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¿Por qué se nos ocurren ideas geniales cuando estamos en la ducha?

La situación es la siguiente: estás bajo el agua caliente, masajeando tu cuero cabelludo con shampoo y de repente… ¡Ahí está! ¡Acabas de darte cuenta cómo puedes resolver ese conflicto que te preocupaba tanto!

Ahora se ve todo tan sencillo, y te preguntas…. ¿Por qué no se me ocurrió antes? ¿Es que tengo que venir a la ducha para pensar?

Bueno, la respuesta es sí y no. En realidad, esas epifanías no vienen dentro del pote de shampoo que acabas de comprar. Sucede que, mientras te das un baño, se dan muchas condiciones juntas que, aunque te parezca extraño, no se dan el resto del día.

Y son esas condiciones las que ayudan a tu cerebro a ser más creativo y a tener mejores ideas. Entonces… ¿Quieres saber la razón científica por la que se te ocurren tan buenas ideas en la ducha? ¡Estos son los motivos!

Tu mente divaga

Distintos estudios han demostrado que la mente es más propensa a tener estas ideas brillantes mientras uno hace tareas rutinarias, como pescar, bañarse o hacer ejercicio. Esto es porque son acciones que se pueden hacer en “piloto automático”.

La mente no necesita estar concentrada en la tarea, entonces puede divagar tranquila. Esta situación relaja la corteza prefrontal, que durante el día se mantiene plenamente activa, tomando el control de todo.

En el trabajo, necesitamos ciertas cualidades, como la concentración o el pensamiento lineal. Es lo que nos permite acabar ciertas tareas a tiempo, y ser más o menos productivos.

Sin embargo, las investigaciones demuestran que el cerebro no está más activo en esos momentos, sino que presenta mayor actividad cuando lo dejamos vagar libremente.

Así, cuando relajamos la corteza prefrontal, se hacen conexiones nuevas en el cerebro, y logramos encontrar ideas que hubiera sido imposible pensar durante el día.

Y estás distendido

Bien, quizá puedes decir: “Ok, pero mi mente divaga en otras ocasiones también, en las que no se me ocurre ninguna idea… como en una reunión aburrida”.

Pero la cuestión es que mientras te duchas, también estás relajado. Estás en un lugar pequeño, seguro y lo suficientemente confortable como para estar desnudo. Además, estás solo (la mayoría de las veces). ¿Cuánto tiempo al día tienes para estar de verdad a solas contigo? Quizá, el momento de la ducha sea el único.

Al estar tan relajado y confortable, se libera nuestro neurotransmisor favorito: la dopamina. Además de hacerte sentir bien, esta sustancia también ayuda a poner en movimiento tu cerebro, posibilitando esa sensación de iluminación repentina.

Sueles estar cansado

Finalmente, también cuenta el momento del día en que nos bañemos. Por lo general, la gente elige bañarse o bien temprano a la mañana o bien por la noche. En ambos casos, son los momentos del día en los que uno se encuentra cansado.

Pero ese cansancio, sumado a los anteriores puntos, puede ser muy beneficioso para las ideas. Al estar cansado, tu mente está más mansa, es decir, menos propensa a descartar pensamientos poco relevantes.

Ese “filtro” de pensamientos funciona mejor cuando estamos bien despiertos, pero muchas veces las verdaderas revelaciones están encerradas dentro de pensamientos estúpidos. Entonces, cuando quitamos el filtro y dejamos que nuestra mente piense lo que quiera, logramos dar con buenas ideas. Ergo, las buenas ideas aparecen en la ducha porque estás distraído, relajado y cansado.

¿Qué hace que la ducha sea la incubadora de ideas que al menos cada uno de nosotros considera geniales?

Hay dos factores científicos que lo explican, según el psicólogo John Kounios, director del programa de Ciencias Cognitivas y del Cerebro de la Universidad Drexel, en Estados Unidos, que durante varios años ha estudiado los procesos creativos.

Apagar los sentidos

La primera razón es lo que Kounios llama “restricción sensorial“. Cuando estamos bajo la ducha nuestros sentidos se apagan un poco.

La visión es limitada por el caer del agua o porque cerramos los ojos; no podemos escuchar con detalle porque el agua actúa como un ruido blanco que bloquea otros sonidos; tampoco tenemos muy despierto el sentido del tacto, porque el agua usualmente está a una temperatura similar a la del cuerpo, así que no se nota mucho la frontera entre el interior y el exterior.

“Lo que ocurre en ese momento es que los sentidos, en vez de estar enfocados hacia el exterior, están enfocados hacia el interior, la atención está dirigida hacia adentro”, señala Kounios.

Varios estudios de laboratorio han mostrado que justo antes de que se nos ocurra una idea o tengamos una revelación, el córtex visual, una zona en la parte trasera del cerebro que se encarga de procesar los estímulos que entran por los ojos, se apaga ligeramente.

Eso quiere decir que justo antes de tener una epifanía, nos volvemos menos conscientes de nuestro entorno, porque la atención está enfocada hacia nuestro interior.

Así, la ducha se convierte en un espacio de aislamiento con pocos estímulos externos o distracciones, lo cual facilita que nos concentremos en nuestros pensamientos.

“Si estás atento a tu alrededor, no puedes enfocarte en tus propios pensamientos”, dice el psicólogo. “No puedes ver las estrellas cuando el Sol está brillando”.

Relax…

El segundo factor tiene que ver con que la ducha es un lugar relajante en el que normalmente estamos con buena actitud. Es un momento placentero.

Kounios explica que varios estudios han mostrado que estar de buen humor estimula la creatividad. “Cuando estás relajando y en buena onda te permites pensar de manera ambiciosa o incluso tener ideas un poco locas“, dice.

Por el contrario, si estás ansioso el pensamiento se puede volver más limitado. “Si estás inquieto, ansioso o bajo amenaza, no puedes permitirte cometer errores“, afirma Kounios. “Eso hace que pienses de manera deliberadamente metódica y muy conservadora“.

Ahora que ya tienes el respaldo de la ciencia, estás listo para darte un buen duchazo y sorprender al mundo con tu próxima ideal genial.

Fuentes: un artículo de Rocío Belén Suárez para www.bioguia.com

 

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