Una metástasis se origina cuando las células de un tumor primario (el primer tumor que se desarrolla en el cuerpo y del que va a proceder la metástasis) son capaces de ir ganando las habilidades necesarias para que puedan llegar, primero al torrente sanguíneo, y después a establecerse en otra zona del cuerpo.
Mientras que el desarrollo del tumor primario dependerá, entre otras cosas, de su capacidad para llegar a sostener una proliferación casi ilimitada y de generar a su alrededor un ambiente favorable para su crecimiento y supervivencia, el desarrollo de una metástasis está enfocado a la ganancia de habilidades que deben obtener estas células para, por ejemplo, poder atravesar las estrechas barreras del sistema vascular y llegar a la circulación sanguínea, o poder adaptarse a vivir en un ambiente hostil (las condiciones para que pueda vivir y crecer correctamente una célula en la mama, son muy diferentes a las que se encuentran en el cerebro, por ejemplo).
¿Cómo se originan las metástasis cerebrales en el cáncer de mama?
A pesar de que, en principio, cualquier tumor primario podría llegar a generar la presencia de metástasis en cualquier órgano del cuerpo, sabemos que no es del todo así. Hay ciertos tipos de cáncer, que, por sus características, tienen más probabilidades de metastatizar en zonas concretas del cuerpo. Así, el desarrollo de una metástasis cerebral es más común en tumores de pulmón, mama y melanomas.
Para que se pueda desarrollar una metástasis tienen que darse una serie de procedimientos comunes a los que las células tumorales tienen que adaptarse y sobrevivir: invasión local del tejido donde se desarrolla el tumor primario, entrada al torrente sanguíneo, supervivencia a las condiciones del transporte en la sangre, adherencia en algún punto del sistema circulatorio, salida del torrente sanguíneo, supervivencia a las nuevas condiciones de un ambiente diferente y, por último, reactivación de sus mecanismos de división celular.
Las metástasis en cáncer de mama
En el caso concreto del cáncer de mama metastásico cerebral, debe atravesarse la barrera hematoencefálica. Esta barrera selectiva regula el paso entre la sangre y el cerebro para prevenir la difusión de todo lo que pueda resultar nocivo para él (fármacos, sustancias tóxicas, bacterias y virus, e incluso células propias, como el sistema inmunitario).
La forma que tienen de pasar a través de esta barrera es parecida a la que ocurre en la entrada al torrente sanguíneo. Las células tumorales llegan hasta las células que forman la barrera. Mediante la unión de sus receptores, las células de la barrera son capaces de reconocer y decidir si lo que se les ha unido puede pasar o no.
Al reconocer a la célula tumoral como algo no nocivo, dejarán que pase. Este mecanismo consiste básicamente en poder ‘‘engañar’’ al cuerpo haciéndolo pensar que la célula tumoral no es peligrosa y, por tanto, no debe ser atacada. La forma que tienen las células de ‘’ver’’ es mediante la unión de sustancias (u otras células) a sus receptores (una misma célula puede tener cientos de receptores diferentes en su membrana externa).
Si lo que se une al receptor de la célula se reconoce como propio o no peligroso, entonces se permitirá el paso, o no será atacado, situación que se da en el sistema inmunológico. Por tanto, lo que hacen estas células tumorales es la de ganar la capacidad de “disfrazarse” para engañar al cuerpo.
Una vez que la célula tumoral se establece en el cerebro, comienza a crear y rodearse de una serie de sustancias que van a hacer que el ambiente sea más cómodo para la célula y que se sea más fácil poder comenzar su división para generar la metástasis.
Síntomas de metástasis cerebral en cáncer de mama
Muchos de los casos de cáncer de mama con metástasis cerebrales se diagnostican a través de los síntomas y no mediante pruebas específicas. Se han realizado algunos estudios sobre la mejora del pronóstico a largo plazo si se realizasen pruebas rutinarias específicas para detectar la presencia de estas metástasis. Se concluyó que no hay una variación significativa en el pronóstico entre hacer este tipo de pruebas o no hacerlas.
Las metástasis se diagnostican con mayor frecuencia (hasta el 60% de los casos) cuando ya era conocida la presencia de un tumor primario. En un 30% de los casos, tanto el tumor primario como la metástasis cerebral se diagnosticaron al mismo tiempo, y en un 10% de los casos se diagnostica la metástasis cerebral antes que el tumor primario oculto.
Los síntomas más comunes
Los síntomas de las metástasis cerebrales en cáncer de mama aparecen en el 60-70% de los casos. Puede ser que un paciente experimente varios síntomas y otro paciente ninguno de ellos y, en su mayor parte, van a depender de la localización de las metástasis, del número de focos y de la velocidad de diseminación.
Los más comunes son dolor de cabeza, náuseas, mareos, deficiencias neurológicas locales (por la presión de la metástasis en una zona concreta del cerebro, pudiendo afectar al habla, la vista o la coordinación) y convulsiones. En menor proporción, los pacientes pueden presentar síntomas agudos parecidos a un derrame cerebral.
Es de vital importancia que los síntomas que pueda manifestar el paciente sean debidamente tratados para mejorar su calidad de vida. El tratamiento de referencia consiste en la extirpación de las metástasis en los casos en los que sea posible, o la radioterapia holocraneal con el fin de eliminar o reducir el tamaño. Los investigadores se están centrando cada día más en la búsqueda de tratamientos sistémicos efectivos que puedan llegar a controlar tanto el tumor primario, como las metástasis cerebrales.
¿Cuál es el pronóstico para el cáncer de mama con metástasis cerebral?
El cáncer de mama es la segunda causa de desarrollo de metástasis cerebrales tras el cáncer de pulmón. Entre el 10-16% de los pacientes desarrollan esta metástasis, y asciende al 20-36% si se incluyen los datos de autopsias (casos no diagnosticados). Estos porcentajes están subiendo de forma constante desde hace unas décadas.
Esto es debido principalmente al aumento de la supervivencia que se ha logrado tras el desarrollo de nuevas terapias sistémicas más eficaces para tratar los diferentes tipos de cáncer de mama. Y es que, las metástasis cerebrales, aparecen en etapas más avanzadas de la enfermedad, siendo normalmente detectadas tras otras metástasis en diferentes órganos, como pulmón y/o hígado (aunque no es del todo infrecuente que sean las primeras en detectarse, cerca del 12% de los casos).
¿Cuáles son los factores de riesgo?
La edad temprana del diagnóstico de un tumor de mama primario o un tumor de mama con metástasis se asocia a una mayor probabilidad de desarrollar metástasis en el cerebro. Por ejemplo, en un estudio con 2.248 pacientes, se reveló que la probabilidad de desarrollar metástasis cerebrales en pacientes menores de 35 años era del 20,5% frente al 7,8% para pacientes entre 36-59 años y 7,5% para mayores de 60 años. Por los resultados de otros estudios sabemos que, a pesar de que la edad es un importante factor de riesgo, y que las probabilidades de desarrollar esta metástasis van decayendo año a año, las pacientes más jóvenes suelen tener un mejor pronóstico y una supervivencia más larga.
En cuanto a los subtipos de receptores hormonales y HER-2, conocemos que, cuando los receptores hormonales son negativos se asocia con un mayor riesgo. Por el contrario, se ha establecido que HER-2 es un factor de riesgo cuando su expresión es positiva, siendo el subtipo más importante en cuanto al riesgo de aparición de metástasis cerebral. Otro caso que representa un mayor riesgo es el tipo triple negativo, es decir, que tanto HER-2 como los receptores hormonales sean negativos.
A pesar de que la incidencia de metástasis es menor en el triple negativo que en HER-2 positivo, los pacientes con triple negativo muestran un tiempo menor entre el diagnóstico del tumor primario y la aparición de la metástasis (22 meses frente a 30) siendo todavía mayor la diferencia cuando se trata de receptor hormonal positivo y HER-2 negativo (63,5 meses).
Dentro de las características histológicas del tumor, el tamaño en el momento del diagnóstico se ha relacionado también como un factor de riesgo. En general, si el tamaño del tumor es grande (mayor de dos centímetros) se asocia con una mayor probabilidad de desarrollar metástasis cerebrales (6,8% hasta los 10 años).
Pero, sabemos que la asociación es más fuerte cuando se tratan de forma conjunta el tamaño y el subtipo (sobre todo HER-2 y triple negativo). Es decir, que el tamaño tumoral es más relevante si coincide con los subtipos mencionados. La cantidad de ganglios linfáticos afectados también es un factor para tener en cuenta. El 8,5% de los pacientes con más de cuatro ganglios afectados, desarrollaron metástasis cerebral antes de los 10 años.
Por último, cuando el grado histológico (descripción de las células de un tumor atendiendo a lo parecidas que sean las células a las del tejido donde se desarrolla el tumor primario; si son parecidas, tendrán características de células normales y su división y diseminación será lenta, pero si no tienen casi semejanza, decimos que no están diferenciadas y que su división y diseminación es mayor) es más alto (grado tres o poco diferenciadas), hay un mayor riesgo que en grados histológicos más bajos, registrándose que un 6,8% desarrollaron metástasis cerebrales antes de 10 años.
Todos estos datos han sido extraídos de diferentes ensayos clínicos y otros estudios autorizados con grandes cantidades de participantes. No hay que caer en el error de observar cada dato o cada porcentaje de forma aislada, sino que hay que valorarlo como un conjunto. Tanto para conocer el pronóstico como la esperanza de vida, de la que ahora hablaremos, hay que prestar mucha atención a los especialistas médicos, ya que ellos son los que tienen los conocimientos necesarios para evaluar cada caso de forma precisa.
Tratamiento de las metástasis cerebrales
En general, el tratamiento puede ser local o sistémico.
El tratamiento local consiste en realizar cirugía de la metástasis, radiocirugía o radioterapia estereotáctica cerebral (Gamma Knife) y radioterapia holocraneal. La cirugía se realiza en pacientes con buen estado general, poca enfermedad cerebral y accesible quirúrgicamente. Por lo regular, la cirugía se complementa con radioterapia estereotáctica de la cavidad quirúrgica o radioterapia de toda la cabeza, según el caso.
En los casos en que no se pueda realizar cirugía de la lesión cerebral, se podría tratar con radiocirugía o radioterapia estereotáctica, que consiste en dar una alta dosis de radioterapia en una sola fracción de tratamiento, a una lesión determinada. Habitualmente, se tratan así los pacientes con poca enfermedad cerebral, con lesiones muy bien delimitadas y rodeadas de tejido sano.
En casos de enfermedad abundante, está indicada la radioterapia holocraneal, que consiste en irradiar todo el cerebro.
El tratamiento sistémico consiste en tratar la enfermedad cerebral con los fármacos con los que trataríamos cualquier otra metástasis. En función del subtipo de cáncer de mama se usan unos fármacos u otros. Tanto los tratamientos orales como los tratamientos intravenosos pueden encontrar dificultades para entrar dentro del parénquima cerebral. Esto es debido a la presencia de la barrera hematoencefálica, que filtra las sustancias que entran dentro del parénquima cerebral, y lo que en principio tiene una función protectora, en la práctica reduce el paso de fármacos al parénquima, convirtiendo el cerebro en un santuario para las células tumorales.
A la fecha, existen nuevas drogas para la enfermedad cerebral que se están evaluando en ensayos clínicos con muy buenos resultados y que probablemente serán aprobadas en el tratamiento de la enfermedad metastásica cerebral por cáncer de mama.
¿Cuál es la esperanza de vida en cáncer de mama con metástasis cerebral?
El desarrollo de una metástasis cerebral impacta significativamente en el pronóstico y en la calidad de vida de pacientes con cáncer de mama. La supervivencia de estos pacientes suele ser corta y está muy influida por el subtipo de tumor.
En este caso los tratamientos sistémicos (como la quimioterapia o las terapias dirigidas) han demostrado, hasta el momento, no tener una gran eficacia terapéutica, o al menos, no tanto como en otras metástasis o tumores primarios. Esto se debe a que la mayoría de ellos no son capaces de atravesar la barrera hematoencefálica entre la circulación sanguínea y el cerebro y, por tanto, no llegan a actuar donde deberían. Además, en caso de poder atravesarla, existen otros problemas añadidos que hacen que el fármaco pierda eficacia.
Debemos tener también en cuenta que, hasta hace poco tiempo, la mayor parte de los pacientes quedaban excluidos de los ensayos clínicos por el hecho de presentar metástasis cerebrales. Esto hace que la investigación en esta enfermedad no se haya desarrollado tanto como en otras. Pero, por suerte, se están comenzando a realizar ensayos para buscar tratamientos más eficaces y específicos, como el ensayo PHENOMENAL promovido por MedSIR (compañía dedicada a la gestión y desarrollo de ensayos clínicos en oncología).
Como hemos comentado antes, es difícil incluso dar una cifra aproximada sobre la supervivencia con metástasis cerebrales en cáncer de mama, ya que hay que contar con muchos factores como el subtipo o el tratamiento administrado.
Con esto, recalcamos de nuevo la necesidad de analizar todos los datos, en conjunto, disponibles de cada paciente por un especialista para obtener una idea más precisa.
Fuente: un artículo publicado en el portal conviveconelcancer.com
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