Probablemente, no te sientas mal pero a ratos percibes esa molesta sensación de que algo te está causando estrés. Si desarrollar la gratitud y la capacidad de darle un nombre a las situaciones negativas resulta imperativo para lograr una convivencia plena, revisemos dos factores determinantes para vencer la ansiedad y la tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves. Veamos dos eficaces medios para vencerlos.

Toma esa decisión 

¿Alguna vez tomaste una decisión y experimentaste luego que tu cerebro finalmente se siente en reposo? Eso no es una ocurrencia aleatoria. La ciencia del cerebro muestra que tomar decisiones reduce la preocupación y la ansiedad, además de ayudarlo a resolver problemas.

Tomar decisiones incluye crear intenciones y establecer metas: las tres son parte de los mismos circuitos neuronales e involucran a la corteza prefrontal de una manera positiva, reduciendo la preocupación y la ansiedad. Tomar decisiones también ayuda a superar la actividad del cuerpo estriado, que generalmente lo empuja hacia impulsos y rutinas negativas. Finalmente, tomar decisiones cambia tu percepción del mundo: encuentra soluciones a tus problemas y calma el sistema límbico.

Decidir puede ser difícil, entonces, ¿qué tipo de decisiones debes tomar? La neurociencia sugiere que tomes una decisión “lo suficientemente buena”. No te preocupes por hacer la mejor decisión absoluta al 100%. Todos sabemos que ser un perfeccionista puede ser estresante y los estudios del cerebro respaldan esto.

Intentar ser perfecto abruma tu cerebro con emociones y te hace sentir fuera de control. Probar lo mejor, en lugar de lo suficientemente bueno, aporta demasiada actividad prefrontal ventromedial emocional al proceso de toma de decisiones. Por el contrario, reconocer que lo suficientemente bueno es lo suficientemente bueno activa más áreas prefrontales dorsolaterales, lo que te ayuda a sentirte más en control.

Entonces, cuando tomas una decisión, tu cerebro siente que tienes el control y por ende se reduce el estrés. Aún más fascinante: la decisión también aumenta el placer.

Asimismo, cuando tomas una decisión sobre un objetivo y luego lo logras, te sientes mejor que cuando las cosas buenas simplemente ocurren por casualidad. Y esto responde al eterno misterio de por qué ir al gimnasio puede ser tan difícil. Vas porque sientes que tienes que hacerlo o deberías hacerlo; ahí radica la diferencia entre sentir placer o sentir estrés.

Como dijo el investigador de neurociencia, Alex Korb, no solo elegimos las cosas que nos gustan, también nos gustan las cosas que elegimos.

Ahora bien, si estás agradecido, etiquetando las emociones negativas y tomando más decisiones positivas de cara a tu vida, ¿qué puedes hacer adicionalmente con los demás para alcanzar la felicidad?               

Toca a las personas   

No, no indiscriminadamente; eso te puede meter en muchos problemas. Necesitamos sentir amor y aceptación de los demás. Cuando no lo hacemos es simplemente doloroso.

De hecho, como se demostró en un experimento de resonancia magnética funcional, la exclusión social activa los mismos circuitos que el dolor físico. Las relaciones son muy importantes para la sensación de felicidad de tu cerebro.

¿Quieres llevar eso al siguiente nivel? Toca a las personas. Una de las principales formas de liberar oxitocina es mediante el tacto. Obviamente, no siempre es apropiado tocar a la mayoría de las personas, pero pequeños toques como apretones de manos y palmadas en la espalda generalmente están bien. Para con las personas sueles tener cerca, realiza más esfuerzos para tocarlas con mayor frecuencia.

Tocar es increíblemente poderoso, simplemente no le damos suficiente crédito. Te hace más persuasivo, aumenta el rendimiento del equipo, mejora tu flirteo, incluso aumenta las habilidades matemáticas.

Tocar a alguien que amas en realidad reduce el dolor. De hecho, cuando se realizaron estudios en parejas casadas, cuanto más fuerte era el matrimonio, más poderoso era el efecto.

Además, tomarse de las manos con alguien puede ayudarlo a consolarse a usted y a su cerebro en situaciones dolorosas. Así que abraza a alguien hoy. Y no aceptes abrazos pequeños y rápidos, diga que su neurocientífico recomendó abrazos largos.

Un abrazo libera un neurotransmisor y oxitocina, lo cual reduce la reactividad de la amígdala. La investigación muestra que recibir cinco abrazos al día durante cuatro semanas aumenta la felicidad a lo grande.

¿No tienes a nadie a quien abrazar ahora mismo? La neurociencia dice que deberías ir a un masaje.

El masaje aumenta su serotonina hasta en un 30%. El masaje también disminuye las hormonas del estrés y eleva los niveles de dopamina. El masaje reduce el dolor porque el sistema de oxitocina activa las endorfinas que causan dolor. El masaje también mejora el sueño y reduce la fatiga al aumentar la serotonina y la dopamina y al disminuir la hormona del estrés cortisol.

Así que pasa tiempo con otras personas y dale algunos abrazos. Lamentablemente, enviar solo fríos mensajes de texto no resulta suficiente.

¿Qué pasa cuando únicamente envías mensajes de texto? El estudio reveló que los sujetos respondieron de la misma manera que si no tuvieran ningún tipo de apoyo, como si no hubieran tenido contacto alguno con sus familiares y amigos.

En resumen, esto es lo que la investigación del cerebro dice que te hará feliz:

• Pregunta “¿de qué estoy agradecido?” ¿No hay respuestas? No importa: recurre a los recuerdos gratos.
• Etiqueta esas emociones negativas. Dales un nombre y tu cerebro te lo agradecerá.
• Decide. Ve por “lo suficientemente bueno” en lugar de “la mejor decisión que haya tomado en la vida”.
• Abrazos, abrazos, abrazos. No basta escribir mensajes: ¡toca!

Fuente: un artículo de Eric Barker para www.theladders.com

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