Gracias a la ciencia, las relaciones entre las funciones biológicas y psicológicas se vuelven cada vez más claras. Un nuevo estudio publicado en la revista Nature señala que la neurotensina, un neuropéptido de nuestro organismo, juega un papel clave en los recuerdos. La evidencia sugiere que esta sustancia sería la responsable de decidir si un recuerdo es positivo o negativo.
En el experimento, se evaluó la respuesta emocional de ratones de laboratorio a los cuales se les inhibió el neuropéptido. Los resultados de la investigación podrían ayudarnos a comprender por qué hay personas que retienen más las experiencias negativas. Por lo tanto, es posible que estemos ante una nueva manera de entender alteraciones como la depresión y ansiedad.
¿Qué es la neurotensina?
Como mencionamos antes, se trata de un neuropéptido, es decir, una molécula formada por aminoácidos que influye en el sistema nervioso. En el caso de la neurotensina, se sabe que participa en la segregación de dos hormonas: prolactina y hormona luteinizante. La prolactina es una hormona que estimula la producción de leche en las glándulas mamarias de los mamíferos. También cumple diferentes papeles en la reproducción y función sexual masculina y femenina.
Por su parte, la hormona luteinizante promueve la secreción de progesterona en la mujer y la ovulación. Mientras que en el hombre favorece la producción de testosterona, por ende, juega un papel fundamental en el desarrollo sexual.
Otras investigaciones señalan que es posible que este neuropéptido influya de forma importante en la absorción de grasa. Por tal razón, puede ser un marcador importante a considerar para evaluar el riesgo de obesidad y contrarrestarlo. Con base en todos estos datos, vemos que la neurotensina es una sustancia bastante importante en el organismo.
En esta misma línea, siendo un neuropéptido, no es ninguna sorpresa que se encuentre en el cerebro. Sin embargo, no fue hasta este año que se confirmó que dicha sustancia influía sobre los recuerdos. De acuerdo con la nueva investigación, este neuropéptido tiene un rol crucial en la valencia que le asignamos a las memorias. Por lo tanto, podría tener un papel clave en la forma en que aprendemos y modificamos nuestra conducta.
Las emociones en el proceso de creación de recuerdos
Hoy en día, sabemos que todos los procesos psicológicos guardan relación los unos con los otros. Por ejemplo, a través del lenguaje, los psicólogos podemos evaluar si una persona presenta alguna alteración del pensamiento. En este sentido, dos funciones que guardan una relación cercana son la memoria y emociones.
Por lo general, cuando pensamos en nuestras experiencias del pasado, podríamos clasificarlas como “buenas” o “malas”. En el momento en que creamos un recuerdo, nuestro cerebro le asigna un valor emocional al mismo. Dicho proceso es posible gracias a la acción de la amígdala que participa en las reacciones emocionales. De hecho, se dice que la amígdala es la principal responsable del aprendizaje emocional.
Siguiendo esta línea, el nuevo estudio de Nature explica que esta función de la amígdala es posible gracias a la neurotensina. En el experimento, se tomaron ratas de laboratorio con el fin de evaluar el rol del neuropéptido en la valencia de los recuerdos. Mediante el uso de tecnología de edición genética, se eliminó el gen del neuropéptido en las neuronas de la amígdala basolateral (ABC).
Una vez que se realizó este proceso, los roedores se sometieron a un ensayo de condicionamiento conductual. La idea era evaluar si la ausencia del neuropéptido influía en cómo se asociaban ciertos estímulos con experiencias positivas o negativas. Tras analizar el comportamiento de los ratones, se dieron cuenta de que estos no podían asociar el primer estímulo con algo placentero.
Sin embargo, el segundo estímulo que se vinculaba con algo desagradable sí quedó bien asociado en su memoria. De hecho, se reforzó de una forma mucho más intensa de como lo haría en circunstancias normales.
La neurotensina en los recuerdos
Luego de analizar la conducta de los roedores, los científicos se dieron cuenta de que la ausencia de neurotensina les impedía crear “recuerdos positivos”. Esto significa que su cerebro no era capaz de asociar ciertas experiencias con cosas agradables, aun cuando obtenían beneficios. Debido a eso, se concluyó que el neuropéptido participa en el proceso de asignar un valor positivo a las memorias.
Además de eso, parece ser que la ausencia del neuropéptido revela la tendencia del cerebro hacia el miedo. Cuando no está presente, las experiencias negativas cobran mucha más fuerza, lo que indica que el cerebro les da más peso. Según los investigadores, esto puede guardar relación con el proceso evolutivo.
Recordemos que el miedo es una emoción que surge ante situaciones que representan una amenaza potencial. En muchas ocasiones, el miedo puede hacer que nos alejemos de cosas peligrosas y así proteger nuestra integridad. Así, el cerebro se adaptaría para recordar con más intensidad experiencias atemorizantes con el fin de preservar la vida.
Implicaciones de la investigación
A pesar de que se trata de un estudio en animales, los resultados podrían servir para explicar la conducta humana. Los trabajos sobre el estrés postraumático, la ansiedad y la depresión parecen revelar que algunas personas son más vulnerables a las experiencias negativas. Esta sensibilidad particular a lo negativo podría relacionarse con la acción del neuropéptido en sus amígdalas.
Sería posible pensar que las personas que sufren alguno de estos trastornos presentan concentraciones más bajas del mismo. O que quizá ocurre algo en las neuronas de sus amígdalas que dificulta la acción de esta sustancia en la formación de recuerdos. Sin embargo, tendremos que esperar nuevas investigaciones que pudieran arrojar más luz sobre estas preguntas.
Fuente: un artículo de Ebiezer López publicado en el portal www.psicoactiva.com
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