El seguimiento médico es un proceso de atención sanitario que prosigue a una intervención diagnóstica o terapéutica, con el objetivo de finalizar el episodio de atención iniciado para conseguir la completa recuperación del paciente, o de mantener un estado de salud satisfactorio en enfermedades crónicas.

Las consultas de seguimiento son especialmente útiles para detectar de forma temprana nuevos problemas de salud, o complicaciones durante el curso de la atención.

Este proceso puede realizarlo el mismo médico tratante, centro especializado o equipo sanitario que ha iniciado el episodio de atención, o bien puede derivarse a otro profesional de la salud de acuerdo a la conveniencia del paciente.

Durante el seguimiento se realizan actividades médicas preventivas, diagnósticas, terapéuticas o rehabilitadoras para comprobar y favorecer la correcta evolución del paciente. Las características del seguimiento médico son muy variables, y dependen tanto de la intervención inicial aplicada como de la situación del paciente en cada momento. También influye la historia natural de la enfermedad, así como los recursos sanitarios humanos y materiales disponibles.

Compartimos hoy el testimonio de William Ramshaw —un sobreviviente de cáncer— quien a través de sus libros y artículos comunica consejos prácticos que buscan ayudarnos a superar las temidas citas médicas de seguimiento que en algunos casos suelen provocarnos temor o ansiedad.

Cinco pasos a considerar en su próxima visita de seguimiento oncológico

“No estoy seguro, pero apuesto a que sus citas de seguimiento de oncología resultan aterradoras”, afirma William Ramshaw. Habiendo sobrevivido al cáncer de páncreas durante siete años, donde muchos no ven dos y pocos ven cinco, he llegado a aceptar estas cosas como parte de mi rutina para mantener a raya mi cáncer y tal vez ver algunos años más.

Al igual que estar sentado en una sala de audiencias esperando a que llegue el juez vestido de negro para pronunciar mi sentencia, me he encontrado sentado docenas de veces en una de esas salas de examen beige demasiado estériles esperando a mi oncóloga más allá de lo aterrador. Dirá ella: “¡Tus escaneos se ven geniales!” o acaso se guiará por un presentimiento y sentenciará, “Vimos algo inusual y necesitamos realizar más pruebas”.

Para ayudarme a lidiar con el temor ante estas citas de seguimiento, hago cinco cosas para superarlos. He aquí un detalle de ellas que quizá puedan servirle.

Prepárese para lo peor

En mis días en la Marina, solíamos realizar un simulacro llamado “Prepárense para el choque”, lo que significa que el barco estaba a punto de recibir un misil. No es algo en lo que ningún marinero quisiera pensar, pero era parte de nuestro entrenamiento. Esperar y esperar a que lleguen y te avisen si las cosas están bien o si volverás al tratamiento “activo” se ha convertido en parte de mi vida. Si bien soy optimista por naturaleza, siempre supe que este podría ser el día. Por lo tanto, me preparo para lo peor y, por lo tanto, estoy feliz de escuchar las buenas noticias de que sigo libre de cáncer.

Conéctese con su médico especialista

Seamos sinceros. La mayoría de nosotros esperamos verlos tanto como deseamos reclinarnos en la silla de nuestro dentista. No es algo que nos guste, sino algo que toleramos. Me imagino que los especialistas no encuentran alegría en decirle a alguien que están en la etapa cuatro. Peor aún, esto debe desgastar su lado humano. Por eso, siempre les pregunto cómo les va. No para invadir su privacidad sin para crear un trato cercano; incluso también les pregunto por sus familias. Por mucho que enfrentemos desafíos, ellos también tienen desafíos. Si te ven como un amigo en lugar de un paciente más, apuesto a que harán un esfuerzo adicional o tal vez corran una maratón por ti. ¡Conéctese con su oncólogo!

Hágase cargo de “su” cita

En lugar de dejar que se hagan cargo de “su” cita, tómese el tiempo para escribir lo que ha sucedido desde la última vez que vio a sus médicos e infórmeles sobre lo relevante en lugar de responder robóticamente a su serie de preguntas. Al igual que en una cita en la que una persona habla todo el tiempo, si no participamos, el resultado puede ser menos que óptimo. Además de mejorar el resultado, esto demuestra que estamos involucrados en nuestra atención en lugar de esperar que sea nuestro médico quien nos acompañe durante la cita.

Su informe debe ser, como máximo, un resumen de un minuto de las cosas clave que sucedieron desde la última vez que estuvo en consulta. Con este fin, los anoto en un trozo de papel para asegurarme de no vaya a olvidar nada. Cosas como, “¿Visité a otro médico por un problema de salud?” resultan útiles. “¿He notado algo inusual?”. “¿Cómo estoy lidiando con mi vida?”.

El estrés del cáncer afecta todos los aspectos de nuestra existencia, no solo nuestra salud. Recuerda que vives contigo mismo las 24 horas del día, los siete días de la semana. Su médico o su enfermera especializada lo ve apenas durante unos minutos una o dos veces al año. ¡Hágase cargo de “su” cita!

Escriba sus preguntas

Con solo minutos para hablar con su especialista en cáncer, quien suele tener exceso de trabajo y, a menudo, es muy poco apreciado, descubrí que me ayuda escribir mis preguntas con anticipación. Como la mayoría, creo que puedo recordar todo, pero cuando no escribo mis preguntas, casi siempre olvido algo. De camino a mi coche, odio cuando digo en voz baja: “¡Chispas, me olvidé de preguntar…!”. Por ello: escriba sus preguntas.

Pregunte sobre los próximos pasos

Si bien esto puede parecer obvio, no lo es. ¿Quieren volver a verte en seis meses o en un año? ¿Hay algo que puedan recomendarle que haga para mejorar sus posibilidades de mantener a raya su enfermedad? Pregunte sobre los próximos pasos. Esto incluye si será preciso una rutina de ejercicios, una dieta específica o una nueva medicación de apoyo.

Ver a nuestros especialistas para un seguimiento no tiene por qué ser algo que toleramos, sino algo que esperamos con ansias. Como miembro clave de nuestro equipo de salud, ellos tienen un gran conocimiento sobre el cáncer que padecemos y lo que podemos hacer para mantenernos libres de una metástasis u otras complicaciones aún más serias.

Para aprovechar al máximo su próxima cita, prepárese para lo peor, conéctese con ellos, tome las riendas de “su” cita, anote sus preguntas y pregunte sobre los próximos pasos. Pero por sobre tenga presente que luchar contra el cáncer es un esfuerzo de equipo. Nuestros médicos pueden hacer mucho, sin embargo, necesitan que hagamos nuestra parte.

¡Siempre hay esperanza! Los animo a que busquen con serenidad una segunda opinión calificada e investiguen su tipo de cáncer en sitios web de renombre para descubrir qué nuevos ensayos y posibles tratamientos de vanguardia podrían explorar con la ayuda de su especialista de cabecera. En mi opinión, un paciente informado es un buen paciente.

Fuente: una reseña de William Ramshaw publicada en el portal www.curetoday.com

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