La vitamina B12, conocida también como cobalamina, es esencial para la salud de nuestro cerebro. No obstante, una parte de la población sufre un déficit de este nutriente, provocando que de forma lenta, pero progresiva, experimentemos problemas de concentración, cambios de ánimo, etcétera. Asimismo, esta vitamina es clave para el buen funcionamiento de muchos procesos vitales.
En el cuidado de nuestra salud, esencialmente a través de la dieta, existen indicadores como los niveles de hierro, de potasio, de fósforo o de la vitamina C, a los que muchas personas les prestan atención. Ahora bien, la mayoría apenas hemos oído o leído casi nada de ese nutriente soluble esencial para el funcionamiento del cerebro, del sistema nervioso y para la formación de la sangre y la síntesis de determinados tipos de proteínas.
El gran problema de la vitamina B12 es que a medida que nos hacemos mayores sus niveles descienden de forma directa. Esto es así porque nuestro sistema digestivo se debilita y no la sintetiza de forma adecuada. Asimismo, no cuidar adecuadamente de nuestra alimentación, restringiendo mucho o eliminando ciertos tipos de alimentos, como las carnes, sin ingerir de otra manera los nutrientes que nos aportan, provoca que poco a poco la cobalamina altere muchos procesos básicos, tanto orgánicos como psicológicos.
Como curiosidad basta decir que una de las pruebas diagnósticas que piden muchos psiquiatras antes de tratar a sus pacientes es la de la vitamina B12. Saben bien que cuando una persona tiene en su sangre un nivel bajo de esta vitamina pueden aparecer diferentes alteraciones mentales.
Vitamina B12: indispensable para nuestra salud cerebral
Es interesante saber antes de nada que la vitamina B12 es la más compleja de todas las vitaminas. Es básica para nuestro desarrollo, y esencial también para llegar a edades avanzadas en buen estado físico y, sobre todo, mental. Ahora bien, hasta no hace mucho el déficit de esta vitamina se asociaba en exclusiva a un tipo de anemia, esa donde los glóbulos rojos son más grandes de lo normal y donde los pacientes experimentan graves calambres en manos y piernas.
Sin embargo, una deficiencia en este componente interviene (no determina) en la aparición de los trastornos de ansiedad y las depresiones. Podríamos decir por tanto que la vitamina B12 actúa como protector cerebral, y una falta de ella puede favorecer la aparición de los siguientes problemas:
Una deficiencia de vitamina B12 en las embarazadas pone en riesgo el correcto desarrollo cerebral del feto.
La vitamina B12 promueve la formación de serotonina, la hormona de la felicidad. Un déficit de ella puede favorecer que nos sintamos más apáticos, nerviosos o con mal humor.
Esta vitamina optimiza la función de las neuronas. Por tanto, si mantenemos un nivel más bajo de vitamina B12 durante un tiempo correremos un riesgo mayor de sufrir demencias, como el Alzheimer (recordemos: existe una correlación, pero no una causalidad directa).
Se sabe que las personas con esquizofrenia y autismo suelen tener un nivel bajo de vitamina B12.
Una carencia de este nutriente cursa con baja energía, falta de concentración, pérdidas de memoria, etcétera.
¿Qué podemos hacer para cuidar nuestros niveles de vitamina B12?
Antes de asumir o dar por sentado que sufrimos un déficit de vitamina B12, es conveniente consultar con nuestro médico o con un buen nutricionista. Serán los expertos quienes valoren en función de nuestra sintomatología y análisis diagnósticos si necesitamos o no recurrir a los suplementos vitamínicos.
Así, lo mejor en todos los casos será cuidar de nuestra alimentación. No obstante, algo que sí se sabe es que a partir de los 50 años empezamos a perder niveles de vitamina B12. Por tanto, nunca está de más tenerlo muy presente para hablarlo con un especialista y seguir una estrategia médica y alimenticia adecuada.
Ideas para aumentar los niveles de vitamina B12
Veamos ahora qué consejos podemos aplicar en nuestro día a día para mantener en nuestro organismo un nivel óptimo de vitamina B12. Recordemos que la cobalamina es un blindaje para el cerebro que cuida de nuestras funciones cognitivas y de nuestra salud psicológica. Por ello:
Procure aumentar el consumo de alimentos ricos en vitamina B12 tales como: ostras, almejas, pulpo, hígado de cordero, salmón, arenque, cereales de grano entero, atún, bacalao, langosta, queso, huevos y otros.
Evite tomar más de 2 o 3 tazas de café al día.
Los antiácidos y protectores de estómago suelen destruir la vitamina B12.
La aparición de parásitos intestinales dificulta la absorción de esta vitamina. No cuesta nada consultarlo con nuestro médico y seguir un tratamiento oportuno.
Podemos hacernos también la prueba de la bacteria Helicobacer Pylori. Su presencia resulta peligrosa para nuestra salud en muchos casos.
Para concluir, como podemos ver no es muy complicado ni costoso cuidar de nuestros niveles de vitamina B12. Basta con seguir una dieta variada y equilibrada y también con atender nuestra salud digestiva e intestinal para que nuestro organismo no degrade esta vitamina, y pueda por sí misma llevar a cabo sus valiosas funciones vitales.
Fuente: un artículo de Valeria Sabater publicado en el portal lamenteesmaravillosa.com
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