El Día internacional de la familia fue proclamado en 1993 por las Naciones Unidas, quien se hizo eco de la importancia que la comunidad internacional otorga a este componente social. Esta fecha también es una ocasión propicia para promover tanto la concienciación como el mejor conocimiento de los procesos sociales, económicos y demográficos que afectan a este vital núcleo de la sociedad.

Las familias en sí mismas son un recurso valioso y una fuente de apoyo indispensable al momento de ayudar a la recuperación de un enfermo.

 La enfermedad y la hospitalización pueden ocasionar, en ciertos casos, rupturas en la estructura familiar que la conducen al desequilibrio, generando asimismo conflictos, distanciamiento y alteración en la vida en común. Por ello, resulta necesario ofrecer a los miembros de la célula familiar tiempo que les ayude a reflexionar, a prever necesidades que pudieran presentarse, y a estimular la búsqueda de recursos y soluciones viables.

El equipo de salud puede de suyo funcionar como intermediario, percibiendo y captando de modo sensible los deseos y aún la última voluntad de aquellos a quienes asiste, y fomentando momentos de comunicación intensa que los libere de cualquier miedo o ansiedad.

 El papel de la familia es de suma importancia en el cuidado de un doliente por ser quienes mejor conocen al enfermo y por manejar de primera mano valiosa información para su óptima atención.

Su rol consiste en:

• Comunicar al equipo de salud la mayor cantidad de información posible sobre su enfermo.
• Preguntar sobre la condición de su familiar, así como realizar los trámites necesarios para la atención oportuna del mismo.
• Pedir de forma cortés la explicación de términos médicos que no comprendan, o solicitar que les repitan las instrucciones o información de cuidado que no les haya quedado clara.
• Ser pacientes y confiar en el médico. Brindar oportunidad al especialista de cabecera de establecer tanto el diagnóstico como su respectivo tratamiento.
• Identificar a su médico tratante y, en la medida de lo posible, solicitar comedidamente que sea él quien les proporcione la información en forma directa y personal.
• Buscar información confiable, en tanto que de no hacerlo así, podría generarse niveles de incertidumbre innecesaria.
• Mantener una comunicación constante con el médico tratante y con el equipo de salud en general; tanto más si, por ejemplo, existe una mala evolución, no se ve mejoría del paciente o se suscitan cambios importantes.
• Ser plenamente responsable de su enfermo. Es imperativo que siempre exista una cabeza o familiar responsable, quien será el único encargado de otorgar y recibir información de la condición del paciente, y quien a su vez informará oportunamente a la familia.
• Recordar que el trabajo del médico es ayudarle y que para hacer de esta tarea algo eficiente, necesitará del total apoyo de la familia.
• Llevar a cabo, lo más apegado posible, las indicaciones del médico.
• Mantener en casa los cuidados necesarios y adecuados para contribuir con el tratamiento médico y el bienestar del enfermo.

Gamma Knife Center reconoce el valor inmaterial pero categórico que tienen los seres queridos y los familiares de los pacientes que llegan a nuestro centro, porque sabemos que cada uno ejerce una influencia valiosísima en su recuperación integral.

Nuestro personal médico especializado y el staff de planta colabora en cuanto le es posible, brindando todo de sí para reforzar el contingente humano, afectivo y espiritual de cada miembro de familia. Buscamos ser no solo un espacio científico sino el hogar temporal de acogida de los que nos confían la salud y calidad de vida de los que aman.