En Zimbabwe, las tribus locales tienen una expresión que resume a la perfección la mayoría de los problemas psicológicos modernos. Se trata de la palabra kufungisisa, que podría traducirse literalmente como “pensar demasiado”, ya sea sobre los problemas de la vida actual como sobre acontecimientos traumáticos pasados.
Entre los shona, una de las poblaciones de esta región, la tendencia de dar muchas vueltas a la cabeza es visto como causa de malestar. A este comportamiento se le atribuyen problemas tanto físicos como psicológicos. Así, por ejemplo, los nativos creen que pensar mucho puede provocar depresión o ansiedad; pero también otros males relacionados con el cuerpo, como cansancio o dolor de cabeza.
Pero, ¿hay algo de verdad tras el concepto de kufungisisa? ¿Puede pensar mucho causarnos problemas? En este artículo veremos la respuesta.
Kufungisisa o cuando pensar mucho nos perjudica
A lo largo de la historia, el hombre se ha sentido orgulloso de su capacidad para reflexionar. Al contrario que otros animales, que se guían por su instinto, nosotros podemos pensar sobre lo que nos ocurre. Sin embargo, esta capacidad es en realidad un arma de doble filo.
El resto de especies no tienen la capacidad de sentirse tan mal como nosotros. Y, por muy contraintuitivo que parezca, es precisamente nuestra habilidad para reflexionar la que también nos trae todo tipo de problemas.
La tribu shona no es el único grupo que ha puesto esto de manifiesto con su concepto de kufungisisa. Por el contrario, la base de la psicología moderna se encuentra precisamente en esta idea. A partir de la aparición de la ciencia cognitiva, el estudio de la mente ha revelado que lo que nos hace sentir mal no es lo que nos sucede, sino lo que pensamos sobre ello y cómo reaccionamos.
Albert Ellis, el padre de la terapia racional emotiva, lo tenía muy claro. Lo que nos afecta no es lo que nos ocurre, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos ocurre. Sin embargo, ¿cómo es posible que nuestra mente nos haga sentir mal?
Entendiendo el papel de nuestro cerebro
Los humanos nos desarrollamos en un entorno tremendamente hostil. A pesar de que ahora mismo vivamos en la abundancia, nuestros cerebros siguen comportándose como si estuviésemos en el Paleolítico. Por eso, muchas de nuestras funciones mentales han quedado obsoletas hoy en día.
Una de ellas es la manera en la que procesamos la información. Debido a que nuestros antepasados estaban rodeados de peligros, era fundamental que se fijasen en todos los aspectos negativos y peligrosos de su vida. Solo de esta manera podían defenderse de animales salvajes, solucionar la escasez de comida o buscar refugio en momentos de necesidad.
Debido a la manera en que funciona la evolución, nuestro cerebro sigue funcionando de la misma forma. El sistema activador reticular (SAR) se encarga de llevar nuestra atención hacia todo aquello que puede salir mal. Por eso, tenemos tendencia a centrarnos en lo negativo.
Como sabían los shona al describir la idea de kufungisisa, es esta forma de ver el mundo como algo hostil la que nos hace estar mal. Sin embargo, hoy en día, dar demasiadas vueltas a las cosas solo nos conduce a preocuparnos en exceso, gastar tiempo e inundarnos de malestar.
Cómo dejar de pensar demasiado
El papel del pensamiento en nuestro bienestar es tan importante, que casi todas las terapias psicológicas se centran en cambiar nuestra forma de ver el mundo. En este sentido, básicamente existen dos enfoques, que se han ido transmitiendo desde hace miles de años:
Veamos cada una de ellas.
1.- Modificar nuestros pensamientos
La primera respuesta al malestar causado por pensar en exceso es, simplemente, modificar lo que nos decimos. Según corrientes como el estoicismo, lo que nos sucede no tiene casi nunca importancia. La moderna psicología cognitiva recoge esta idea para enseñarnos a tomarnos las cosas con más perspectiva.
Según estas corrientes, realmente casi nada de lo que suceda es tan terrible. Si conseguimos tener esta idea en mente, gran parte de nuestro malestar simplemente se disolverá. Así, por ejemplo, preocuparse no tendría sentido. Al fin y al cabo, pase lo que pase podemos estar bien.
2.- Vivir el presente
Filosofías ancestrales como el budismo y corrientes modernas como el mindfulness se basan en la misma idea: la base del sufrimiento es el pensamiento. Este es el mismo concepto presente en el kufungisisa. Para todos los pensadores que siguen estas maneras de ver el mundo, la clave sería, por tanto, conseguir callar a nuestra mente.
Por supuesto, esto no es algo sencillo. Sin embargo, con prácticas como la meditación o el yoga se puede llegar a conseguir. La ciencia ha mostrado que conseguir silenciar nuestra mente tiene efectos muy beneficiosos en nuestra salud física y mental.
La idea del kufungisisa o que pensar demasiado nos causa malestar es compartida por casi todas las culturas de la historia. Con un poco de esfuerzo, todos podemos aprender a evitar este problema. Sin embargo, si crees que necesitas ayuda, no dudes en contactar con un profesional de la psicología. Con su guía, el camino hacia tu libertad mental será mucho más sencillo de recorrer.
Fuente: un artículo de Alejandro Rodríguez publicado en el portal lamenteesmaravillosa.com
Gamma Knife Center Ecuador abrió sus puertas en Guayaquil en 2011. Desde entonces, y empleando la técnica de radiocirugía estereotáctica de mayor precisión para el tratamiento exclusivo de tumores y lesiones cerebrales, ha atendido exitosamente a más de 1.500 pacientes venidos de todo el territorio nacional.
Gamma Knife® ofrece inigualables ventajas, pues se trata de un método de renombre mundial —seguro y eficiente —, cuya aplicación cuenta con el respaldo de cinco décadas de investigación clínica publicada en prestigiosos revistas científicas.
GKCE es una empresa joven que se esfuerza por servir con profesionalismo y excelencia cada caso, consciente de su responsabilidad como único centro especializado en la atención de patologías cerebrales en el Ecuador.
Nuestro objetivo es poner al alcance de los neurocirujanos del país la más precisa herramienta que les facilite obtener óptimos resultados con sus pacientes, y así poder brindarles una mejor calidad de vida. Para el efecto, el centro está acreditado ante la Red Pública Integral de Salud (IESS, ISSFA, ISSPOL, MSP) y de aseguradoras privadas. ¡Consúltenos!