Los niños en la escuela dedican horas enteras para preparar una regalo para sus papás, el mismo que se traduce en un dibujo, una tarjeta o una manualidad. No solo es un homenaje material al padre biológico, sino un hecho concreto que evidencia gratitud hacia todas aquellas personas que interactúan en sus vidas como figura paterna.
Gamma Knife Center Ecuador se une a esta justa celebración y hace llegar su especial saludo a todos quienes tiene hijos con enfermedades graves, a aquellos seres que cuidan con amoroso celo y encomiable responsabilidad la vida de sus pequeños.
Numerosos estudios concluyen que la presencia activa y estable del padre y una relación cercana con este, tienen un impacto decisivo en la formación de la autoestima de sus hijos, en tanto nadie como él satisface las necesidades psicológicas profundas tanto de los niños como de los adolescentes. Esta dinámica interrelación consigue responder a tres preguntas fundamentales: ¿quién soy?, ¿a qué pertenezco? y ¿de qué soy capaz?
El padre juega un papel fundamental en la construcción de la identidad de los hijos. Es el primer modelo de hombre que la prole tiene cerca en el núcleo familiar y de hecho, cuando esta identificación se suscita de manera adecuada, los niños y jóvenes cuentan con mayores posibilidades de estructurar plenamente su identidad masculina o femenina.
La imagen que un niño tiene de sí mismo está muy vinculada con el concepto que el padre tiene de él. En general, los padres son más pragmáticos y conservan una imagen más realista de sus hijos, con sus cualidades y limitaciones.
Cuando los padres se toman el tiempo suficiente para hablar y escuchar a sus hijos y están conectados emocionalmente con ellos, estos se sienten valorados, importantes y tenidos en cuenta, hecho que les permite experimentar una sensación de continuo apoyo y cercanía.
De otro lado, el padre imparte disciplina con más firmeza que la madre (los niños perciben inconscientemente a su padre como una figura con mayor autoridad). Si esta se ejerce de manera equilibrada, los hijos asimilan claramente las normas de comportamiento, adquieren más autocontrol y tolerancia, y sobrellevan mejor la frustración.
Existe una estrecha relación entre un papel activo del padre y una mayor capacidad de los hijos en administrar positivamente sus éxitos y sus fracasos, en el saber defender los derechos y posturas propias, en el poder atender de manera positiva a sus necesidades y en la forma cómo deben enfrentar efectivamente las dificultades.
Niños enfermos, padres valientes
En Gamma Knife Center nos encontramos con relativa frecuencia con padres que confrontan la durísima circunstancia de tener un hijo con diagnóstico grave; afortunadamente podemos decir que, en la mayoría de los casos, detrás de un niño enfermo suelen estar unos padres valientes.
Los padres demuestran ser modelos de superación porque pronto descubren que la mejor manera de ayudar a un niño enfermo es mostrándoles el modelo de un adulto sano. El niño debe ver en sus padres a personas con afán de superación, capaces de trasmitirle fuerza, alegría y comprensión. Si tienen la suficiente edad para entender lo que les pasa, es positivo que se hable abiertamente con ellos y que se les comente el tratamiento aplicado, resaltando que él es el protagonista de esta historia y que sus padres le acompañarán en todo momento, puesto que estarán para todo lo que pudiere necesitar.
El padre –en particular– tiene un rol muy importante en tanto asegura la protección del menor; es un poderoso aliado en el objetivo común de alcanzar calidad de vida y bienestar. Al igual que la madre, el progenitor comparte en partes iguales el sufrimiento que acarrea una situación de salud crítica y la necesidad de mantener lo mejor posible la convivencia familiar. En la dinámica de una enfermedad catastrófica ambos comparten el cuidado del niño.
Es importante sin embargo anotar que los padres deben tener claro que la sobreprotección no es buena para los niños, pues les hace sentir inútiles y les recuerda a cada momento que están enfermos. Lo ideal es dejar que ellos mismos descubran los límites de su patología, y no que los padres se pasen el día entero diciéndoles “eso no”, “ten cuidado” o “ya lo hago yo”. Hay que hablarles con empatía y trasmitirles que cada día es importante. Vivir siempre en presente, sin adelantar acontecimientos.
El papel del padre es fundamental en la vida de cualquier niño, y en el caso de niños con problemas de salud lo es todavía más. Ser valiente no significa no tener miedo, sino seguir adelante a pesar de él. Esa es la mejor ayuda que se les puede ofrecer a los pequeños héroes.
Recuerden: sus hijos no son enfermos; son niños normales que tienen una enfermedad. ¡Sea un padre valiente!