Sabemos que alrededor del 25% de los accidentes cerebrovasculares isquémicos ocurren en pacientes que han sobrevivido a un accidente cerebrovascular anterior.
Investigadores norteamericanos detectaron ritmos cardíacos irregulares en aproximadamente uno de cada cinco personas que sobrevivieron a un accidente cerebrovascular isquémico debido al ateroesclerosis (acumulación de sustancias grasas en las arterias), después de ser monitoreados continuamente durante tres años con un dispositivo cardíaco insertable.
“Esto impulsa nuestra búsqueda para comprender no solo la causa del accidente cerebrovascular más reciente, sino también su riesgo de futuros accidentes cerebrovasculares debido a todas las causas tratables, para que podamos hacer todo lo posible para prevenir el próximo”, sostiene Lee Schwamm, MD, FAHA, profesor de Neurología en la Escuela de Medicina de Harvard en Boston, y autor principal de un estudio presentado en Dallas con motivo del International Stroke Conference 2023 de la American Stroke Association.
Antecedentes
Los sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares isquémicos causados por ateroesclerosis o endurecimiento de las arterias cerebrales, y no por un coágulo de sangre que viaja del corazón al cerebro, por lo general no reciben un control cardíaco continuo después del alta médica, explicó Schwamm. Sin embargo, los ritmos cardíacos irregulares no reconocidos pueden aumentar el riesgo de otro accidente cerebrovascular causado por un coágulo de sangre formado en el corazón que viaja al cerebro.
La fibrilación auricular (FA) es el tipo más común de ritmo cardíaco irregular. Este análisis es un seguimiento de tres años del estudio Stroke AF, que controló los ritmos cardíacos en este tipo de supervivientes de un accidente cerebrovascular durante un año. El estudio multicéntrico de seguimiento exploró si la incidencia de fibrilación auricular continuaría aumentando durante los tres años completos de seguimiento después del primer accidente cerebrovascular. Incluyó a 492 participantes que sufrieron un accidente cerebrovascular isquémico causado por un coágulo que se formó en una arteria enferma, en lugar de uno que se originó en el corazón, y que no tenían un diagnóstico de fibrilación auricular. Los pacientes eran mayores, con una edad promedio de 67 años, con mayor frecuencia hombres (62%) y tenían múltiples factores de riesgo vascular.
La mitad de los participantes del estudio fueron asignados al azar para recibir un monitor cardíaco insertable que registró los ritmos del corazón las 24 horas del día durante tres años completos. La otra mitad recibió tratamiento médico estándar, es decir, sin control cardíaco continuo, y atención de seguimiento cada seis meses durante tres años. Los investigadores compararon las tasas de detección de fibrilación auricular entre los pacientes de ambos grupos.
El estudio encontró:
“Encontramos que la tasa de fibrilación auricular siguió aumentando en el transcurso de los tres años, por lo tanto, no es solo un evento de corta duración y que se resuelve por sí solo relacionado con el accidente cerebrovascular inicial”, dijo Schwamm. “La fibrilación es común en estos pacientes. Confiar en estrategias de monitoreo de rutina no es suficiente y tampoco lo es colocar un monitor continuo de 30 días en el paciente. Incluso si se descarta la fibrilación en los primeros 30 días, la mayoría de los casos se pasan por alto, porque, como descubrimos, más del 80% de los episodios se detectan por primera vez más de 30 días después del accidente cerebrovascular”.
Los síntomas de la fibrilación auricular pueden incluir palpitaciones, mareos, fatiga, dolor en el pecho y dificultad para respirar. Aun así, muchas personas no notan ningún síntoma.
“Más del 80% de los pacientes de nuestro estudio no tenían ningún síntoma de fibrilación, simplemente lo capturamos en el monitor”, puntualizó Schwamm. Todavía hay muchas cosas que aún no entendemos acerca de por qué las personas que han tenido un accidente cerebrovascular anterior tienen otro; sin embargo, este estudio aporta información importante sobre una posible causa, a saber, fibrilación auricular insospechada, para parte de ese 25% de los pacientes con accidentes cerebrovasculares recurrentes.
Estos pacientes tienen un mayor riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares recurrentes debido a sus factores de riesgo vascular conocidos, como hipertensión y niveles elevados de colesterol y presión arterial. Lo que tenemos que resolver es qué riesgo adicional agrega la fibrilación auricular, y si puede el uso de anticoagulantes reducir ese riesgo, especialmente para el tipo de accidentes cerebrovasculares mayores e incapacitantes que a menudo se asocian con la fibrilación auricular.
Schwamm señaló que la principal limitación del estudio es la importancia clínica completa de la fibrilación auricular cuando se detecta mediante un dispositivo de monitorización cardíaca continua en esta población, en comparación con cuando se detecta debido a los síntomas. Esto aún no se ha establecido y debe estudiarse en futuras investigaciones diseñadas específicamente para responder a esta importante pregunta.
Fuente: un artículo de Emily Henderson, B.Sc., sustentado en información científica de la Asociación Americana del Corazón, publicado en el portal www.news-medical.net
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