Cuando Aled Harris notó por primera vez que sus pupilas no se veían idénticas, no le dio importancia. Unos meses después, fue ingresado en el hospital por un tumor cerebral.

Harris compartió su experiencia en una publicación titulada Mis ojos empezaron a tener un aspecto genial: las pupilas lucen diferentes tamaños. ¡Resulta que es un tumor! La publicación recibió más de 17.500 likes.

“Decidí ignorarlo al principio porque después de buscar en internet, me di cuenta de que había muchas posibilidades de que no fuera algo grave”, declaró Harris a Newsweek. “Mis pupilas lucen parejas por lo general e incluso vuelven a la normalidad la mayor parte del tiempo, así que al inicio fue fácil olvidarme del asunto. Me dio algún que otro dolor de cabeza, pero eso le pasa a todo el mundo, me dije”.

Para estar tranquilo, Harris —poeta infantil—, visitó a un oftalmólogo en su hospital local. “Cuando fui, mis ojos estaban normales”, relata. “El médico me hizo algunas pruebas, encendió una luz para comprobar si había reactividad e indicó que mis ojos estaban normales. No hay de qué preocuparse. Vete a casa”.

“Eso calmó mis nervios durante unas semanas, pero después de un tiempo comencé a sentirme ansioso todos los días. Mis ojos todavía estaban raros, seguían moviéndose de forma extraña y no pude evitar sentir que algo andaba mal”.

Finalmente, Harris decidió volver al hospital. “La segunda vez, fui a consultar a un neurólogo”, apunta. “Mis ojos estaban funcionando bien cuando me revisó, pero él ordenó que me hiciera una resonancia magnética. Esta reveló el tumor”.

“Siempre recordaré haber visto la tomografía, el tumor resaltado en blanco. Parecía enorme. Mi corazón se hundió. En ese momento yo no sabía que se podía sobrevivir a los tumores cerebrales”.

De hecho, una exploración prolija del tumor cerebral de Harris mostró que se encontraba en una posición a la que se puede acceder a través de los senos nasales. El tumor era benigno. “No es cáncer”, puntualizó el médico. “El tratamiento es mucho más sencillo”.

Según el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, un tumor cerebral benigno es una masa de células que crece con relativa lentitud en el cerebro. Tienden a permanecer en un solo lugar y no se propagan como lo hacen los cánceres malignos. Sin embargo, según Johns Hopkins Medicine, los tumores cerebrales benignos pueden dañar y comprimir partes del cerebro y, dependiendo de su ubicación, pueden ser potencialmente mortales.

La mayoría de los tumores cerebrales benignos no regresan después de la cirugía.

Existen distintos tipos de tumores cerebrales benignos según el tipo de célula afectada y su ubicación en el cerebro. Los médicos no sabrán con certeza de qué tipo de tumor se trata hasta que se extirpe la masa.

“Me han realizado una serie de exploraciones, me han examinado los ojos y los nervios de la cara y la boca”, comenta Harris. “En el hospital donde me van a operar, los pacientes con problemas neurológicos cerebrales están bajo supervisión hasta la fecha de la cirugía. Así que he estado viviendo en una sala, donde las enfermeras y los médicos me controlan día tras día. Me operarán dentro de tres días”.

Al reflexionar sobre su situación, Harris ha logrado mantener una actitud positiva. “Tengo suerte en muchos sentidos”, afirma. “Mi tumor está en una posición a la que se puede acceder a través de los senos nasales (por la nariz). Este es un procedimiento más suave que una craneotomía (cirugía que implica cortar el cráneo). Las probabilidades de éxito son altas y, si bien siempre existen riesgos, para este caso suelen ser leves.

“Después de mi operación, debería empezar a sentirme mejor al cabo de unos pocos días. En unas semanas, todo volverá a la normalidad”.

Harris instó a cualquier persona que se encuentre en una situación similar a no ignorar sus preocupaciones sobre su cuerpo. “En mi caso, ser paranoico y confiar en mi cuerpo valió la pena y dio resultados positivos”, agrega. “Si tienes síntomas y te preocupa tu salud, creo que deberías ir a que te revisen. Un chequeo preventivo salva vidas: ¡No lo pospongas! Algo tan simple como las pupilas torcidas podría ser un indicador de algo más aterrador”.

Fuente: un artículo de Pandora Dewan publicado en el portal www.newsweek.com

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