Algunos alimentos están destinados a tener moho, y es seguro comerlos. Por ejemplo, el sabor y la apariencia del queso azul provienen de un moho relacionado con la cepa utilizada para producir penicilina. Los champiñones son hongos, lo que técnicamente también es un moho.
Sin embargo, proablemente hayas tenido esta experiencia: estás disfrutando de una jugosa pieza de fruta o de un sabroso sándwich y, de repente, muerdes una porción llena de moho que se supone que no debería estar allí.
¿Qué sucede si come accidentalmente un alimento mohoso? En primer lugar, no entre en pánico: probablemente usted estará bien. “No obstante, tenga en cuenta el hecho de que lo comió”, recomienda la dietista Lillian Craggs-Dino, DHA, RDN, LDN. “Y asegúrese de no tener ningún síntoma durante el resto del día. Aunque, lo más probable es que no le pase nada”.
Sin embargo, en ciertos casos, el moho que se encuentra en los alimentos en mal estado puede ser peligroso por lo que, si de repente presenta síntomas como dificultad para respirar, náuseas, fiebre alta o diarrea, usted debe buscar ayuda médica de inmediato. “Las reacciones alérgicas pueden retrasarse o pueden aparecer de inmediato”, dice la doctora Craggs-Dino. “Depende, finalmente, de qué tipo de moho se trataba”.
¿Por qué los alimentos desarrollan moho?
El moho se desarrolla en los alimentos cuando las condiciones son las adecuadas. “Estamos hablamos de moho transitorio que se encuentra en el aire y que podría propagarse desde el ambiente a los alimentos, o simplemente debido a la antigüedad del producto o a un almacenamiento inadecuado”, afirma la doctora Craggs-Dino.
Este moho dañino crece en una amplia variedad de alimentos, entre ellos frutas y verduras, pan, fiambres, mermeladas y jaleas, salsas y condimentos, y productos lácteos como el yogur y el queso. “Un moho es un hongo microscópico”, explica Craggs-Dino. “Y luego, lo que vemos crecer en cosas como frutas, verduras y jaleas son las esporas”.
Estas esporas se encuentran en el aire y circulan por el ambiente en busca de un lugar de aterrizaje hospitalario. Una vez que estas encuentran un huésped alimentario adecuado, comienzan a crecer. Los signos reveladores de la presencia de moho incluyen manchas blancas, manchas de colores inusuales o alimentos más blandos de lo normal o con mal olor.
Si bien es tentador quitar la pelusilla desagradable y comer el alimento de todos modos, puede que esa no sea la mejor opción. No hay forma de saber a simple vista si un moho es seguro o nocivo. “No sabes qué moho puedes estar ingiriendo en realidad”, sostiene la doctora Craggs-Dino. “Algunos mohos pueden ser muy, muy tóxicos para los seres humanos. También pueden provocar reacciones alérgicas y problemas respiratorios”.
La doctora Craggs-Dino añade que algunos mohos también pueden crear una sustancia peligrosa llamada toxina fúngica, incluidas las aflatoxinas, que pueden ser especialmente venenosas. “Estas son en extremo peligrosas para la salud. De hecho, pueden causar la muerte”.
¿Puedes simplemente cortar la parte mohosa?
Aunque cortar el moho parece una solución fácil, aún podrían quedar otras sustancias dañinas. “Cuanta más humedad haya en el producto alimenticio, no solo tendrá moho, sino también bacterias”, comenta la doctora Craggs-Dino. “Usted no solo está comiendo moho, está ingiriendo bacterias”. Las bacterias pueden causar enfermedades graves transmitidas por los alimentos, como la listeria, que suele crecer en los fiambres y el queso, incluso en el refrigerador.
La posibilidad de que haya bacterias ocultas es la razón por la que el moho adyacente también puede ser perjudicial. Digamos que tienes un recipiente con fresas donde algunas se han enmohecido, pero las demás tienen buen aspecto. Desafortunadamente, no puedes tirar las que tienen pelusas, lavar el resto y comerlas.
“La fruta tiene mucha humedad y este moho también podría albergar bacterias”, apunta Craggs-Dino. “Desecha el paquete, ya que las esporas se transmiten por el aire y lo más probable es que todo el paquete esté contaminado, aunque no logres ver el crecimiento velloso en toda la fruta”.
Además, la doctora Craggs-Dino nos alerta que es absolutamente necesario desechar ciertos alimentos si tienen moho, entre ellos:
Los alimentos mohosos que se pueden recuperar incluyen aquellos con un menor contenido de humedad: quesos con corteza dura (como el cheddar y el suizo) o verduras como el repollo, los pimientos morrones y las zanahorias. En ambos casos, usted debe cortar al menos una pulgada alrededor de las manchas de moho, porque “debe intentar eliminar la mayor cantidad posible de esporas y contaminantes”, señala la doctora Craggs-Dino.
La seguridad de algunos otros alimentos depende de la situación. Pensemos en un banano con moho en la parte exterior de la cáscara. “En realidad, no está en la fruta, por lo que no parece ser muy dañino en tanto no estamos comiendo el moho”, dice Craggs-Dino. Eso sí, si los bananos no huelen bien o tienen moho en el tallo (que podría penetrar más fácilmente en la fruta), lo mejor es tirarlos.
En general, si no tiene la certeza de si es seguro comer alimentos con moho, la doctora Craggs-Dino recomienda pecar de precavido: “En caso de duda, deséchelos”.
Cómo mantener los alimentos frescos y libres de moho
El moho crece y se multiplica en las condiciones adecuadas, necesitando apenas de la suficiente humedad para hacerlo (por ejemplo: en forma de humedad muy alta, condensación, agua proveniente de una tubería, etcétera), y de la materia orgánica (por ejemplo: paneles de techo, paneles de yeso, empapelados, o alfombras de fibra natural).
Los hongos (moho) son organismos microscópicos que viven en la materia animal o vegetal. Ayudan en la descomposición de la materia muerta y a reciclar los nutrientes en el medio ambiente. Se encuentran presentes prácticamente en todas partes y se les puede encontrar creciendo en materia orgánica como el suelo, los alimentos y la materia vegetal. Por ello cabe seguir las siguientes recomendaciones.
Mantenga su refrigerador limpio
A nadie le gusta limpiar el frigorífico, pero es una tarea doméstica fundamental. “Si hay un pequeño derrame de comida, se genera moho y bacterias”, afirma la doctora Craggs-Dino. “El moho tiene esporas que vuelan en el aire y pueden posarse sobre los alimentos y provocar una contaminación cruzada”.
Para minimizar el crecimiento de moho, se recomienda limpiar a fondo el interior del refrigerador cada mes. Primero, use una solución con una cucharada de bicarbonato de sodio disuelta en un litro de agua, y luego limpie con agua corriente antes de secar.
“Si tiene un refrigerador muy sucio que muestra un poco de moho visible, puede usar tres cucharaditas de cloro en un litro de agua”, sugiere la doctora Craggs-Dino. Solo asegúrese de retirar todos los alimentos del refrigerador antes de usar cloro o lejía.
Almacene los alimentos adecuadamente
El clima cálido y húmedo es un caldo de cultivo ideal para el moho, así que no deje los alimentos sobre la encimera de la cocina por mucho tiempo. La doctora Craggs-Dino enfatiza también en la importancia de cubrir los alimentos refrigerados con una tapa, papel de aluminio, envoltura o film plástico. “El moho se propaga por esporas que se transmiten por el aire, por lo que debemos mantener los alimentos cubiertos, incluso en el frigorífico”, acota. Tampoco subestime la utilidad del cajón para verduras del frigorífico, ya que está calibrado para el porcentaje específico de humedad relativa (del 80% al 95%) que mantiene frescas las frutas y verduras.
Asegúrese de que su refrigerador y congelador se mantengan a una temperatura adecuada
La temperatura del frigorífico debe ser de 40o Fahrenheit o menos (5o C), mientras que la del congelador debe estar siempre a cero grados. La doctora Craggs-Dino también recomienda no ponerse a buscar sin ton ni son dentro del frigorífico. “Intente no dejar la puerta abierta”, aconseja. “Cuando estás pasando el rato, abres la puerta y piensas: ‘¿Qué puedo comer?’, entonces la temperatura del refrigerador se calienta cada vez más”.
La conclusión es que es imposible saber de antemano si el alimento mohoso que estás comiendo es seguro, por lo que la mejor acción es ser cauteloso.
“El consenso general apunta a que, si se puede ver moho en los alimentos, no cabe correr el riesgo: hay que tirarlos”, previene la doctora Craggs-Dino. “Por lo general, no se sabe qué tipo de moho es. ¿Es un tipo de moho que realmente produce una toxina y puede ser extremadamente peligroso para la salud? ¿O es un moho que causaría una reacción alérgica y quizás problemas respiratorios? ¿Y qué acompaña al moho? ¿Presenta también bacterias? Por eso es mejor simplemente deshacerse de él”. Prevenir capitaliza poder gozar de buena salud.
Fuente: un artículo publicado en el portal health.clevelandclinic.org
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