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Cómo cultivar la esperanza cuando no la tienes

la esperanza

Hay una sensación que, alguna vez fue un susurro, pero se hace más fuerte cada día. Los glaciares se están derritiendo; los niños están siendo masacrados; el odio corre desenfrenado. A veces parece que el mundo se estuviera acercando a su punto más bajo, a un nadir. O como si tú también lo experimentaras.

Según los expertos, el antídoto contra la desesperación podría ser la esperanza. Es una de las actitudes humanas más poderosas y esenciales, y es posible lograrla incluso cuando parece inalcanzable. “La esperanza es una forma de pensar”, afirma Chan Hellman, psicólogo y director fundador del Hope Research Center de la Universidad de Oklahoma. “Sabemos que se puede enseñar, sabemos que se puede cultivar. No es algo que se tenga o no se tenga”.

Muchas personas, señala, no comprenden del todo qué es la esperanza y qué no lo es. Tener esperanza no significa hacerse ilusiones ni ser optimista a ciegas. Es más bien “la creencia o expectativa de que el futuro puede ser mejor y, lo que es más importante, que todos tenemos la capacidad de perseguir ese futuro”, dice Hellman. Por lo tanto, lo opuesto a la esperanza no es el pesimismo, sino la apatía, con su pérdida de motivación. Y mientras que desear es pasivo, la esperanza implica actuar.

Tener esperanza se asocia a una amplia gama de beneficios para la salud y la vida. “Nuestra capacidad de tener esperanza es uno de los predictores más sólidos del bienestar”, subraya Hellman. Las investigaciones sugieren, por ejemplo, que las personas con más esperanza a lo largo de su vida presentan menos problemas de salud crónicos; son menos propensas a estar deprimidas o ansiosas; tienen un mayor apoyo social y tienden a vivir más tiempo. Como destaca Hellman, “la esperanza genera esperanza y tiene un factor protector muy importante”.

Le pedimos a Hellman y a otros expertos que nos dieran estrategias que puedan ayudar a cultivar la esperanza, incluso cuando esta parezca inalcanzable. Aquí algunas recomendaciones dignas de ser tomadas en cuenta.

Primero, permítase tener esperanza

¿Recuerdas cuando eras niño y los adultos bien intencionados te advertían que no te hicieras ilusiones? Esa mentalidad puede persistir, explica David Feldman, profesor de psicología de la Universidad de Santa Clara en California, quien estudia la esperanza. “La verdad es que, nos permitamos o no tener esperanza, en algún momento nos vamos a sentir decepcionados. No creo que la solución sea no permitirnos nunca sentir esperanza o renunciar a la esperanza por completo”.

Feldman, que diseñó un “Taller de la esperanza” de una sola sesión muy utilizado, considera a la esperanza como el motor psicológico que impulsa el progreso en nuestras vidas. Le preocupa que, si todos nos damos por vencidos y renunciamos a ella, “estamos creando una profecía autocumplida”. Así que, en adelante, permítase mirar hacia el futuro con entusiasmo y ambición.

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Establezca al menos un objetivo significativo

A mediados de la década de 1980, el psicólogo Charles Snyder se propuso determinar qué cualidades tenían en común las personas esperanzadas. Encontró tres factores clave que forman la base de la teoría de la esperanza, un modelo en el que los investigadores aún confían hoy. En primer lugar, para tener esperanza, descubrió Snyder, las personas deben pensar de una manera orientada a objetivos. Ya más adelante revisaremos los otros dos elementos: las vías y la capacidad de acción.

Propóngase trabajar siempre hacia al menos un objetivo que sea intrínsecamente significativo, aconseja Feldman. En otras palabras, no debería ser algo que tengas que hacer, como tachar cosas de tu lista de tareas pendientes en el trabajo, sino algo que quieras hacer. “Los objetivos pueden ser cualquier cosa que sea importante para nosotros”, dice.

Feldman recuerda a una amiga que se puso en contacto con él en mayo de 2020, recién despedida de su trabajo, asustada por la pandemia y sintiéndose totalmente desesperanzada. Él le preguntó si podía establecer una meta que le permitiera utilizar sus talentos y hacerla sentir empoderada. La mujer, a la que le gustaba coser, terminó comprometiéndose a convertir retazos de tela en mascarillas y donó 200 de ellas a organizaciones benéficas y sin fines de lucro. “Cuando me encontré con ella un mes después, estaba transformada, se sentía mucho más esperanzada”, recuerda.

Piense en soluciones

Otro elemento clave de la teoría de la esperanza de Snyder son los “caminos”. Feldman lo describe como “un término psicológico extraño que significa tener la percepción de que hay planes o formas de llevarlo desde donde está hasta sus metas”. Si se ha fijado una meta que es significativa para usted, pero no puede encontrar una forma de lograrla, probablemente se sentirá bastante desesperanzado.

Las personas que tienen mucha esperanza, por otro lado, tienden a generar muchos caminos de modo que, si uno no funciona, tienen una alternativa lista. Si usted tiene dificultades para elaborar un plan o sigue bloqueado (por alguien más, por un sistema injusto o por mala suerte), Feldman recomienda sentarse con lápiz y papel a mano, analizar seriamente los obstáculos y darse una hora para pensar en soluciones viables.

Llame a su equipo de apoyo

Según la investigación de Snyder, las personas optimistas que guardan esperanzas tienden a tener mucha “voluntad”, es decir, la motivación para lograr sus objetivos y alcanzar sus metas. Descansar bien por la noche, seguir una dieta saludable y meditar pueden fortalecer la voluntad, dice Feldman. Lo mismo puede suceder si nos aferramos a nuestras propias creencias positivas sobre nosotros mismos. Hay cierto poder en recordarse a sí mismo: “Lo tengo todo bajo control”.

A veces, sin embargo, la fuente más fuerte de voluntad y autoayuda son otras personas. Cuando el doctor Feldman se siente deprimido, llama a su padre, quien es su mayor apoyo. Tener a alguien a quien le importas, que te anima y que te dice que cree en ti “puede darte una patadita en el trasero”, agrega. Feldman sugiere hacer una lista de sus mayores partidarios, de modo que cuando se sienta desmotivado, usted sepa exactamente a quién llamar para que le dé un empujón y con ello el impulso para continuar.

Rodéate de personas positivas, estas no solo ofrecen apoyo emocional, sino que también pueden proporcionar nuevas perspectivas y soluciones a los problemas.

Busque inspiración en historias de éxito

Mary Beth Medvide siempre ha sentido curiosidad por las formas en que la esperanza se manifiesta en las vidas de los grupos marginados, como los inmigrantes de primera generación. Por eso, se propuso explorar cómo los estudiantes de color de bajos ingresos la experimentaban en su vida diaria.

Descubrió que, en parte, cultivaban la esperanza buscando el apoyo de sus padres y profesores específicos. Pero también obtuvieron mucho provecho al conocer o aprender sobre otros individuos que habían tenido éxito. “Al ver a otras personas triunfar —como tal vez a un estudiante de último año, cuando ellos eran estudiantes de segundo año—, sintieron que podían superarse”, sostiene Medvide, profesora adjunta de psicología en la Universidad de Suffolk en Boston. De hecho, la investigación sugiere que los altos niveles de esperanza están asociados con el logro académico y la exploración profesional.

Esto es algo que todos podemos aplicar a nuestras propias vidas: propóngase leer libros o incluso hacerse amigo de personas que han superado la adversidad para alcanzar sus metas, y probablemente se sentirá más esperanzado acerca de su propio futuro, aconseja Medvide.

Aproveche su imaginación para visualizar un futuro positivo

Hellman ve a la imaginación como “el instrumento de la esperanza”. Supongamos que establece una meta para la semana, como solicitar cinco trabajos, ayudar a su hijo a adaptarse al preescolar o realizar un voluntariado durante dos horas. Dedique unos minutos a reflexionar o hablar sobre lo que sucedería si lo lograra. “¿Cómo le afectaría a usted o cómo beneficiaría a los demás y quiénes son esas otras personas? Todos tenemos la maravillosa capacidad de reproducir una película en nuestra cabeza. Y cuando usted puede verse a sí mismo en el futuro, esa es la esencia misma de la esperanza”.

Practique la gratitud

La gratitud es una buena herramienta para fomentar la esperanza. Tómese un tiempo cada día para reflexionar sobre las cosas por las que está agradecido. Este ejercicio puede ayudarle a centrarse en los aspectos positivos de su vida y a mantener una perspectiva más esperanzadora. La práctica regular de la gratitud ha demostrado tener numerosos beneficios psicológicos y emocionales, especialmente en la depresión.

La esperanza es un componente esencial del bienestar emocional y mental. Entender su importancia, reconocer cuándo la hemos perdido y aplicar estrategias para recuperarla puede transformar nuestra vida de manera profunda y duradera. La esperanza no solo nos permite soñar con un futuro mejor, sino que también nos da la fuerza para construirlo.

Fuente: un artículo de Angela Haupt publicado en el portal time.com

 

Ser un referente en la atención de su salud cerebral, conlleva un compromiso con la excelencia. En Gamma Knife Center Ecuador (GKCE) así lo entendemos y por ello venimos brindando desde 2011, todo el bagaje de nuestra experiencia —a cientos de pacientes llegados de todo el país—, a quienes hemos podido servir con la oportunidad que cada caso demanda.

Transformarnos en un centro especializado, reconocido y acreditado ante la Red Pública Integral de Salud (IESS, ISSFA, ISSPOL, MSP) y las principales aseguradoras privadas, nos ha permitido atender exitosamente a más de 2.200 pacientes diagnosticados con lesiones y tumores cerebrales, a la vuelta de estos primeros trece años.

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