega de rayos de radiación al lugar exacto del tratamiento.
Durante el procedimiento los pacientes pueden estar relajados, siempre con su propia ropa, y escuchando música cómodamente.
El proceso, al ser completamente indoloro y 100% seguro (sin efectos secundarios), elimina el uso de anestesia y es ambulatorio. Casi en el 99% de los casos, los pacientes se recuperan con un solo tratamiento y vuelven a la actividad normal inmediatamente después del procedimiento.
Fuente: un artículo del doctor Aditya Gupta publicado en el portal www.thenorthlines.com
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