Niveles ligeramente elevados de glucosa en sangre, lo que se conoce como prediabetes, conducen a las neuronas a un estado de senescencia y deterioro de la memoria cuando se prolongan en el tiempo. Esas son las conclusiones de un estudio llevado a cabo por investigadores de EE.UU. y China, publicado en Nature Neuroscience.
Lo novedoso de esta investigación, hecha en ratones, es que encuentra una conexión directa entre la prediabetes, la neurodegeneración relacionada con el envejecimiento y el deterioro cognitivo.
En la prediabetes el nivel de glucosa en sangre (azúcar en sangre) es mayor de lo normal, aunque no lo suficiente como para ser considerado aún como diabetes tipo 2. Para corregir el nivel más alto de azúcar en sangre se libera más insulina al torrente sanguíneo (hiperinsulinemia) que permita el paso de la glucosa a las células, donde se utiliza para producir la energía que necesitan para llevar a cabo sus funciones. Con el tiempo, el exceso de insulina hace que las células, paradójicamente, respondan peor a esta hormona, lo que se conoce como resistencia a la insulina.
Los investigadores advirtieron en ratones de edad avanzada que aquellos con hiperinsulinemia, además de tener mayor peso, eran peores en los tests de memoria. Observaron además que en estos ratones prediabéticos los niveles de insulina también están elevados en el líquido cefalorraquídeo (LCR) que baña el cerebro, y que se mantenían elevados incluso durante el ayuno, cuando en condiciones normales el nivel de insulina en sangre se reduce.
Los niveles altos de insulina en el cerebro hacen que las neuronas se vuelvan resistentes a esta hormona, lo que a su vez reduce la concentración de una proteína denominada hexokinasa 2, que permite el procesamiento de la glucosa en las neuronas, por lo que estas tienen dificultades para obtener energía. Como las neuronas se “alimentan” fundamentalmente de glucosa, la resistencia a la insulina induce alteraciones en la actividad eléctrica y en las sinapsis, las estructuras a través de las cuales las neuronas se comunican entre sí.
Envejeciniento neuronal
Las elevadas concentraciones de insulina durante tiempo prolongado alteran también los niveles de otras muchas proteínas encargadas de la regulación interna de las neuronas, lo que finalmente activa un proceso de envejecimiento, que conduce a la muerte neuronal.
En este estudio, los investigadores probaron la capacidad de distintos fármacos usados para el tratamiento de la diabetes tipo II para revertir la senescencia (envejecimiento) inducida en las neuronas por la exposición continuada a la insulina. Y encontraron que la metformina (el fármaco de primera elección para tratar la diabetes) no consiguió revertir el proceso de envejecimiento inducido por el exceso de insulina, mientras que la liraglutida sí lo consiguió. Esta diferencia se debe fundamentalmente a que estos fármacos actúan en diferentes puntos de la ruta de procesamiento de la glucosa y la liraglutida aumenta los niveles de la proteína hexokinasa 2, normalizando la obtención de energía por las neuronas.
Antes de este estudio, se sabía que la diabetes tipo II es un factor de riesgo para desarrollar enfermedad de Alzheimer, y estas alteraciones previas a la diabetes ahora descubierta pueden ser uno de los mecanismos por los que aumenta este factor de riesgo.
Tanto la diabetes tipo II, como la prediabetes pueden prevenirse o retrasarse en la mayor parte de los casos mediante cambios en el estilo de vida, como adoptar una dieta saludable y ejercicio físico regular. Con ello se disminuye el riesgo de desarrollar Alzheimer, una enfermedad que empieza a deteriorar el cerebro mucho antes de producir síntomas. Por el momento no hay fármacos que detengan o hagan más lento el progreso del Alzhéimer, y la mejor opción para evitarlo es la prevención.
Fuente: un artículo de Isabel Pérez Santos, Profesora Ayudante en el Departamento de Anatomía, Histología y Neurociencia de la Universidad Autónoma de Madrid, publicado en el portal abcblogs.abc.es
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