En un estudio reciente publicado en la revista Nature Communications, los investigadores exploran la relación entre la gota y la susceptibilidad a las enfermedades neurodegenerativas.

¿Qué es la gota?

La gota, que a menudo se conoce como hiperuricemia, es la forma más frecuente de artritis inflamatoria, ya que afecta entre el 1% y el 4% de la población. La gota es el resultado de la deposición de cristales de urato monosódico en las articulaciones y los tejidos periarticulares, lo que posteriormente provoca una reacción inflamatoria, hinchazón y dolor.

Estudios recientes han hecho observaciones contradictorias con respecto a la asociación entre la gota y las enfermedades neurodegenerativas. Por ejemplo, algunos estudios observacionales informaron que la gota se asocia con un riesgo reducido de demencia, especialmente la enfermedad de Alzheimer, mientras que los estudios de aleatorización mendeliana no confirmaron estos hallazgos. También se ha demostrado que un historial de gota aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular.

Estos hallazgos contradictorios enfatizan la necesidad de más estudios, particularmente aquellos que involucran el análisis de la estructura cerebral, para comprender mejor la relación entre la gota y las enfermedades neurodegenerativas.

Sobre el estudio

Los participantes del estudio fueron reclutados del estudio United Kingdom Biobank (UKB), que inscribió a voluntarios de 40 a 69 años entre 2006 y 2010. Un subconjunto de estos pacientes se sometió a imágenes, incluida la resonancia magnética (IRM) del cerebro.

Los criterios de diagnóstico para la gota se derivaron algorítmicamente de la recopilación de información de evaluación de referencia de UKB. Los niveles de urato sérico de todos los participantes se estimaron al comienzo del estudio.

El equipo utilizó 2.138 fenotipos derivados de imágenes resumidas (IDP) que representaban diferentes estimaciones de la estructura cerebral utilizando imágenes estructurales FLAIR ponderadas en T1 y ponderadas en T2, resonancia magnética de difusión y resonancia magnética ponderada de susceptibilidad. Se utilizó la morfometría basada en vóxeles de la biblioteca de software FMRIB (FSL-VBM) para determinar la distribución espacial precisa de las relaciones entre la gota y el volumen de materia gris en todo el cerebro.

Los resultados de la resonancia magnética se utilizaron para determinar si las relaciones causales podrían explicar las asociaciones observadas con la estructura cerebral. También se realizaron evaluaciones de resonancia magnética lineal de una muestra (gota) y dos muestras (urato) utilizando estadísticas de resumen obtenidas de participantes europeos.

La armonización de variantes garantizó que la correlación entre los polimorfismos de un solo nucleótido (SNP) y las exposiciones, así como los SNP y los resultados, describieran el mismo alelo (una de las dos o más versiones de una secuencia genética en determinada región de un cromosoma). Se emplearon varias técnicas robustas de IRM para evaluar la consistencia de cada inferencia causal.

La gota aumenta el riesgo de demencia y el Parkinson

En el estudio actual se incluyeron un total de 11.735 participantes con gota, 1.165 de los cuales se sometieron a imágenes cerebrales. Alrededor del 31% de todos los pacientes con gota estaban siendo tratados actualmente con terapia de reducción de urato (ULT).

La mayoría de los pacientes con gota eran mayores y varones. En particular, los niveles de urato en pacientes masculinos con gota se correlacionaron positivamente con la ingesta de alcohol y un nivel socioeconómico más bajo.

Durante el período de seguimiento, 3.126 participantes informaron demencia y 16.422 fallecieron, y los pacientes con gota tenían el doble de probabilidades de morir en comparación con los controles.

Los niveles de urato se asociaron inversamente con el cerebro global, la materia gris, la materia blanca y los volúmenes altos de líquido cefalorraquídeo. De hecho, se descubrió que la gota ejerce el mismo impacto en el volumen global de materia gris que el que se observa al comparar los escáneres cerebrales de una persona sana con los de una persona dos años mayor.

Algunas de las regiones específicas de materia gris del cerebro que se vieron afectadas por la gota incluyeron el cerebelo, la protuberancia y el mesencéfalo. Del mismo modo, las regiones de la sustancia blanca, incluido el fórnix, exhibieron una difusividad media más alta y una anisotropía fraccional más baja en pacientes con gota.

Los antecedentes de gota y los niveles séricos elevados de urato también se asociaron con un mayor grado de depósito de hierro en el putamen bilateral y el caudado, ambas estructuras de los ganglios basales. Los niveles altos de hierro dentro de estas estructuras cerebrales pueden deberse a procesos inflamatorios relacionados con la gota o a una excreción urinaria deficiente de hierro, ya que se descubrió que el control de la función renal reduce esta asociación.

La gota se asoció positivamente con la demencia, en particular con la demencia vascular, y el mayor riesgo de diagnóstico de demencia se presentó en los tres primeros años posteriores al diagnóstico de gota. Además, la gota aumenta el riesgo tanto de enfermedad de Parkinson como de temblores esenciales probables.

Conclusiones

El estudio actual es el primero de su tipo en correlacionar los estudios de neuroimagen con la gota, y sus hallazgos proporcionan evidencia de una participación causal de la gota en la demencia y otras enfermedades neurodegenerativas. Sin embargo, los investigadores no observaron ningún marcador de imagen clásico de la enfermedad de Alzheimer o demencia vascular en el cerebro de pacientes con gota.

En conjunto, los hallazgos del estudio son importantes para los médicos que tratan a pacientes con gota, ya que los tratamientos profilácticos para la gota también pueden reducir el riesgo de que estos pacientes desarrollen trastornos neurodegenerativos en el futuro. Estas observaciones también pueden proporcionar nuevos conocimientos sobre las diferentes vías involucradas en la patogénesis de las enfermedades neurodegenerativas que pueden usarse para identificar nuevos objetivos terapéuticos.

Fuente: un artículo de Bhavana Kunkalikar publicado en el portal www.news-medical.net

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