Atravesar la época de festividades viviendo un duelo no siempre resulta sencillo. Muchas personas tampoco entienden al doliente, lo cual acentúa el sentimiento de soledad.
Las festividades de Navidad y Año Nuevo son un motivo de alegría para muchos, sin embargo, para otros puede representar un momento de profunda tristeza, sobre todo cuando se ha sufrido la pérdida de un ser amado, bien sea por enfermedad u otra causa.
Bajo estas circunstancias, prevalece la angustia, el estrés y la desesperación, especialmente cuando se asoman los recuerdos. Si el deceso ha ocurrido hace poco tiempo, los sentimientos pueden ser más intensos e impredecibles.
Época de festividades viviendo un duelo
El duelo es una reacción emocional en el que el doliente siente aflicción debido a la ruptura de un vínculo afectivo. Es una respuesta adaptativa que se produce como reacción a la muerte de una persona amada.
De acuerdo con Erika Meza Dávalos, quien ha desarrollado un estudio sobre el proceso de duelo, el más doloroso, entre los diferentes procesos, es el que se refiere a la finitud de la vida y, a medida que transcurre el tiempo, se tiene un contacto directo con la muerte, la cual se vuelve más cercana.
Cuando fallecen amigos o familiares, esta pérdida enfrenta al resto con su propia caducidad y realidad inexorable. Tal como enfatiza la autora, una separación no mortal siempre deja abierta la esperanza del reencuentro, pero la muerte nunca. Algunas recomendaciones pudiesen resultar útiles para sobrellevar esta época de fiestas y celebraciones.
¿Cómo sobrellevar las festividades?
Algunas sugerencias para sobrellevar la época de festividades si se está viviendo un duelo, son las siguientes:
Expresar las emociones. En este caso, conviene manifestar lo que se siente, hablar sobre el dolor y no mantenerlo en silencio. Esto se puede hacer con amigos o familiares de confianza. Hablar con un especialista en salud mental puede ser lo más adecuado, ya que las personas allegadas, por muy buenas intenciones que tengan, no siempre saben cómo responder o cómo manejar estas situaciones de dolor y sus respuestas no siempre son las más asertivas.
Ser realista. Se debe ser consciente de que esta vez las cosas no serán iguales, así que las expectativas no pueden ser las mismas. Cabe preguntarse si se desea que las actividades que antes se realizaban aún se desean hacer o no. Si no se quiere acudir a ciertos lugares para evitar los recuerdos, se pueden hacer las compras ya sea por internet o teléfono. También se puede aceptar la ayuda de otras personas para decorar, comprar o cocinar.
Procurar rodearse de personas que le aman. Ellos comprenderán mejor que nadie los cambios que se desean hacer en las rutinas que se tenían para las fechas festivas.
Evitar aislarse. Aunque quiera cancelar a último momento, evite hacerlo. Es necesario estar a solas, pero esto se puede equilibrar integrándose a algunas actividades y así evitar los pensamientos repetitivos sobre lo ocurrido.
Dar permiso al duelo. Este proceso es personal y se puede sentir rabia, alegría o tristeza. No hay una forma correcta o incorrecta de llevarlo. Si se sienten deseos de reír, esto no quiere decir que se ha olvidado al ser amado.
Hacer cosas por los demás. Abrirse al mundo y ayudar a otras personas puede ayudar. Se pueden hacer donaciones a otras personas necesitadas o invitar a otros a cenar. Si no se desea, también es válido.
Cuidar de sí mismo. Evitando consumir cantidades excesivas de alcohol, automedicarse o incurrir en otras prácticas nocivas. En lugar de ello, se puede escribir en un diario o salir a caminar.
Crear nuevos rituales. Muchos pueden sentir alivio conservando las tradiciones, pero otras personas pudiesen sentir la necesidad de cambiar todo para mitigar el dolor. En este sentido, puede pedir a alguien más que corte el pavo y anunciarlo con tiempo. Asimismo, disponer un arreglo de flores en una mesa en memoria del ser amado, visitar el cementerio, encender una vela para esa persona, escribirle un poema y luego leerlo, dedicar una plegaria o un servicio religioso para conmemorarlo; colocar su música preferida, plantar un árbol, colocar su foto cerca, entre otras.
Evitar la culpa. Recuerde: una parte de la persona se ha ido, pero la vida sigue y se deben replantear las emociones y sentimientos por aquellos que todavía quedan.
Pasar por alto la fiesta. Tal vez sea demasiado pronto para integrarse a una festividad, si no se desea participar en la fiesta, se le puede participar a los amigos y familiares. Es recomendable planificar otras actividades y compartir con alguien.
Apuntes finales
El duelo es un proceso personal, nadie puede decirle al doliente cómo sobrellevar el dolor ni cuándo debe terminar.
Por otro lado, no hay una ley que “obligue” a sonreír y ser feliz. El dolor es parte de la vida misma. Si solo se desea encender una vela y llorar, eso es válido, sin importar lo que los demás puedan decir o pensar. Al final, cada persona sabe lo que necesita.
Se puede planificar o pedir apoyo, pero celebrar no es obligatorio. Lo principal es tratarse bien, con delicadeza e integrar la nueva realidad como se pueda.
Fuente: un artículo de Isbelia Farias publicado en el portal www.psicoactiva.com
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