Los tumores son uno de los diagnósticos o afecciones más incomprendidos. Si bien nadie quiere que le digan que tiene uno, muchas personas no se dan cuenta de que un tumor no es más que un grupo de células anormales que forman una masa. Estas masas pueden llegar a ser muy grandes, pero también pueden ser tan pequeñas que incluso un grano o un lunar inusuales pueden considerarse como tales, por lo que los médicos a veces recomiendan que un dermatólogo los examine o los elimine.
Aparte del tamaño de un tumor, el aspecto más preocupante de tener uno es si es canceroso, también conocido como maligno. Afortunadamente, alrededor del 90% de los tumores no son cancerosos, también conocidos como benignos.
De los muchos tipos de tumores malignos o benignos que existen, los tumores cerebrales malignos se consideran entre los más raros. “Menos del 1% de la población será diagnosticada con un tumor cerebral maligno a lo largo de su vida”, anota la doctora Marissa Barbaro, neurooncóloga del Centro Oncológico Perlmutter del Hospital Langone de la Universidad de Nueva York en Long Island.
Aun así, comprender qué son los tumores cerebrales y cuáles son sus causas puede ser útil para tomar medidas para prevenirlos.
¿Qué es un tumor cerebral?
Al igual que cualquier otro tipo de tumor, los tumores cerebrales son un crecimiento anormal de células, cuya cantidad determinará, en parte, el tamaño total del tumor. En el caso de los tumores cerebrales benignos, estas células suelen crecer lentamente y no se propagan a otras áreas del cuerpo.
Por otra parte, los tumores cerebrales malignos pueden propagarse muy rápidamente y, a menudo, invadir las estructuras cerebrales circundantes. “Estos tumores tienden a ser más agresivos y pueden ser muy difíciles de tratar y erradicar”, sostiene la doctora Andrea Cercek, oncóloga gastrointestinal y codirectora del Centro de Cánceres Colorrectales y Gastrointestinales de Aparición Temprana en el Memorial Sloan Kettering Cancer.
La doctora Barbaro explica que existen dos tipos principales de tumores cerebrales: los tumores cerebrales primarios, “que son tumores que surgen del propio cerebro”; y los tumores cerebrales secundarios, “que son tumores que se propagan al cerebro a partir de un cáncer en otra parte del cuerpo como el cáncer de pulmón o de mama”. Los tumores secundarios son mucho más comunes que los tumores cerebrales primarios, “ya que solo aproximadamente 90.000 personas son diagnosticadas con un tumor cerebral primario cada año”, señala.
Independientemente de que un tumor cerebral sea primario o secundario, este puede llegar a ser problemático. Si bien los tumores cerebrales malignos son más alarmantes debido a que son difíciles de contener y pueden propagarse muy rápidamente, los tumores cerebrales primarios suelen ser más preocupantes que los tumores benignos descubiertos en otras partes del cuerpo.
Esto se debe a que, aunque crecen lentamente y no se propagan como lo hacen los tumores malignos, los tumores cerebrales benignos pueden comprimir distintas áreas del cerebro. “El cerebro controla todos los procesos que regulan nuestro cuerpo, incluidos el pensamiento, la memoria, la emoción, el tacto, las habilidades motoras, la visión, la respiración, la temperatura y el hambre”, subraya la doctora Julie Gralow, directora médica de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica. “Los tumores cerebrales pueden afectar todas estas funciones si una masa comienza a ocupar espacio dentro del cráneo y aumenta la presión sobre el cerebro. Esto puede provocar afecciones neurológicas como debilidad muscular o parálisis, problemas del habla y convulsiones”.
Debido a esto, los médicos generalmente recomiendan extirpar quirúrgicamente tanto los tumores cerebrales malignos como los benignos, una vez descubiertos.
¿Qué causa los tumores cerebrales?
Muchos de los factores que contribuyen a la formación de un tumor en cualquier otra parte del cuerpo pueden contribuir a la formación de un tumor cerebral. Un factor significativo está relacionado con la edad, ya que se ha demostrado que el sistema inmunológico se deteriora a medida que envejecemos y la disminución de la salud inmunológica significa que es menos probable que las células tumorales sean identificadas y eliminadas. Esta es la razón por la que los tumores cerebrales son mucho más comunes en adultos mayores que en los individuos más jóvenes, y por la que las personas con trastornos del sistema inmunológico también son más propensas a desarrollar tumores cerebrales.
Aunque todavía se necesitan más investigaciones, los factores ambientales, como la radiofrecuencia, las ondas electromagnéticas y la contaminación del aire, así como la exposición relacionada a toxinas ambientales, también pueden jugar un rol en su aparición. Pero el factor de riesgo ambiental que se entiende con mayor claridad “es la exposición a la radiación ionizante, especialmente a una edad temprana”, dice Barbaro. “Por ejemplo, los niños que recibieron radiación en la cabeza como parte del tratamiento de un cáncer infantil como la leucemia, o las personas que han estado expuestas a un desastre nuclear“.
Gralow afirma que los antecedentes familiares y la genética pueden aumentar el riesgo de desarrollar un tumor cerebral. Asimismo, puede influir el hecho de que una persona haya sufrido una lesión cerebral anteriormente. Las investigaciones muestran que la dieta también puede influir.
¿Se pueden prevenir los tumores cerebrales?
Si bien no es posible prevenir por completo la aparición de un tumor, existen ciertas medidas que pueden reducir el riesgo de desarrollar un tumor cerebral. Entre ellas, se incluyen evitar el tabaquismo y la exposición excesiva a la radiación, además de mantenerse alejado de cualquier peligro ambiental. Los niños y las mujeres embarazadas también deben evitar la exposición a la radiación, como las tomografías computarizadas en la cabeza, a menos que sea absolutamente necesario, sugiere la Sociedad Estadounidense del Cáncer.
También es importante mantener fuerte el sistema inmunológico. La salud inmunológica se puede mejorar durmiendo lo suficiente, minimizando el estrés y comiendo una dieta equilibrada.
¿Cómo se detectan habitualmente los tumores cerebrales?
Cuando los tumores cerebrales no se previenen y terminan formándose, algunos síntomas que pueden llevar a su detección incluyen problemas del habla, debilidad o entumecimiento en un lado del cuerpo, dolores de cabeza frecuentes, cambios en la visión y pérdida del equilibrio o sensación de inestabilidad. Si estos síntomas persisten o aumentan, Gralow dice que es conveniente visitar al médico.
Una vez que se descubre un crecimiento de células en el cerebro o alrededor de él, se determina la malignidad mediante un informe patológico o una biopsia, apunta Barbaro. “Cuando esto ocurre, se realizan pruebas moleculares avanzadas y otros análisis patológicos detallados en el tejido, que determinan el tipo específico de tumor y la agresividad con la que se espera que se comporte”.
Fuente: un artículo de Daryl Austin publicado en el portal www.usatoday.com
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