La epilepsia no es una enfermedad psiquiátrica ni mental; la epilepsia es un trastorno, es decir, se trata de un problema físico que las personas presentan causado por un funcionamiento anormal esporádico de un grupo de neuronas.
Puesto que su único síntoma son las crisis epilépticas que se manifiestan de forma intermitente, la mayor parte de las personas con epilepsia son plenamente capaces el resto de su tiempo.
El término epilepsia deriva del griego epilambaneim, que significa “tomar por sorpresa”, y se refiere a un conjunto de enfermedades que se manifiestan por crisis epilépticas causadas por un problema en el cerebro.
Por lo regular, una crisis epiléptica se desencadena por un exceso de actividad eléctrica de un grupo de neuronas (células cerebrales) hiperexcitables y puede afectar a funciones como el movimiento o el comportamiento, o a nivel de conciencia (la noción de lo que sucede alrededor de uno).
Las crisis generalmente duran apenas unos segundos o unos minutos, después de los cuales finalizan y el cerebro vuelve a funcionar con normalidad. El tipo de convulsión depende de la parte del cerebro afectada y la causa de la epilepsia.
A grandes rasgos se distinguen dos tipos de crisis: las generalizadas, que afectan a toda la superficie del cerebro y provocan la pérdida de conocimiento; y las crisis parciales o focales, donde la descarga comienza en una zona concreta que puede extenderse al resto de la corteza cerebral.
En algunos casos, justo antes de la crisis, el paciente experimenta el aura. Se trata de la sensación de que inmediatamente va a sufrir una crisis parcial o generalizada. En realidad, se trata de una crisis epiléptica parcial que está a punto de extenderse, aunque no todas las auras son precursoras de crisis graves.
¿Cuántas personas sufren epilepsia?
Esta enfermedad puede afectar a cualquier persona en cualquier momento de su vida, en la mayoría de los casos se manifiesta en la infancia y a partir de los 65 años.
En el mundo, un total de 50 millones de habitantes conviven diariamente con la epilepsia y, aunque existen circunstancias como cambios hormonales o la falta de sueño que la podrían acentuar, esta patología afecta por igual a todas las razas y en todos los países.
Algunas personas pueden tener más de una crisis convulsiva a causa de fiebre elevada, diabetes u otras enfermedades, estrés, alcohol o consumo de drogas. Cabe anotar que estas personas no padecen epilepsia, porque sus crisis no se deben a enfermedades del cerebro.
Cada año se diagnostican miles de nuevos casos, y es una de las enfermedades neurológicas crónicas más habituales, tanto que ha llegado a convertirse en el segundo motivo de consulta ambulatoria neurológica después de las cefaleas. Pese a ello, a día de hoy los pacientes con epilepsia todavía deben hacer frente a un grave estigma derivado del desconocimiento y la discriminación social. Sin embargo, aproximadamente el 70% de las personas con epilepsia pueden disfrutar de una vida plena, sin crisis, gracias a la administración de tratamientos antiepilépticos.
Es bastante común que las personas sufran al menos una crisis epiléptica a lo largo de su vida. Se estima que entre un 2% y un 5% de la población experimentará un episodio de epilepsia en algún momento; sin embargo, esto no implica que se trate de un paciente con epilepsia.
Según la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE), para ser diagnosticado con epilepsia el paciente debe haber tenido más de una crisis.
¿Cuáles son las causas de la epilepsia?
Todas las funciones del cuerpo están controladas por el cerebro. Si algo altera el funcionamiento normal del cerebro, se puede producir un ataque epiléptico. Identificar la causa de las crisis puede ser útil al decidir sobre un plan de tratamiento concreto. Sin embargo, en más del 70% de los casos, el origen de la enfermedad no puede establecerse claramente.
Lo más determinante para el pronóstico y control de la epilepsia es la causa que la produce. Los tres grandes grupos en que las dividimos son:
Causa genética (conocida o presumida), también denominadas “idiopáticas”. Son producidas por alteraciones genéticas y es habitual que existan otros miembros de la familia afectos.
Causa estructural. La epilepsia aparece como consecuencia de una lesión identificada en el cerebro: traumatismo, ictus y otras lesiones vasculares, tumor, infección, inflamación, malformaciones congénitas de la corteza cerebral, enfermedades neurodegenerativas, etcétera.
Causa desconocida. En estos casos no se llega a determinar la causa de la epilepsia, habitualmente suelen ser lesiones estructurales microscópicas.
Algunas causas son particularmente importantes a edades específicas:
Otras causas de epilepsia incluyen:
¿Cómo se trata la epilepsia?
El primer paso es acudir al especialista para asegurarse de que el paciente tiene epilepsia antes de comenzar cualquier tratamiento. El diagnóstico de epilepsia requiere que se hayan sufrido al menos dos crisis no provocadas y establecer los tipos de crisis epilépticas. Una vez hecho el diagnóstico es recomendable comenzar el tratamiento lo antes posible y seguirlo con regularidad.
El tratamiento más común utiliza fármacos antiepilépticos (FAE), que logran controlar las crisis en aproximadamente en un 70% a 80% de los pacientes. Los medicamentos restauran el equilibrio químico de las neuronas y atenúan las descargas eléctricas anormales.
Entre un 20% a 30% de personas no responden al tratamiento farmacológico simple (con un solo medicamento) y hay que combinar varios fármacos. Aun así, algunas epilepsias no responden a la medicación y puede ser necesario recurrir a la cirugía o a la estimulación del nervio vago (ENV) mediante la implantación de un electrodo bajo la piel del cuello.
Aunque el tratamiento mejora la calidad de vida y la mayoría de los casos logra controlar las crisis, los pacientes de epilepsia todavía deben hacer frente al estigma social derivado del desconocimiento de la enfermedad.
¿Cuál es el pronóstico de la epilepsia?
En general, el 70% de las personas con diagnóstico de epilepsia están bien controlados. No obstante, este porcentaje va a depender del tipo de epilepsia.
Las epilepsias generalizadas de presumible origen genético, como la ausencia infantil o las crisis tónico-clónicas del despertar tienen un pronóstico muy bueno, prácticamente desapareciendo en la edad adulta, permitiendo en algunos casos la retirada de la medicación.
Las epilepsias focales también pueden llegar a controlarse de forma adecuada. Si bien es menos probable llegar a retirar la medicación completamente, pueden estar controladas con dosis mínimas de fármacos y sin efectos secundarios.
Fuente: un artículo publicado en el portal vivirconepilepsia.es
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