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La pandemia me ha enseñado a planificar incluso la compra más básica

Me pongo guantes de vinilo desechables y una mascarilla quirúrgica, asegurando el elástico detrás de mis orejas. Susan Taylor-Pilarski, MD, hace lo mismo. Luego, me entrega una bolsa de papel usada que alguna vez almacenó granos de café.

“Pon tu máscara en esto después de quitártela para que puedas reutilizarla”, me dice.

Son las 9h00 y estamos paradas a dos metros de distancia la una de la otra en el estacionamiento de un supermercado en Louisville, Colorado, disfrazadas como si estuviéramos a punto de ver pacientes. Excepto que estamos a punto de ir de compras.

La Dra. Taylor-Pilarski es doctora en medicina familiar de la aseguradora Kaiser Permanente Colorado, y tiene el día libre. A lo largo de los últimos meses, está “viendo” pacientes a través de la telemedicina, y también está en la primera línea de batalla contra el nuevo coronavirus, evaluando a pacientes con síntomas y a turnos de trabajo activos en el hospital. “Algunos de mis colegas tienen afecciones subyacentes que harían que cuidar de las personas con COVID-19 sea más peligroso para ellos”, dice la doctora Taylor-Pilarski, “así que me ofrecí voluntariamente para atender a pacientes con síntomas”.

Es por eso que el médico usa una máscara, y por qué ella también me da una. “Estoy interactuando con los pacientes, así que debo tener mucho cuidado”, comenta. Ella recuerda que la persona promedio, que no es trabajadora de la salud y no está enferma, no necesita usar una máscara y definitivamente no debería atesorarlas, porque en este momento tenemos una gran escasez de suministros.

Hasta el nuevo brote de coronavirus en marzo pasado, la compra de alimentos era una tarea mundana que podía hacer sin pensar o sin pensarlo dos veces mientras examinaba los pasillos de mi tienda local. Ahora, cada salida aparentemente trivial se ha convertido en una oportunidad para detectar (o incluso propagar) el virus. “Mantener la distancia es importante“, señala la Dra. Taylor-Pilarski, “porque sabemos que las personas pueden portar el virus incluso si no tienen síntomas”.

Sin mencionar que todavía se desconoce cuánto tiempo el virus que causa la enfermedad COVID-19 puede sobrevivir en superficies que van desde el plástico hasta el papel y la tela, materiales comunes involucrados en el envasado y/o transporte de alimentos. Un estudio reciente publicado en el New England Journal of Medicine encontró que el virus que causa COVID-19 fue detectable hasta dos o tres días en plástico y acero inoxidable y hasta 24 horas en cartón, y se sabe mucho menos sobre cómo interactúa este virus con tela… ¡Uf! Mucho en qué pensar.

Entonces, ahí estamos, armadas con toallitas desinfectantes mientras caminamos hacia la entrada principal. “Sé que puede parecer exagerado para algunas personas, pero mi teoría es que es mejor tomar demasiadas precauciones que muy pocas“, me dice Susan. “No quiera arriesgarse a que usted o su familia se enfermen si puede prevenirlo”.

Ser estrategas de salud

El día antes de que nos encontremos en el estacionamiento de la tienda, recibo un correo electrónico de la Dra. Taylor-Pilarski con su plan de ataque.

En su nota, sugiere que haga una lista de lo que necesito para la próxima semana en un pedazo de papel, no en mi iPhone, como lo hago habitualmente, porque dejaré mi teléfono en mi automóvil. “Si desea minimizar la cantidad de veces que tiene que salir de la casa, obtener lo que necesita para al menos una semana resulta inteligente”, dice.

También se asegura de que yo planee viajar ligero: “Cuanto menos lleves a la tienda contigo, mejor“, dice la Dra. Taylor-Pilarski, quien también sugiere que planee poner mi licencia y tarjeta de crédito en el bolsillo de mi chaqueta en lugar de llevar mi bolso a la tienda para minimizar así la cantidad de cosas que traes a la tienda contigo (mientras más transportes, más superficies tienen el potencial de contaminarse con el coronavirus, dado que no estamos totalmente seguros de en qué puede o no puede vivir el virus).

Decidimos reunirnos una hora después de la apertura del súper. “Temprano es mejor, porque es cuando las tiendas tienden a  estar más limpias y menos concurridas, lo que hace que sea más fácil mantenerse a dos metros de distancia de los demás”, enfatiza.

Ella me indica que traiga una mascarilla, guantes desechables y toallitas desinfectantes o desinfectante para manos. Tengo guantes desechables escondidos en la parte trasera de mi botiquín y tomo un par, y también tengo toallitas y un aerosol antibacteriano de viaje en mi automóvil. Pero no tengo una mascarilla.

Ella me traerá una de su escondite, dice (en tanto es doctora, no es fuera de lo normal que ella tenga mascarillas básicas en casa). Cuando le pregunto qué deberían hacer las personas que no tienen acceso a ninguna de estas cosas, me dice que use toallitas o desinfectante para manos. Es lo más importante. “Sé que a todos les falta esto, pero muchas tiendas todavía tienen toallitas en existencia”. La escasez temporal y los altos precios de los insumos es otra penosa realidad que acompaña a la pandemia.

Paso 2: tengo que planificar mi atuendo…  lo sé, también puse los ojos en blanco cuando leí esto por primera vez en su nota. Pero la doctora Taylor-Pilarski explica que debo usar algo que pueda arrojar para darle un lavado a alta temperatura después de llegar a casa. Vale la pena señalar que cambiarse de ropa inmediatamente después de una excursión es otra precaución extrema de la que hay poca evidencia, pero es algo que la Dra. Taylor-Pilarski (y muchos otros profesionales médicos) hace para completar el cuidado; así que estoy siguiendo el patrón de la protagonista para el propósito de esta historia.

También me pregunta si tengo bolsas de lona para usar en lugar de las bolsas reutilizables de plástico recubierto que guardo en mi automóvil. Dado que el nuevo coronavirus puede vivir más tiempo en el plástico , el papel parece ser mejor. “Lo mejor es utilizar bolsas de tela o cambrela que puedes lavar cuando llegues a casa”, agrega.

“Además, no use joyas ni un reloj, ya que el virus puede afectar y hacer que sea más difícil mantener sus manos limpias”, añade la Dra. Taylor-Pilarski.  Y otra sugerencia práctica: “Recoge tu cabello en una coleta o moño porque si tu cabello está suelto, es más probable que te toque la cara”.

Por último, dice que no me olvide de dejar ropa limpia y algunas toallitas desinfectantes al lado de mi puerta de entrada, o mejor aún, la entrada del garaje (de contar con ella), para minimizar la posibilidad de introducir gérmenes en la casa.

Un viaje a la tienda de comestibles nunca se había hecho sentir tan involucrado y molesto. Pero estos tiempos extraños requieren lo que pueden parecer medidas extrañas.

Al llegar procure estacionarse lejos de la entrada

Necesitamos tomar en cuenta esta recomendación por una razón: nos dará la mejor oportunidad de estar al menos a dos metros de distancia de otros compradores. Estamos aún en modalidad de distanciamiento social, y la Dra. Taylor-Pilarski está especialmente enfocada en esto cuando nota que una mujer de 60 o 70 años está saliendo cuando estamos a punto de entrar.

“Vamos a darle un poco más de espacio”, me dice, y me doy cuenta de que la forma sin sentido en que suelo acercarme a la tienda de comestibles no va a ser suficiente ahora. Cada detalle cuenta.

Agarramos los carros y, debido a que usamos guantes, no limpiamos nuestros mangos con las toallitas que la tienda nos ha proporcionado. “Guardemos las toallitas para los compradores que no tienen guantes”, me dice. “Y recuerda, no te toques la cara“.

La sigo mientras ella compra, llenándola de preguntas en el camino. “¿Por qué estás agarrando productos de todo el camino situados al fondo de la percha?” Pregunto. Ella señala: “Menor probabilidad de que otros compradores los hayan tocado”.

La Dra. Taylor-Pilarski escanea la tienda, esperando caminar por un pasillo si ve a otro comprador caminando hacia ella. Estamos en el pasillo de los productos para hornear. “No sé tú, pero yo estoy haciendo muchas más galletas de lo habitual”, me dice con una sonrisa. Cuando se acerca un chico joven, obviamente buscando un ingrediente específico, ella se detiene —en lugar de intentar maniobrar para pasarlo—, y este le arrebata con prisa el producto por el que está aquí, y luego se aleja rápidamente.

“¿Te diste cuenta de cómo lo hizo?” ella dice. “Eso fue genial. Creo que la mayoría de las personas son conscientes de la importancia de mantener el mayor espacio posible entre nosotros. Pero si ves que alguien se acerca demasiado, no tengas miedo de hablar y decirle amablemente que respete las normas de seguridad. ¿No es difícil mantenerse a dos metros de distancia el uno del otro? Es un útil y sano recordatorio para todos los que te rodean”.

Al concluir la compra

Cuando terminamos de comprar, la Dra. Taylor-Pilarski me dice que el autopago resulta ideal. “Es la forma más segura de mantener el distanciamiento social y reducir el riesgo de exposición, así como el riesgo de los empleados en la tienda, por quienes todos deberíamos estar tan agradecidos en este momento”, dice ella. No obstante, no es una  modalidad frecuente en todos los establecimientos.

El supermercado al que fuimos no tiene autopago, por lo que mantenemos la distancia recomendada con los otros compradores frente a nosotras mientras esperamos poner nuestras cosas en la cinta transportadora. “Si no estuviéramos usando guantes, sería una buena idea limpiar la máquina de tarjetas de crédito y cualquier otra área que usted o su bolso tocarán con una toallita antibacteriana”, recomienda. “Además, tira esa lista de compras de papel en la basura antes de irte y di que no cuando te pregunten si quieres un recibo”.

“Salimos de la tienda, caminamos hacia nuestros autos y nos quitamos las mascarillas, recordando tocar solo el exterior de la máscara. Puse el mío en mi bolsa de papel marrón, que dejé en la cajuela de mi auto. Cuando voy a abrir la puerta de atrás para cargar mis alimentos en el asiento, como suelo hacerlo, la Dra. Taylor-Pilarski me detiene. “Es una buena idea tratar un punto de tu automóvil como contaminado, y el maletero es excelente para eso“.

Limpié la palanca que abre mi baúl con un paño antibacteriano después de cerrarlo. La doctora dice que es aconsejable hacer eso en cualquier superficie del automóvil que puedas haber tocado después de manipular las bolsas de supermercado sin guantes, como la manija de la puerta del conductor del automóvil o el volante.

“Te daría un abrazo pero, bueno, no lo haré”, dice mientras caminamos de regreso del bote de basura, donde acabamos de tirar nuestros guantes desechables. Nos subimos a nuestros autos para conducir a casa.

Instrucciones simples para seguir cuando llegues a casa

Con mis dos bolsas de comestibles, primero me quito los zapatos y los dejo afuera para minimizar las posibilidades de llevar gérmenes a la casa. Luego, me pongo la ropa de repuesto que dejé en una silla cerca de la entrada.

Mientras hago esto que experimento extremo y hasta escrupuloso, en tanto no hay mucha investigación que demuestre que sea necesario, me detengo a pensar  y me hago un simple pregunta. ¿Molesto? Por supuesto. No obstante, toma solo dos minutos. Y si reduce mi riesgo de quedar atrapado con este virus en mi casa, incluso en una fracción de un porcentaje, cabe hacerlo.

También descargo todo en el piso de baldosas en nuestro vestíbulo, agrego mis bolsas de lona a mi pila de ropa posiblemente contaminada, y las llevo al lavadero y comienzo una carga de inmediato, usando agua caliente (aunque es bien sabido que el detergente es la parte esencial y eficiente del lavado, no así la temperatura). A continuación, llevo mis compras a la cocina y pongo todos los productos en el fregadero para lavarlos antes de guardarlos en la nevera. También limpio las latas y cajas con una toallita antibacteriana.

Finalmente, froto los pomos de las puertas delanteras (afuera y adentro), así como el mostrador de la cocina, la manija del refrigerador y la manija del fregadero con una toallita antibacteriana también, y me lavo las manos como he visto hacer a los cirujanos en la televisión: trabajando buena espuma, lavando hasta la mitad de mis antebrazos, e incluso restregando debajo de las uñas. Estoy en el fregadero en esta faena por unos sólidos 20 segundos.

Recuerdo que la Dra. Taylor-Pilarski dijo que lavarme las manos así también es importante antes de preparar o comer alimentos, incluso dentro de los próximos meses. “Recuerde hacer todo esto antes de darle un abrazo a su esposo o hijos cuando llegue a casa”, dice ella.

Comprar saludablemente no es tan difícil, ningún cuidado resulta excesivo

Oye, esta aventura detallada puede inspirarte a quedarte despierto hasta las dos de la mañana para conseguir un horario de entrega de comestibles a través de tu tienda local o de los numerosos proveedores que hoy ofertan este servicio a la puerta de tu domicilio. Pero si sales de la casa y haces tus compras de manera segura y con una planificación adecuada, puedes dejar más disponibilidad abierta para la entrega y los servicios de recogida en la acera a grupos de alto riesgo como los ancianos y los inmunocomprometidos (si utilizas esos servicios, toma las idénticas precauciones a la hora de usar guantes al manipular cartón y limpiar latas y cajas de alimentos y lavar los productos antes de guardarlos).

Seguir todos estos pasos me mantienen a mí y a quienes viven conmigo libres del virus durante un momento en que los expertos a nivel mundial nos piden a todos que seamos más conscientes de que cuidándonos evitamos contaminarnos a nosotros mismos y a los demás. Y eso se siente como un pequeño esfuerzo con una recompensa potencialmente enorme.

Fuente: un artículo de Meghan Rabbitt para el portal Women´s Health

 

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