Estar ocupado puede sentirse como una insignia de honor. “Muchos de nosotros nos definimos por lo que hacemos. Así que solemos excedernos, trabajamos en exceso y producimos en exceso”, afirma el psicólogo Scott Bea, PsyD. “En nuestra cultura, ‘tiempo de inactividad’ puede sonar como una mala palabra”.

Pero hay muchas buenas razones para darle un descanso a tu cerebro, dice. ¿No estás plenamente convencido de que necesitas tiempo para tomarte una pausa? No dejes de revisar los siguientes apuntes médicos.

Tiempo de inactividad para el cerebro con exceso de trabajo

¿Alguna vez te has quedado atascado haciendo un crucigrama, lo dejaste a un lado y volviste a resolverlo fácilmente después de un descanso? Eso no es un mero accidente. “Nuestros cerebros son como esponjas”, nos dice el doctor Bea. “Solo pueden absorber tanta información antes de saturarse; luego tienen que secarse un poco”.

Tu cerebro necesita un descanso de vez en cuando. La investigación ha encontrado que tomar descansos puede mejorar su estado de ánimo, incrementar su rendimiento y aumentar su capacidad para concentrarse y prestar atención.

Cuando no le das a tu mente la oportunidad de hacer una pausa y refrescarse, no funciona tan eficientemente. También es más probable que experimente agotamiento y los problemas de salud que van de la mano con el estrés crónico.

“Cuando tomas descansos, puedes resolver problemas de maneras más frescas que si mantuvieras la nariz en la piedra de afilar”, dice. “Nuestros cerebros son como cualquier máquina: necesitan un descanso”.

Deje que la red de modo predeterminado salga a jugar

Tomar un descanso no significa que tu cerebro se haya desconectado por completo. “Lo que llamamos tiempo de inactividad no es tiempo de inactividad total”, señala el doctor Bea.

Eso se debe a que algunas regiones del cerebro se vuelven más activas cuando no estás concentrado en procesar información. La más conocida de esas áreas del cerebro es la red de modo predeterminado (DMN).

El DMN parece jugar un papel importante cuando enfocas la atención hacia adentro, en lugar de enfocarte en el mundo externo. La DMN se ha relacionado con cosas como la ética, los recuerdos, la creatividad y la forma cómo definimos nuestro sentido de identidad.

“Hay algo de ciencia que sugiere que lo que hacen nuestros cerebros cuando no están procesando información activamente es bastante importante”, dice. “Cuando dejamos que nuestra mente divague, puede reponerse”.

¿Qué cuenta como tiempo de inactividad?

No confunda “tiempo de inactividad” con “actividad de ocio”. Ir a un museo, armar un rompecabezas, leer un libro, ponerse al día con un amigo: esas son formas maravillosas de pasar su tiempo libre. Pero no son verdadero tiempo de inactividad, en el sentido de divagar la mente.

Y mirar televisión, navegar por las redes sociales o jugar juegos en su teléfono tampoco cuenta como tiempo de inactividad. (¿Qué?) “Todas estas actividades requieren información de procesamiento, y parte de la razón por la que necesitamos más tiempo de inactividad es que ya estamos procesando demasiado”, explica Bea.

Para dejar que su mente divague y active la DMN, necesita hacer menos. Mucho menos. Como “sentarse y mirar al vacío” o menos. Si tiene problemas para sentarse y mirar, intente una tarea sin sentido, como pasar la aspiradora o quitar las malas hierbas, sugiere el doctor Bea —quien es un gran aficionado a los paseos por la naturaleza—. Pero hagas lo que hagas, elige algo que no requiera que tu cerebro haga mucho trabajo. Entonces, déjalo serpentear.

Cómo tomar un descanso cuando estás demasiado ocupado para pensar

Sin embargo, si está acostumbrado a estar sobrecargado de actividades, puede ser difícil descubrir cómo dejar que su cerebro simplemente… sea. Estos sencillos pasos le ayudarán a convertirse en un creyente soñador.

Prográmelo. Si su agenda está repleta, es difícil dejar que su cerebro se relaje y se recargue. Trate de exprimir unos minutos cada día para el tiempo de inactividad. Cuanto pueda manejar dependerá de su horario y temperamento, señala el doctor Bea. Comience con unos minutos al día y agregue más a medida que adquiera el hábito.

Planifique cuándo preocuparse. Si pasa sus momentos de divagación estresado por los problemas, no es exactamente reparador. “Llenar nuestro tiempo de inactividad con preocupaciones no es una ventaja para nosotros”, comenta el doctor Bea. Reserve un tiempo fijo cada día para preocuparse. Si descubre que permanece preocupado —aun en los momentos en los que su mente divaga—, recuerde posponer el estrés hasta su cita programada regularmente. “Como todas las cosas, eso se vuelve más fácil con la práctica”.

Prepare el escenario. Si le resulta difícil permanecer inactivo con sus pensamientos, trate de guiarlos. Una aplicación de atención plena puede ayudarlo a sintonizar su entorno. O recorra algunos recuerdos agradables de la infancia y vea adónde lo llevan, sugiere el doctor Bea. “Puede incluso crear un plan para estas experiencias cerebrales saludables”.

Tenga buen sentido. ¿Tiene problemas para soñar despierto sin insistir en sus problemas? “Preste atención a sus sentidos en lugar de a sus pensamientos”, recomienda Bea. “Escuche a los pájaros o concéntrese en el aroma de una vela”.

Práctica, práctica, práctica. Algunas personas no necesitan un empujón para perderse en un sueño. Pero para muchos otros, es necesario acostumbrarse a aceptar el tiempo de inactividad. Está bien, dice Bea. “Con el tiempo, nos ponemos cada vez mejor y empezamos a recuperar algo importante y reconstituyente para nuestro cerebro”, concluye.

¡Así que adelante y date un respiro! Tu mente te lo agradecerá más tarde, cuando haya terminado de divagar.

Fuente: un artículo publicado en el portal health.clevelandclinic.org

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